Nicolás Maduro redobla su operación de acoso y derribo a Juan Guaidó. "Hostigaban a mi familia, porque sabemos que ese es el modus operandi. Ellos son los que quieren pasar la línea roja", relataba el presidente encargado este jueves en la puerta de su casa en Caracas. Rodeado de su mujer, Fabiana Rosales, y su hija de 20 meses, Guaidó denunciaba el acoso del régimen chavista.
Un escuadrón de las fuerzas especiales del Ejército (FAES) se ha presentado en su domicilio preguntando por su mujer mientras ambos estaban en la Universidad Central de Caracas. El presidente encargado realizaba allí un discurso sobre su plan para la transición democrática en Venezuela y ha ido informando en tiempo real de lo que ha denominado como una maniobra de "intimidación" y "miedo": "Hago responsable a Maduro de lo que me pase", ha advertido.
El también presidente de la Asamblea Nacional ha detallado que sólo su hija se encontraba en el domicilio familiar cuando un grupo de funcionarios, que llegaron a bordo de motocicletas y una camioneta y se identificaron como miembros de las FAES y "preguntaron" en la caseta de vigilancia por su esposa.
El incidente se produce sólo dos días después de que el fiscal general de Venezuela, controlado por el chavismo, pusiera en la mira de la Justicia a Guaidó. La investigación preliminar abierta sólo pide por el momento impedir la salida del opositor del país y congelar sus cuentas.
Como diputado, que también encabeza la Asamblea Nacional (Parlamento), Guaidó tiene inmunidad contra cualquier investigación criminal, un derecho que sólo puede ser eliminado por un alto tribunal. El Supremo también está controlado directamente por el régimen de Maduro.
Investigación de la fiscalía chavista
Cuando el fiscal Tarek William Saab anunció la investigación no concretó los delitos en los que podría haber incurrido Guaidó y se limitó a valorar que "es un ciudadano que ha encabezado una acción en detrimento de Venezuela" que llevó a que "países extranjeros solicitaran medidas que alteran el orden constitucional.
En paralelo, el régimen chavista ha vuelto a demostrar su desprecio a la libertad de expresión con la detención de 10 periodistas extranjeros, tres de ellos de la agencia Efe, en menos de 24 horas. Al tiempo que se intensifica esta guerra contra la prensa libre, el presidente Maduro intensifica su aparato de propaganda a través de los canales habituales y concediendo entrevistas a medios extranjeros afines como CNN Türk o la agencia rusa Sputnik.
Aunque cuatro de los reporteros han sido liberados ya y podrán seguir trabajando en Venezuela, el canciller de Maduro Jorge Arreaza ha calificado todo como una "operación mediática" contra su país.
"Es inaudito e irresponsable que medios de comunicación envíen periodistas sin cumplir con los requisitos mínimos previos que exige la ley de Venezuela, para luego armar un escándalo mediático al que se suman sus gobiernos, despachó Arreaza en un mensaje en su cuenta de Twitter.
Gonzalo Domínguez, el periodista español de Efe liberado este jueves, ha puntualizado en declaraciones a RNE que entraron a Venezuela identificándose claramente como periodistas. "El trato por parte del Sebin ha sido correcto pero sólo nos dijeron que nos iban a investigar sin decirnos por qué y eso ha sido muy angustioso", ha relatado. "Hemos venido a contar lo que pasa en Venezuela", ha anunciado Domínguez, que tiene intención de seguir informando desde Caracas tras confirmarse que no serán deportados.