Ganó la primera vuelta de las elecciones y se presenta como el favorito para hacerse con la presidencia de Brasil, con un 57% de intención de voto. Jair Bolsonaro, 63 años, excapitán del ejército, nostálgico de la dictadura militar y conocido por sus comentarios racistas, misóginos y homófobos, puede subir la ladera del Palacio do Planalto este domingo.
La puñalada que recibió durante un acto al inicio de la campaña le ha permitido rehuir todos los debates electorales y evitar, de esa forma, la discusión de ideas y programas electorales. Pero a sus espaldas tiene una larga ristra de propuestas radicales que, de llegar a la presidencia, podría intentar poner en práctica.
Armas para los ciudadanos
En 2003 fue aprobado el Estatuto de Desarme en Brasil, con el que se prohibía el porte de armas a la población civil. Se estima que la ley ha permitido salvar la vida a más de 160.000 personas en un país donde las armas de fuego son una de las principales causas de muerte.
Desde el principio de su vida política Bolsonaro se ha posicionado en contra del Estatuto y ha garantizado varias veces que, de hacerse con la presidencia, revocaría la ley. “La violencia no se combate con amor, se combate con violencia. Si un bandido tiene una pistola, nosotros tenemos que tener un fusil”, dijo en una controvertida entrevista al diario Folha de São Paulo en 2017. “Si llego a la presidencia, todo el mundo podrá tener un arma dentro de casa”. Desde entonces el discurso no ha cambiado.
“Irresponsable es el Gobierno que desarma al ciudadano de bien y deja a los vagabundos muy bien armados”, se puede escuchar en uno de los vídeos que publicó en Twitter el pasado junio.
En varias ocasiones, ha publicado en esta red social mensajes con los mismos argumentos: “Defiendo el derecho a las armas por parte del ciudadano de bien”.
Cárcel para los menores de 18 años
Otra de las luchas de Bolsonaro es el cambio del Código Penal que permita encarcelar a adolescentes a partir de los 16 años. “Si buscas 'menor mata', o 'menor viola' en Google te saldrán miles de crímenes de estos esparcidos por todo el país. El PT y el PCdoB, incluidas sus senadoras, siempre han votado en contra del encarcelamiento de menores que violen y maten. Nosotros siempre hemos estado a favor”, escribió en Twitter.
El comentario viene de largo. En 2003 Liana Friedenbach, de 16 años, fue violada y asesinada por un menor de la misma edad conocido como ‘Champinha’. En ese momento, Bolsonaro ya pedía el encarcelamiento del menor. Sin embargo, incluso el padre de la víctima se posicionó en contra de las propuestas del candidato, diciendo públicamente que no le apoyará y que no se utilice el nombre de su hija “para fomentar el discurso de odio o dar credibilidad a sus propuestas insanas”.
Esterilizar a los pobres
Una de los pocos momentos en los que Bolsonaro habló de su programa electoral, el pasado mayo, en Brasilia, el ultraderechista dijo que le gustaría crear un programa de planificación familiar: “No estoy autorizado a hablar de ello aún, pero me gustaría crear un programa de planificación familiar. Un hombre y una mujer con estudios difícilmente querrían tener un hijo para engordar su subvención social”.
Analizando sus discursos a lo largo de los últimos 25 años en el Senado, Bolsonaro se ha posicionado a favor del control de la natalidad de los pobres por parte del Estado en varias ocasiones. “Debemos adoptar una política rígida de control de natalidad. No podemos seguir con los discursos demagógicos, gastando los recursos y medios del Gobierno para atender a esos miserables que proliferan por toda la nación. Quien no tiene condiciones para tener hijos no debe tenerlos”, dijo en 1992.
21 años después, en 2013, el discurso seguía siendo muy parecido: “Los pobres sólo tienen una utilidad en nuestro país: votar. Carné electoral en la mano y diploma de tontos en el bolsillo, para votar al Gobierno que está ahí. Sólo sirve para eso esta política de becas del Gobierno”, dijo, hablando de un programa de ayudas a familias desfavorecidas.
La esterilización quirúrgica voluntaria está permitida en Brasil a los mayores de 25 años, al menos con dos hijos, y hay que esperar un mínimo de 60 días para ejecutar la cirugía después de pedirla. Bolsonaro presentó tres proyectos distintos, que nunca fueron aprobados, para reducir la edad mínima a los 21 años y retirar casi todas las restricciones.
Militares en la Educación
Cuando Fernando Haddad era ministro de Educación, en 2011, desarrolló el proyecto Escuela sin homofobia destinado a formar profesores en los derechos LGTBI, el respeto a la diversidad y la lucha contra la violencia basada en la condición sexual. El programa, que nunca llegó a ser aprobado, fue tildado desde un primer momento de ‘kit gay’ por parte de Bolsonaro, un kit que según él se distribuiría en las escuelas para fomentar la homosexualidad.
En ese momento, el candidato dijo que un ministro de Educación militar no permitiría que eso sucediera. Ya durante la campaña, garantizaba que, de llegar a la presidencia “llenaría el Gobierno de militares en los ministerios” incluido el de Educación: “Podría ser, ¿qué más da que sea militar o civil?”. Además, Bolsonaro quiere rescatar las escuelas militares en todos los Estados del país (al menos una por Estado) e incluir en el curriculum asignaturas como educación moral y cívica y organización social y política brasileña, dos asignaturas creadas durante la dictadura militar y cuyo objetivo era reforzar el culto a la patria enseñando los himnos y los símbolos de la nación.
Policía con 'licencia para matar'
El plan de Bolsonaro para su Gobierno incluye una alteración del Código Penal que garantice inmunidad automática para los policías que maten a criminales durante el ejercicio de sus funciones. “Si alguien considera que quiero dar carta blanca para que la policía mate yo contesto: sí, es lo que quiero. Un agente que no dispara a nadie y al que disparan todo el rato no es policía. Tenemos la obligación de ofrecer una seguridad jurídica a esos valientes”, dijo durante la precampaña.
En otra ocasión, Bolsonaro había señalado también que “la policía puede disparar y si, por casualidad, el criminal se muere, paciencia”.
Apología de la dictadura
Brilhante Ustra fue uno de los militares más duros de la dictadura, conocido por haber torturado a Dilma Rousseff. Muerto en 2015, fue el primer militar condenado por la práctica de tortura durante la dictadura, mientras comandaba uno de los órganos de represión del régimen.
Al votar el impeachment de Dilma Rousseff, en 2016, Bolsonaro pronunciaba estas palabras: “Por la memoria del coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, el terror de Dilma Rousseff”. Y ya el año pasado, en una entrevista al periódico Estado de S. Paulo, el candidato garantizaba que “de ser elegido, el coronel Ustra será reconocido como héroe de la patria”.
A esto se suman sus declaraciones a favor del régimen dictatorial, ya sea negando su existencia -“No ha habido dictadura en Brasil, las personas tenían libertad para ir y volver (...) la dictadura era para los bandidos, los canallas, la ley era difícil para ellos”- o señalando lo que, considera, fue un error -“La dictadura debería haber fusilado a 30 mil corruptos, entre ellos el presidente Fernando Henrique”-.