"Por la forma en que me lo dijeron pensé que no la iba a volver a ver, pero yo me ponía de rodillas todas las mañanas y le pedía a Dios con todo mi corazón que nos reuniera, y sé que ella también lo hacía", le dijo la guatemalteca Angélica García a CNN tras reunirse con su hija de 8 años que no había visto hace 55 días, cuando fueron separadas por agentes policiales en la frontera estadounidense. "Perdóname por dejarte solita", le dice la madre al verla.
Como ellas, cientos de familias que fueron separadas en la frontera de México con Estados Unidos se han reunido en las últimas semanas, tras la firma ejecutiva de Donald Trump que pone fin a su política de "tolerancia cero", que le da un trato criminal a cualquier persona que cruce la frontera estadounidense ilegalmente, y dio pie a que niños fueran separados de sus padres y puestos en centros de retención mientras estos resuelven sus situación legal.
Pero reunir a todas las familias va a ser difícil porque una vez detenidos los niños y padres entran en sistemas diferentes: los padres son procesados en el Departamento de Seguridad Nacional, mientras que los hijos son clasificados como niños extranjeros no acompañados, y el Departamento de Salud y Servicios Humanos atiende sus casos. Se estima que el Gobierno de Trump ha creado más de 100 albergues a lo largo de todo el país para alojar a los niños, por lo que estos pueden estar muy lejos de sus padres.
“La separación permanente ocurre”, dijo a NBC News John Sandweg, el director de la agencia de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos entre el año 2013 y 2014. Aunque tanto a padres como hijos se les asignan números, ningún organismo del Gobierno los sigue como una unidad familiar, sino que cada niño es tratado como si cruzara la frontera por su cuenta.
"Hoy mismo yo fui al banco a sacar 5 cheques para 5 fianzas y cuando fuimos a migración no aceptaban ningún cheque, al contrario de lo que nos dijeron: si pagan la fianza las dejamos salir, ahora dicen que nosotros tenemos que comprar boletos de bus y avión antes de que salgan. Parece que migración está haciendo todo para dar problemas. Van a hacer todo para frustrar nuestro trabajo", le dijo a CNN Jonathan Ryan, del Centro de Refugiados e Inmigrantes de Educación y Servicios Legales (RAICES) que se dedica a ayudar a reunir a familias.
Para presionar a las autoridades, los estadounidenses organizaron una jornada de protestas el 1 de julio que sumó más de 700 marchas en el país bajo el lema "Mantengan a las familias unidas", pero mientras miles de personas se manifestaban en la capital, el presidente se encontraba en su club de golf en Nueva Jersey.