La entrada en prisión de Lula este sábado por su supuesta participación en el macrocaso de corrupción de Petrobras hundió no solo al Partido dos Trabalhadores (PT) sino a todo el electorado de izquierda brasileño que se ha quedado huérfano de su principal candidato.
Pese a que el PT insiste en que Lula será el candidato a las elecciones de octubre, es casi imposible que el Tribunal Superior Electoral decida a su favor cuando el partido le presente como candidato, algo que deberá ocurrir en agosto. Nada impide al PT presentar la candidatura de Lula aunque esté en la cárcel, pero, una vez presentada, es casi seguro que el Tribunal Electoral decida desestimarla por la ley 'Ficha Limpa', que dicta que un candidato condenado queda automáticamente inhabilitado para el ejercicio político durante ocho años.
Así, el principal favorito a las elecciones de octubre -un sondeo del Datafolha de inicios de año le daba la victoria incluso después de ratificada su condena en segunda instancia- quedaría fuera de la carrera presidencial. La estrategia del PT parece ser alargar al máximo la ilusión de Lula como candidato y apostar por la transferencia de votos en el último minuto.
La estrategia no es fácil de llevar a la práctica porque en el partido no hay un heredero claro de Lula que tenga su carisma y su fuerza ante los votantes. “No existe un consenso interno sobre su sucesor. Por una parte está Fernando Haddad, muy cercano a Lula pero sin proyección nacional; y por otra está Jacques Wagner, con mayor proyección pero cuyo nombre ha aparecido en procesos judiciales que pueden ensuciar su candidatura”, explica Adrian Gurza, politólogo y profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Sao Paulo.
Además, es difícil de prever el resultado de una transferencia de votos hecha a partir de la cárcel. “Una cosa es que Lula hubiese hecho campaña en la calle, cerca de la gente, con una persona al lado para la que estaría pidiendo el voto, donde sí es creíble que gran parte de sus votantes accedieran a ello. Pero otra cosa es hacerlo a desde la cárcel, con las limitaciones que eso conlleva”, explica el politólogo.
El PT se encuentra, de este modo, ante una encrucijada difícil de solucionar: necesita un candidato que pueda ganar las elecciones pero recular en su estrategia de presentar a Lula como su única opción sería asumir desde ya su condena y facilitar el encarcelamiento del expresidente.
Posible alianza de izquierdas
La opción de la izquierda podría pasar por una candidatura conjunta de los varios candidatos, algo que tampoco parece probable, o al menos fácil. Pese a que todos los movimientos de izquierdas han salido estos días en defensa del expresidente brasileño, sus líderes destacan que la unión se hace alrededor de la defensa de Lula y que nada tiene que ver con una estrategia de alianza política. “En este momento no nos parece que exista espacio para una decisión de este tipo “, dijo Juliano Medeiros, presidente nacional del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), cuyo candidato es Guilherme Boulos.
Junto con Manuela d´Avila, del Partido Comunista (PC), Boulos estuvo apoyando a Lula durante su discurso antes de entregarse a las autoridades. El expresidente les abrazó a los dos y les dedicó algunas palabras de la declaración. “No sirve de nada impedirme andar por este país porque hay millones de Boulos, de Manuelas, de Dilmas Rousseff para andar por mí”, recalcó ante miles de personas. Esta actitud fue recibida como un intento de tender puentes y unir a la izquierda en las próximas elecciones, aunque también generó algún recelo ante la posibilidad de dispersar votos hacia esos dos candidatos, en el caso de que la izquierda no llegue a un acuerdo.
“Pese a que estaban presentes en el discurso, Lula no les nombró a ninguno como candidatos. No hubo ningún momento en el que apuntara hacia un sentido único. Ahora mismo los partidos de izquierda se están debatiendo entre presentar una candidatura conjunta o decantarse por perseguir un crecimiento individual y son muy cautos”, señala Gurza.
Una de las principales dificultades sería elegir el cabeza de lista. Ciro Gomes, el candidato por el Partido Democrático Trabalhista (PDT), parece ser el que mejor posicionado está para asumir el liderazgo, pero su nombre está lejos de generar consenso. “Ciro tiene una mayor intención de voto, una estructura de partido mejor montada, una mayor trayectoria política, una visión más amplia y un programa más asentado pero es una figura muy polémica, con algunas declaraciones desafortunadas sobre Lula”, analiza el politólogo.
Si al final Lula agota sus recursos y se ve abocado a cumplir la condena y si la izquierda no logra ponerse de acuerdo para una candidatura conjunta, Gurza tiene claro que no será un candidato de izquierdas el que más se beneficie de los votos de Lula. “Más que el posible crecimiento de uno de los políticos de izquierda, quien ganará con esto es la derecha, que por primera vez desde 1989 se vería en unas elecciones cuyo principal contrincante no es un partido de izquierdas”, explica.
De hecho, la misma encuesta de Datafolha señalaba que, en un escenario de elecciones sin Lula, el líder de las votaciones sería Jair Bolsonado, del Partido Social Cristão, un político homófobo, racista y misógino, al que muchos apellidan el Trump brasileño. “Sin Lula como candidato, el sistema de partidos queda desestructurado y deja espacio para la derecha”, avisa. “Sería una gran oportunidad para la derecha y el centro-derecha en Brasil”.