Es el milagro de Durango. De los 103 pasajeros que iban en el vuelo 2431 de Aeroméxico, que se estrelló el pasado martes, ninguno perdió la vida. José Manuel Pulgar Hidalgo, un asturiano que viajaba a Ciudad de México para hacer la conexión a España es uno de los supervivientes y también el responsable de salvar a cinco personas, entre ellas dos niños y el piloto.
"Pude ayudar a salir a más gente, a una señora, a un niño y al piloto –la persona que, en principio, ha sufrido heridas de mayor gravedad–; se hace lo que se puede y es como se actúa, de forma natural, ante una situación como ésta. De hecho, no fui la única persona que sacó a más heridos del avión", ha contado al diario El Comercio.
Postrado en una cama del Hospital Militar del Campo de Batalla 5 de Mayo de la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena), Pulgar, de 42 años, recuerda que, pocos minutos pasadas las tres de la tarde (hora local) ocupó el asiento 7B, al lado de una mujer mayor, con quien comenzó a hablar, ya que por delante tenía un vuelo de 1.50 horas.
"Iba todo puntual, todo correcto, apenas comenzaba a llover, no se veía un diluvio, pero luego me explicaron que se juntaron dos tormentas y hubo un viento arrachado", narra.
Recuerda que cuando el avión despegó, sintió un primer golpe muy leve, después uno más fuerte y un tercero que fue el que causó que todas las maletas se salieran de los compartimentos y que el avión comenzara a "desarmarse".
Señala que al mismo tiempo que veía que el avión ya se deslizaba sobre el terreno, comenzó a sentir calor en la espalda y después se dio cuenta de que había fuego, motivo por el cual de inmediato localizó una salida y se desabrochó el cinturón para intentar salir.
No obstante, Pulgar explicó a Efe que ya cuando estaba en la puerta del avión, "algo" le dijo que tenía que volver a por su compañera de asiento, que no podía salir por sí misma. Además, Pulgar ayudó a salir de la cabina al piloto del avión, Carlos Galván, y a un hombre a sacar del aparato a su mujer y a sus dos hijos. "Tal vez el hecho de ver a los niños y recordar que tengo hijos me hizo ayudarlo", comenta.
Ya fuera del avión, Pulgar acompañó al capitán "que estaba muy malherido; nos encontrábamos muy cerca del fuselaje y sentíamos el calor de las llamas", cuenta a El Comercio.
Pulgar llegó a Durango (México) el 26 de junio para asistir a la boda del hermano de su esposa, Fabiola Gómez Romero, una duranguense de 37 años, quien ahora "anda corre y corre" (a las prisas) para efectuar los trámites ante la aerolínea y la embajada.
Cerca de 20 personas hospitalizadas
El asturiano explica que viajaba solo de regreso a España porque el 1 de agosto tenía que presentarse en su trabajo, "pues las vacaciones habían terminado". En México se quedaban unos días más su esposa y sus dos hijos, de cuatro y ocho años de edad, respectivamente, ya que están de vacaciones en el colegio y volverán a las clases en septiembre.
Pulgar dice que no sabe cuándo le van a dar de alta porque si bien sus lesiones son leves, los militares que lo atienden "como rey" le aseguran que debe estar todavía en observación.
Ahora este asturiano esperará a recuperarse para regresar a España donde el trabajo lo espera, y aunque el solo hecho de pensar en el despegue del avión le da pánico, sabe que debe superarlo porque no puede quedarse en Durango.
Además de este asturiano, una veintena de personas se mantiene bajo cuidado médico por las lesiones sufridas en el accidente de este 31 de julio y el resto ha recibido ya el alta, explicaron las autoridades.