Con la muerte de Dolores O'Riordan, de los Cranberries, algunos se escandalizaron con la portada del tabloide mexicano Metro. Al lado de la foto de una youtuber brasileña en bañador que ha tenido un problema en un aumento de glúteos, la cantante salía con una guitarra roja en plena actuación y sobreimpreso, “Ya es zombi”, una referencia tanto a su fallecimiento como a su tema más conocido.
A quien le haya parecido fuerte es que no conoce la nota roja mexicana. El día de los atentados del metro de Bruselas de 2016, la portada fue la imagen de dos víctimas llenas de ceniza y visiblemente jodidas con el titular de “La cosa está... de la belga”, sinónimo de “estuvo horrible”.
El escaparate
Metro suma, junto con sus hermanos conceptuales La Prensa y El Gráfico, 756.000 ejemplares diarios en la Ciudad de México. Hay que juntar siete de los principales periódicos tradicionales para alcanzar esa cifra. De bajo precio, sus páginas son un paseo somero por la actualidad, más exhaustivo por los deportes, con unas páginas de anuncios clasificados y algunas fotos de mujeres ligeras de ropa. La parte más sangrienta llega con los crímenes y los accidentes de tráfico. En un país que, entre enero y noviembre de 2017, tuvo 112 homicidios al día, hay para escoger.
“La portada y la contraportada son nuestro escaparate, las páginas más importantes, todos los días hacemos juntas para lograr la más crítica, impactante o novedosa posible”, explica Arturo Sánchez, editor de Metro y antiguo reportero de nota roja, “sabemos lo que le gusta al lector y lo que le impacta”. Según sus estudios de mercado, es un varón heterosexual, con estudios hasta el equivalente mexicano a Formación Profesional y tiene un nivel socioeconómico más alto que el de La Prensa o El Gráfico. Metro no tiene página web.
El viernes de la semana pasada, por ejemplo, la portada de Metro y El Gráfico era para un tren de maíz que descarrilló en Ecatepec, uno de los municipios más violentos del Estado de México, y mató a cinco personas de la misma familia. “Les dió en su 'mais'”, titula Metro. Dentro, un usurero colombiano, un pasajero de autobús y una tía y una sobrina, todos muertos a tiros en diversos eventos. Una narco pancarta en un puente de Puebla, una fosa con dos secuestrados, un líder político herido de bala. También hay espacio para la actualidad internacional y el bebé muerto en un atropello en Copacabana, Brasil, con el titular “Con ritmo de samba”.
“Buscamos siempre provocar. Somos fieles a nuestro estilo, pero lo que hacemos es periodismo serio, no solemne. Esa es nuestra forma de trabajar, nuestra idea, no queremos hacer algo aburrido”, comenta Sánchez, “jugamos con el lenguaje, el doble sentido, con el albur, usando el calambur, el retruécano”.
Un negocio increíble
Que este género es un negocio increíble en México se prueba en que las casas editoriales combinan en su portafolio de medios de prensa seria con nota roja. Metro comparte casa y redacción con Reforma y El Gráfico con El Universal. Su precio, siempre menos de 10 pesos / 50 céntimos de euro, los convierte en medios para las clases populares. Es común que los limpiabotas tenga un ejemplar para sus clientes.
Este tipo de prensa tiene una tradición muy fuerte en México. La Prensa, por ejemplo, fue fundado como un periódico tradicional en 1928 y, al ver el interés por la nota policiaca, pivotó su enfoque y fueron los primeros en poner fotografías explícitas. En los 60 llegó el semanario Alarma!, que tuvo una sección llamada Mujercitos!, donde contaban historias de homosexuales y travestis desde una óptica poco edificante. Este semanario tuvo un hijo, Casos reales!, una publicación que adaptaba los casos al formato fotonovela, con un componente sexual muy fuerte.
Pese a su enorme éxito, fue cerrada de 1986 a 1991 por una ley contra la pornogafía. Tuvo una vuelta con menor éxito y bajó la persiana definitivamente en 2014. En 2006, cuando el presidente Felipe Calderón declara la guerra al narcotráfico y comienza este periodo de sangre y crueldad, el género tiene un auge con las características que hicieron fuerte a Alarma!: imagen fuerte en portada, humor negro y juego de palabras en el titular y por toda la publicación.
"El revolcón de sus vidas"
Hasta un conocido fue una vez portada del diario de nota roja de su Estado natal, Mérida. Él y un amigo tuvieron un aparatoso accidente, con vuelco de coche incluido. Por suerte salieron ilesos y cuentan que, los primeros en llegar no fueron ni la policía ni la ambulancia sino los reporteros. Al día siguiente la imagen del vehículo dado la vuelta era portada con el titular “El revolcón de sus vidas”. Para llegar antes que nadie hacen base en estaciones de policía o de la fiscalía y conducen motos de cilindrada alta.
“Nos pueden criticar por la forma en que presentamos la información, pero no por la información. Yo a la gente que nos critica no les diría nada, ya que trabajo para mis lectores, no para mis detractores. Es mi estilo, es lo que hago y si no te gusta no voy a cambiar por ti”, conluye Sánchez, “cuando matan a la redacción de Charlie Hebdo todo el mundo se solidariza con ellos, pero cuando empiezan a su línea les vuelven a atacar. Ellos tienen su estilo, nosotros el nuestro, pero todo es periodismo”.