Nueva sacudida de Donald Trump al orden internacional. El presidente de Estados Unidos ha cancelado la cumbre con Kim Jong-un prevista para el 12 de junio en Singapur y ha recuperado el discurso belicista hacia Corea del Norte, a quien ha amenazado con un ataque militar si comete algún movimiento "estúpido o imprudente". Se acabaron las alabanzas al líder norcoreano y a su régimen. Las negociaciones entre ambos bandos se habían tensado tanto en los últimos días que a Trump no le ha temblado el pulso para volver a adoptar una política de máxima presión ante el fracaso diplomático.
"Nuestro ejército, que es de lejos el más poderoso de todo el mundo y se ha mejorado mucho recientemente, está listo para actuar cuando sea necesario. Estamos más preparados que nunca", ha señalado el presidente republicano en una comparecencia en la Sala Roosevelt pocos minutos después de que la Casa Blanca emitiese una carta anunciando la suspensión de la reunión. En ese comunicado, Trump señalaba la "tremenda ira y la hostilidad mostrada" por Pyongyang recientemente como causa del cambio de postura. "Creo que éste es un gran revés para Corea del Norte, y un gran revés para el mundo", explicó el magnate a los periodistas el mismo día que periodistas internacionales presenciaron la destrucción del centro de pruebas nucleares de Punggye-ri.
La decisión de Trump ha sido entendida por los analistas como una nueva victoria de la línea dura defendida por los 'halcones' de la Casa Blanca, como John Bolton. El consejero de Seguridad Nacional ha optado por presionar de forma contundente a Kim Jong-un para alcanzar una desnucelarización completa del régimen norcoreano. De hecho, Bolton ha defendido recientemente aplicar a Pyongyang el modelo de desmantelamiento del arsenal nuclear que se utilizó en Libia en 2003. Pero la sola mención del 'modelo libio', que terminó ocho años más tarde con los rebeldes asesinando a Muammar Gaddafi, ha sido entendido como una traición en Corea del Norte, que incluso amenazó con cancelar la cumbre. No están dispuestos a correr la misma suerte.
En este sentido, Trump afirmó hace unos días que lo que hizo Estados Unidos en Libia fue "diezmar" al país y confesó que solo aplicaría esa política si no llegaba a un acuerdo exitoso con su el líder supremo. Sin embargo, Trump confundió las medidas aplicadas en 2003 con la ofensiva aérea de Occicente y su apoyo a los insurgentes para derrocar a Gaddafi en 2011. Ahí fue cuando la cumbre entre ambos mandatarios dio un vuelco total y las negociaciones comenzaron a agrietarse.
Dos comunicados de altos cargos del Ministerio de Exteriores norcoreano en los últimos días como respuesta a la postura defendida por Bolton, pero también por el vicepresidente Mike Pence -Choe Son Hui, la viceministra, amenazó con una confrontación “nuclear” tras tachar de “ignorantes y estúpidas” las declaraciones de Pence- han sido "la gota que colmó el vaso" para cancelar la reunión y volver a las trincheras.
Ankit Panda, analista político en la revista The Diplomat, escribió una reflexión que resume bastante bien la sucesión de acontecimientos: “Hay una línea clara aquí: los comentario de Bolton sobre Libia levantan expectativas en Trump, que tropieza y amenaza a Corea del Norte con un cambio de régimen, lo que provoca que Pence defienda a Trump, lo que a su vez conduce a Pyongyang a atacar y que concluye con Trump cancelando la cumbre. La disfunción dentro de esta administración lleva finalmente al derrumbe de la reunión”.
A pesar de volver a refugiarse en un discurso duro y belicista, Trump dejó una puerta abierta al "diálogo" para reconducir la situación y rebajar las tensiones diplomáticas. "Corea del Norte tiene la oportunidad de terminar décadas de pobreza y opresión tomando el camino de la desnuclearización y uniéndose a la comunidad internacional. Espero que finalmente Kim Jong-un haga lo correcto no solo para él, sino para su pueblo, que está sufriendo enorme e innecesariamente. Estoy esperando". Sin embargo, cuestionado sobre si la cancelación de la cumbre aumenta el riesgo de guerra, el presidente de EEUU respondió: "Ya veremos".