El Gobierno de Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI) llegaron este jueves, tras semanas de arduas negociaciones, a un acuerdo que otorgará al país un préstamo de 50.000 millones de dólares de modalidad Stand-by con una duración de 36 meses y que exigirá reducción del déficit y la inflación.
Así lo explicaron el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne y el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, en una rueda de prensa en Buenos Aires, después de la reunión que mantuvo este jueves en Washington el Directorio Ejecutivo del FMI, en la que se confirmó la concesión del préstamo.
Argentina comenzó a gestionar este crédito a comienzos de mayo pasado, en medio de una crisis cambiaria que agitó la economía argentina e incrementó el nerviosismo de una sociedad atada a un peso con un valor ya de por sí en caída libre por la inflación.
"Estamos muy contentos porque nos va a permitir seguir recorriendo el camino hacia el equilibrio fiscal y finalmente desterrar este problema que tuvo Argentina durante 70 años, con algunas interrupciones breves, en los cuales gastó más de lo que ingresó y eso terminó con deuda, licuaciones y 'defaults'", dijo Dujovne.
Cómo funciona el préstamo
En línea con las condiciones generales de los acuerdos Stand-by, la devolución de cada desembolso se realizará en ocho cuotas trimestrales, con 3 años de gracia.
La tasa de interés será variable y dependerá de la evolución de la de del derecho especial de giro (DEG).
En un comunicado detallado, el Gobierno señaló que estima que el costo del préstamo será del 1,96% mientras los desembolsos acumulados no superen el 187,5% de la cuota argentina en el FMI (monto equivalente a aproximadamente 8.480 millones de dólares), de 3,96% si los desembolsos acumulados superan ese monto, y 4,96% si el crédito vigente se mantiene por encima de ese monto por más de tres años.
El plan, según desveló el Ejecutivo, "es consistente y sostenible económica, social y políticamente", y tiene como objetivo continuar restableciendo el "orden macroeconómico" con una "convergencia más rápida al equilibrio fiscal y reducción de la inflación" como ejes clave.
Tras el acuerdo, las nuevas metas de resultado fiscal primario serán de un descenso del 2,7% del producto interior bruto (PIB) en 2018 -frente al 3,2% de las metas previas-, un 1,3% en 2019 -frente el 2,2% anterior.
Asimismo, se prevé un equilibrio primario en 2020 -frente al 1,2% anterior- y un superávit del 0,5% en 2021. Esto significará, entre 2018 y 2021, una reducción acumulada del déficit de 3,1% del PIB, alrededor de 19.300 millones de dólares.
Asimismo, para reducir la inflación el plan refuerza el esquema de metas con tipo de cambio flotante y fortalecimiento de la autonomía del Banco Central.
Las metas de inflación son: 17% para 2019, 13% para 2020 y 9% para 2021.
Para reducir "en forma sostenible" la inflación será necesario, según el Ejecutivo, "fortalecer la situación patrimonial del Banco Central".
"El programa es innovador ya que protege especialmente a los sectores más vulnerables. En efecto, se incluye explícitamente el monitoreo de indicadores sociales y, por primera vez en la historia en un programa con el FMI, una salvaguarda que permite incrementar el gasto social si el Gobierno argentino lo considerara necesario", remarcó el Ejecutivo.