¿Tendrá Venezuela un nuevo presidente? ¿Habrá alguien capaz de derrocar al régimen chavista? La respuesta de las encuestas tienden al no y señalan que Nicolás Maduro será reelegido en las elecciones presidenciales convocadas para este domingo. Con el boicot de la oposición a unos comicios tildados de "poco creíbles" por buena parte de la comunidad internacional y con un país ahogado por la hiperinflación, Henri Falcón, Javier Bertucci y Reinaldo Quijada se erigen como los únicos candidatos que se atreven a desafiar en las urnas al sucesor de Hugo Chávez. Pero ¿de dónde vienen y qué defiende cada uno?
Falcón, el enemigo común
El principal rival de Maduro es Henri Falcón (1961), un militar retirado que ha saltado del chavismo a la oposición y ahora emprende un nuevo camino en solitario. El líder fundador de Avanzada Progresista no ha tenido reparos en hacer y deshacer alianzas a lo largo de su carrera política, en la que ha sido elegido dos veces gobernador del estado de Lara, en el oeste de Venezuela.
Pasó de las filas de los precursores de la revolución bolivariana a integrar la cúpula de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), la mayor alianza antichavista, e incluso fue el jefe de campaña de Henrique Capriles en 2013. Su posición dentro de la dirección de la MUD siempre ha sido vista con reservas por sus compañeros de plataforma, no tanto por sus orígenes chavistas como por ser considerado un moderado que duda en respaldar las posturas de sectores más radicales, como el de Leopoldo López.
Su decisión de presentarse a la Presidencia, para lo que desobedeció la decisión de la MUD de no participar en los comicios, lo rescató de uno de los últimos puestos en la listas de popularidad, según la demoscopia –le otorgan una intención de voto del 25-45%–, hasta llegar a ser el primer opositor con respaldo popular que aspira a convertirse en jefe de Estado electo este domingo.
Falcón se postula como el político de la “transición”. Defiende la democracia y su discurso está dirigido a los desencantados del chavismo –“tenemos a un presidente que traicionó a su propio movimiento”, asegura– y a combatir la abstención que reclama la MUD: “¡Cuidado si estas no son las últimas elecciones democráticas en Venezuela! Hay sectores que están equivocados, están convocando a la nada, están convocando al agravamiento de la crisis”, defendió el candidato en uno de sus últimos mitines.
Bertucci, el pastor que reparte platos de sopa
Antes de ser candidato a la Presidencia de Venezuela, Javier Bertucci (1969) solo era conocido en el ámbito evangélico, donde ejercía de pastor de la Iglesia Cristiana Maranatha. Ahora, situado en tercera posición por las encuestas, asegura ser el mayor rival de Maduro, que ha convocado estas elecciones a su antojo, y contar con el apoyo de Dios. Durante la campaña ha afirmado que, de ganar, va a “cambiar la política por los valores cristianos". Quiere una Venezuela de devotos.
Bertucci ha centrado su discurso en la crisis económica y social que vive el país y ha defendido continuamente que "el pueblo pasa hambre". Por eso, su equipo se ha dedicado a repartir platos de sopa en barriadas populares. El candidato de Esperanza por el Cambio también propone la apertura de un canal humanitario ante la escasez de medicinas y alimentos o la reactivación del aparato productivo nacional solicitando créditos multilaterales y creando marcos legales que incentiven las inversiones. También apuesta por optimizar las empresas básicas y petroleras y la independencia de los medios de comunicación.
Bertucci, dueño de varias empresas de suplementos médicos y alimenticios, ha compaginado desde muy joven su devoción religiosa y el mundo de los negocios. Pero su vida no ha estado exenta de conflictos con la Justicia: en 2010 fue detenido por contrabando de petróleo –pasó tres meses en arresto domiciliario– y en 2016 su nombre apareció en los Papeles de Panamá. Supuestamente contrató los servicios del bufete Mossack Fonseca para ocultar ganancias en paraísos fiscales. Durante su campaña ha evitado pronunciarse sobre estos temas.
A pesar de ser nuevo en el panorama político venezolano, Javier Bertucci es un líder carismático cuyo apoyo ha ido creciendo paulatinamente y algunos analistas lo sitúan como un outsider que puede influir en el resultado final de las elecciones del domingo. El líder evangélico se ha transformado en el candidato inesperado.
Quijada, otro revolucionario desencantado
Reinaldo Quijada (1959), el aspirante al Palacio de Miraflores de más bajo perfil, es un amante del teatro y la literatura nacido en Suiza que apoyó a Chávez en sus inicios y ahora asegura que su candidatura busca devolver la moral a la política en su país. Este ingeniero electrónico y candidato por Unidad Política Popular 89 (UPP89) se ha lanzado a la Presidencia pese a que los sondeos le colocan en última posición y no se le ha visto hacer el menor esfuerzo por darse a conocer ni en anuncios televisivos ni en carteles propagandísticos y mucho menos ofreciendo mítines.
Quijada es hijo de un diplomático venezolano que formó parte de gobiernos y fue cercano siempre a las tendencias izquierdistas con las que el hoy candidato tuvo un acercamiento en sus tiempos universitarios. Este ambiente político se sintió sobre todo durante los 6 años que la familia estuvo exiliada en Italia e Inglaterra tras formar parte del intento de golpe de Estado contra el entonces presidente venezolano Rómulo Betancourt en 1962.
Amante de Wagner y Beethoven, Quijada también se ha mostrado crítico con el régimen bolivariano y sigue apoyando el proceso revolucionario: "El sacrificio del presidente Chávez se ha perdido en manos de esta gente", dijo Quijada en referencia al Gobierno de Maduro cuando presentó su candidatura el pasado febrero. "Lo que fue un sueño, una esperanza para enfrentar la exclusión social y la corrupción se ha perdido. Chávez ha sido traicionado", opinó. Por ello defiende tener la capacidad para ganarse el favor de los votantes chavistas descontentos con Maduro.