En una de las elecciones más polarizadas de la historia de Brasil, las papeletas del domingo se dividirán, según muestran todos los sondeos, entre Jair Bolsonaro, el candidato de ultraderecha del Partido Social Liberal (PSL), y Fernando Haddad, el candidato de izquierda del Partido dos Trabalhadores (PT). Si todo sale según las previsiones, los dos disputarán la presidencia en la segunda vuelta, el próximo 28 de octubre.
La división en torno a los dos candidatos pone de manifiesto la falta de presencia de un espacio más moderado en la política brasileña. No se trata de que no existan candidatos con una ideología centrista sino que ninguno de ellos tiene la capacidad de aglutinar a su alrededor la base electoral suficiente para tener una representación política importante.
“El centro es un espacio que se ha vaciado, por un lado, y se ha pulverizado por otro. Tenemos muchos candidatos intentando transmitir la idea de que son de centro, como Ciro Gomes, Geraldo Alckmin, Marina Silva, Henrique Meirelles, Álvaro Dias y hasta João Amoêdo… Sólo aquí están cinco o seis candidatos que podrían conseguir el 25% de los votos. El centro no está mal representado, lo que pasa es que está diluido entre varios candidatos y pierde fuerza”, explica Humberto Dantas, politólogo e investigador de la Universidad de São Paulo.
Incapaz de identificarse con un discurso moderado que se reparte por demasiados partidos, la sociedad se ha dividido entre “petistas y antipetistas”. “Por una parte tenemos una lógica de petismo, realmente de ‘lulismo’ y ese punto es muy importante porque es gracias a la transferencia de votos de Lula que Haddad, un candidato casi desconocido, consigue subir tan rápido. Por otra, hay un frente anti ‘lulismo’ muy claro, sumado a un conservadurismo exacerbado que Bolsonaro ha conseguido capitalizar”, relata.
La preocupación por una polarización creciente de la sociedad ha hecho nacer una petición online en la plataforma Change.org pidiendo una candidatura conjunta entre los candidatos mejor posicionados del centro: Ciro Gomes, Geraldo Alckmin, Marina Silva. La candidatura llevaría el nombre de 'Alcirina', una mezcla de los nombres de los candidatos y sería encabezada por Ciro, el mejor posicionado en las encuestas, que incorporaría, en su programa, algunas propuestas de los demás candidatos. Según el último sondeo de Datafolha, los tres sumarían 24% de los votos, frente a los 32% de Bolsonaro y a los 21 de Haddad.
“Dispersar la mayoría de votos de la oposición a Bolsonaro y al PT en tres candidatos es poner en riesgo el futuro del país. Juntos (...) sumáis votos para ofrecer una tercera vía (...) impidiendo que el país tenga que elegir entre dos proyectos de poder que profundizarán la crisis que vivimos. (...) Sois la única esperanza del pueblo brasileño”, dice el manifiesto.
En septiembre, el expresidente Fernando Henrique Cardoso ya había pedido, por carta, la unión de candidatos contra los que “apuestan por soluciones extremas”. Pero entonces, como ahora, la propuesta no ha sido acogida entre los candidatos a la presidencia.
Un centro fragmentado, cuyos electores se esparcirán entre los distintos candidatos, será fundamental en la segunda vuelta, ya sólo con dos candidatos, para descifrar hacia donde se desplazarán esos votos : “La gran pregunta es saber qué va a pasar con ellos, si votarán por Haddad o Bolsonaro, en el caso de que se confirme que son los dos candidatos que pasen, o si perderán el interés y se abstendrán”.