Escuchar hablar, al todavía presidente Peña Nieto, sobre los logros que su gobierno ha realizado en la protección de la mariposa monarca o de la vaquita marina puede llegar a parecer una broma de mal gusto. Especialmente, cuando la inseguridad ciudadana provoca en el país mas de 29.000 asesinatos al año, extensas zonas del territorio están en manos del crimen organizado, y el 58% de la población se encuentra en el umbral de miseria absoluta.
Durante la pasada campaña electoral, este mensaje proteccionista repetido mil veces en los medios causó incredulidad. La detención hace unas semanas de Óscar Parra, el denominado 'zar del Totoaba' lo cambió todo. Parra, hoy preso acusado de homicidio y pertenencia a banda armada, tiene nexos con el cártel de Sinaloa, aquel que fundara el Chapo Guzmán.
Pero, ¿qué es la Totoaba? Se trata de una Corvina blanca endémica del mar de Cortés (Golfo de California) que llega a medir dos metros de longitud y pesar 100 kilogramos, y que ahora, al igual que la vaquita marina de la que tanto habló Peña Nieto durante su campaña, se encuentra en peligro extinción por la pesca masiva que se ha venido realizando durante los últimos 30 años.
La especie ha disminuido su población en un 95% porque se le ha considerado el diamante del mar entre los pescadores locales y la cocaína de las aguas para los narcos.
No es su carne lo que busca los pescadores locales de Puerto Peñasco o San Felipe o los narcos. De hecho, hasta ahora era habitual encontrarlas muertas flotando cerca de las playas. Lo que buscan unos y otros, es la vejiga natatoria que utiliza el pez para flotar. La carne se desprecia. Un kilo de estas vejigas se paga en México a 8.000 dólares pero en China su precio se eleva hasta los 60.000; muy por encima del precio que alcanza la heroína o la cocaína. Y, ante la contundencia de beneficios, no hay plan de protección gubernamental posible que logre evitar la devastación medioambiental que se está produciendo en México.
Se pesca intensivamente con redes verticales e ilegales en la quedan atrapados delfines, tiburones, tortugas, ballenas, rayas y, por supuesto, vaquitas marinas, que ante la imposibilidad de escapar mueren ahogadas.
La vaquita marina, es una marsopa cuyo hábitat se limita al golfo de California y hoy está condenada a una extinción inminente. Calculan que actualmente quedan poco mas de 15 ejemplares. El drama de esta tímida marsopa va parejo a la suerte de la Totoaba ya que tienen una longitud simular y caen en las mismas redes.
Como sucede siempre en México, las responsabilidades de este drama medioambiental se diluyen entre gobiernos locales, pescadores sin ayudas ni otros modos de subsistencia, y la voracidad de los cárteles que han diversificado su oferta de productos y sustancias en función de la creciente demanda de vejigas natatorias de esta especie. Se calcula que en los últimos años, a pesar de la veda total e indefinida decretada en 2015 por el gobierno de Peña Nieto en la Reserva del Alto Golfo de California, se han “incautado” 17 toneladas, debido a la creciente e irracional demanda de los mercados asiáticos.
¿Propiedades curativas y afrodisíacas?
Consumidores voraces que otorgan a estas vejigas capacidades curativas extraordinarias. Es un afrodisiaco para los chinos. Consumirla en una sopa de 200 dólares otorga potencia sexual al comensal japonés, estatus al chino de Hong Kong al considerase un articulo de superlujo. Aseguran que disminuye el colesterol, mejora la circulación sanguínea, rejuvenece la piel, alivia las molestias durante el embarazo, y otorga longevidad. ¡Mentira china!, ninguna de estas capacidades medicinales se ha logrado demostrar científicamente. Todo lo contrario, pero la demanda ha crecido al mismo ritmo que ambas especies desaparecen del Mar de Cortés, y ha mejorado la capacidad económica del ciudadano chino.
El pasado abril se detenía a un ciudadano de ese país asiático en el aeropuerto de Ciudad de México (CDMX) trasportando en dos maletas 416 vejigas de Totoaba. Estaba en transito procedente de Ciudad Obregón en el Estado de Sonora en el norte de la República mexicana. Junto con Baja California son los estados desde donde se canaliza su distribución mundial. Desde Tijuana y Mexicali viajan a San Diego, Los Ángeles y San Francisco en EEUU , y desde CDMX, a Corea, Tokio, Shanghái Hong Kong camufladas de mil maneras en maletas, ruedas de coches, o cartones de leche.
Actualmente hay un plan de repoblación en la zona con criaderos sostenibles que podrían contrarrestar el trafico ilegal en la Universidad Autónoma de Baja California y otro es Earth Ocean Farms, en La Paz.
Procedentes de este criadero de La Paz (Baja California), su carne blanca se puede degustar en Ciudad de México en el restaurante Romina. El chef Mario Magaña la sirve, no sin antes asegurarnos, que el pez procede de un criadero sustentable.
Al final, el mensaje de Peña Nieto sirvió.