“Todo el que vote este domingo estará votando por la Asamblea Nacional Constituyente y reconociendo su poder”. Nicolás Maduro no está en las papeletas de las elecciones regionales que Venezuela celebra este domingo, pero con esta advertencia urbi et orbe dejaba clara cual ha sido, es y será su estrategia para aferrarse al poder: no piensa renunciar a la Constituyente como traje a medida impuesto a la fuerza para perpetuar el chavismo, y seguirá empleando el divide y vencerás para aprovechar la ruptura en el seno de la oposición venezolana.
En su intervención telefónica el miércoles en el programa ‘Con el mazo dando’ de la televisión estatal, el presidente venezolano recordó que la ANC ha decidido que todos los candidatos electos en los comicios están obligados a jurar su cargo y “subordinarse” a este organismo plenipotenciario formado sólo por miembros del aparato chavista. “Es un requisito sine qua non, ineludible”, subrayó.
La convulsa elección de la Constituyente es precisamente una de las razones que tienen a la oposición venezolana desorientada ante el nuevo test electoral del domingo. La MUD, principal plataforma opositora, decidió no concurrir a la ANC por considerar que los requisitos para los candidatos no tenían garantías y calificar de fraudulento el proceso y decidió apostar por la presión en la calle.
Tras meses de protestas y manifestaciones con más de 100 muertos por los choques con la policía y la represión, alcaldes opositores fugados o en prisión, la oposición llega a las regionales fracturada y ahora bajo la amenaza de tener que acatar a un organismo cuya legitimidad no reconocen.
Resultado incierto
Las encuestas apuntan a que los candidatos opositores de Unidad Democrática son favoritos en 15 de los 23 puestos a gobernador que están en juego. De confirmarse, sería un verdadero vuelco en el panorama de poder regional del chavismo y un gran golpe para Maduro, que desde 2012 controla 20 demarcaciones.
Sin embargo, las urnas pueden tener un invitado inesperado: la apatía de cierto sector de la población. Según una encuesta de la empresa Datanálisis, el 37% de los venezolanos no está en ningún bando: ni con el chavismo de Maduro, ni con la oposición. Aunque el mismo sondeo otorgue un arrollador 72% de rechazo al presidente venezolano, la oposición teme que la abstención pueda jugarles una mala pasada este domingo.
Tras la instalación de la Constituyente, que funciona como un cámara paralela al Parlamento controlado por la oposición, la presión de los manifestantes en las calles ha pinchado y la lucha de los venezolanos que quieren desalojar a Maduro ha dejado de ser portada en los medios de comunicación.
Hasta destacados figuras opositoras como Maria Corina Machado ha anunciado públicamente que no acudirá a votar, aunque ha pedido que su “decisión personal” no se interprete como una llamada a la abstención.
Sin embargo, la volatilidad de un país que se asoma al precipicio en lo político y en lo económico hace complicado hacer predicciones sobre lo que ocurrirá el domingo. Según los datos que maneja Datincorp, un 73% de los venezolanos está “totalmente” decidido a ir a votar. Una cifra alta que propiciaría un triunfo de la oposición.
El presidente de Datincorp, Jesús Seguías, apuntaba en una entrevista este miércoles en Unión Radio que a pesar de que el gobierno está tratando salir “fortalecido” del proceso electoral, “por la crítica situación del país, la oposición tiene capacidad de ganar en 18 gobernaciones”, aunque también advierte que los chavistas pueden retener algunas de las demarcaciones más emblemáticas. La disparidad de las predicciones se debe, según Seguías, al “voto oculto” que se ha detectado en las encuestas.