Maduro acusó a Portugal de "sabotear" el envío de jamones navideños a Venezuela. El Gobierno portugués rechazó las acusaciones y dijo que se trataba de un problema entre empresas privadas. Las empresas descartan responsabilidades y dicen que sin dinero no hay jamón y que Venezuela aún debe 40 millones de euros del suministro de carne de cerdo de 2016. Un culebrón luso-venezolano que ha conocido otra vuelta de tuerca más, cuando el ministro de Agricultura Urbana de Venezuela, Freddy Bernal, ha señalado que, al final, hay 2.200 toneladas de jamón retenidas en Colombia. ¿Dónde está el pernil de cerdo de los venezolanos?
El presidente de Venezuela había prometido entregar perniles de cerdo a seis millones de familias para las fiestas pero el alimento nunca llegó. Maduro acusó entonces a Portugal: "¿Qué pasó con el pernil? Nos sabotearon. Puedo decirlo de un país: Portugal. Compramos todo el pernil que había en Venezuela, pero teníamos que importar. Y así firmé la orden y los pagos pero nos sabotearon las cuentas bancarias, nos persiguieron los dos barcos gigantes que venían y nos sabotearon", dijo.
Ante las declaraciones del mandatario venezolano, el Gobierno luso se apresuró a desmentir las acusaciones. "El Gobierno portugués no tiene, seguramente, poder para sabotear el pernil de cerdo", dijo el ministro de Exteriores, Augusto Santos Silva. "El Gobierno no interfiere en las relaciones económicas entre empresas y no dio, ni podría dar, ningún tipo de instrucción a las empresas", señaló.
Para terminar de redondear la historia, Raporal, una de las empresas que suministran la carne de cerdo al país latinoamericano ha emitido un comunicado diciendo que Venezuela debe 40 millones de euros por la venta del producto en 2016 y que "no hubo cualquier tipo de boicot". Además, garantizaba no haber suministrado ningún tipo de producto al país este año y que se había reunido con el embajador venezolano en Lisboa en la misma mañana del jueves y éste se había comprometido a saldar la deuda hasta marzo de 2018.
Ya este viernes, y en un inesperado giro de guión, el ministro de Agricultura Urbana de Venezuela, Freddy Bernal, señaló que, al final, hay 2.200 toneladas de jamón en Colombia. "Informo a Venezuela que 2.200 toneladas de pernil están retenidas en Colombia", dijo Bernal en Twitter, señalando que, detrás de la decisión, estaría EEUU.
Lo cierto, es que hasta ahora nadie sabe dónde están los jamones que Maduro prometió regalarle a la población. Y el culebrón tendría hasta gracia si el país no pasara por una grave crisis de abastecimiento, que amenaza dejar a sus ciudadanos sin los productos más básicos.
"La peor Navidad"
"No hay agua, no hay comida, no hay dinero, no hay nada. Esta es la peor Navidad que han podido pasar muchas personas, hasta los niños", decía a EFE hace unos días Andrea Pacheco, ciudadana venezolana, durante una protesta.
Las manifestaciones se han sucedido a lo largo de los días en varios puntos del país, después de que fuera evidente el incumplimiento de la promesa por parte del Gobierno de hacer llegar a millones de hogares necesitados la caja de alimentos del Comité Local de Abastecimiento y Producción (CLAP). Los alimentos prometidos por el régimen consistían en la comida de Navidad y fin de año de las familias más pobres.
La situación se hace más dramática cuando se tiene en cuenta el precio del pernil en el mercado. Un kilo y medio de producto cuesta lo mismo que el sueldo mínimo (salario más bono de alimentación): unos 450.000 bolívares. Al cambio oficial son 113 euros. Pero en el mercado negro, que es, de hecho, el que rige la vida cotidiana, la cifra se reduce a 3,7 euros.
En el plan gubernamental de venta de alimentos subsidiados, el kilo cuesta 10.000 bolívares, por lo que si no es entregado por esa vía el producto es inalcanzable para muchos venezolanos.
Las sucesivas contradicciones en el tema han hecho saltar las alarmas de posible corrupción. Ya en mitad de diciembre, 180 personas fueron detenidas por desvíos en la distribución de alimentos provenientes de los CLAP. Freddy Bernal anunció entonces que, entre los detenidos, figuraban funcionarios de la policía, empresarios e integrantes del CLAP.
Millones de familias dependen de las cajas y bolsas de comida subsidiada que reparte el Gobierno ante la explosión de precios y la caída del poder adquisitivo en Venezuela. El país, en hiperinflación desde octubre, cierra el año con una inflación acumulada de más del 2.000 %, según cifras del Parlamento. La escasez es generalizada, falta comida, agua, gas y electricidad y, ante las manifestaciones, Maduro ya ha pedido "mano dura". "El que haga armas contra la república, que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana se encargue de él con todo su poder de fuego", dijo.
La oposición, que no se ha personado en ninguna de las protestas, ha hecho un mea culpa y ha reconocido no haber "sabido acompañar en las últimas semanas" el "sufrimiento" de los venezolanos que han salido a la calle estas Navidades, reconociendo que "nunca antes en su historia republicana, Venezuela había tenido un final de año tan triste y doloroso, y un comienzo de otro tan difícil y peligrosamente incierto".