“Somos una pareja interracial. Mi novio es negro y nos da miedo que la violencia contra las minorías crezca en Brasil”. Las palabras de Katia Soveral a la agencia de noticias Lusa revelan el sentimiento de muchos brasileños ante la inminente victoria de Jair Bolsonaro en las elecciones del próximo domingo. Katia tiene nacionalidad portuguesa y ha decidido formalizar su relación con su novio “para que él pueda pedir la nacionalidad portuguesa y podamos tener la opción de vivir en Portugal, como un plan B”.
Bolsonaro lidera las encuestas con un 57% de la intención de voto y sus declaraciones con tintes homófobos, racistas y misóginos han calado en una sociedad cada vez más polarizada y enfrentada. Tras la victoria del candidato ultraderechista en la primera vuelta, se desató un ola de violencia contra los opositores del candidato, centrada principalmente en las minorías: negros, homosexuales y transexuales.
En 10 días se registraron más de 50 ataques verbales y físicos perpetrados por seguidores del candidato ultraderechista. A la hora de condenar los hechos, Bolsonaro fue escueto: “El que ha sido víctima de una puñalada, he sido yo. ¿Qué tengo que ver con eso? Lo lamento y pido que no se repita, pero no tengo el control sobre los millones de personas que me apoyan”.
Ante estos hechos, muchos brasileños -principalmente los pertenecientes a minorías-, piensan en un plan B que puedan aplicar si al final se confirma la victoria de Bolsonaro. “No sé si es un miedo real, sólo lo sabremos cuando Bolsonaro empiece a gobernar, pero lo que intuyo sobre la evolución política del país es que se acercan tiempos sombríos. Una ola racista, xenófoba, misógina y homófoba que surge a partir de un candidato a la presidencia que incita a la violencia”, cuenta el novio de Katia, Cristiano Sales.
Conseguir la nacionalidad portuguesa, y con ella un pasaporte europeo, es una de las opciones para muchos, que como Cristiano y Katia, temen el día después de los comicios. Tanto, que la semana pasada, el consulado portugués en São Paulo suspendió la tramitación de pedidos de nacionalidad para brasileños y luso-descendientes, por el aumento creciente de la demanda y la imposibilidad de dar respuesta a todas las solicitudes.
La nacionalidad portuguesa puede ser pedida por hijos, nietos, cónyuges y parejas de hecho de ciudadanos portugueses. Actualmente, los brasileños son la comunidad de inmigrantes más grande en Portugal, con cerca de 80.000 personas según los números oficiales, aunque las autoridades estiman que sean muchos más. Ahora, los brasileños que quieran pedir la nacionalidad en São Paulo tendrán que esperar hasta el día 2 de enero para iniciar los trámites.
Es lo que hará Fernanda Bernardino, de 35 años, que entregará la petición de nacionalidad portuguesa por motivos de seguridad. Su pareja de hecho, Carolina Barres, tiene pasaporte portugués y, tras oficializar legalmente su relación pedirán “la documentación para poder vivir y trabajar en Portugal”. “Pedir la nacionalidad portuguesa no era algo urgente. Pero ahora siento que es una necesidad. Si pasa algo aquí, Portugal es una sitio seguro dónde ir”, explica Fernanda a la agencia Lusa. “Me da miedo vivir en Brasil. Somos mujeres, lesbianas y podemos sufrir represalias en un futuro gobierno liderado por Bolsonaro”, añade Carolina.
Salir de Brasil no es la prioridad de ninguno de ellos pero, ante la incertidumbre, buscan una alternativa que les ofrezca algo de seguridad en el futuro. “No sé si lo que estamos sintiendo va a pasar, si vamos o no a vivir un período de represión en el país, pero tenemos miedo”, explica Cristiano. “No me gustaría salir de Brasil, pero si tenemos que mudarnos a Portugal para tener libertad, lo haremos”.