"Vamos bien, Venezuela". Es el mantra que repite Juan Guaidó en sus intervenciones y mensajes a través de las redes sociales desde que se proclamó presidente encargado el pasado 23 de enero. Casi un mes después de que prometiera el cargo y anunciara una transición democrática para desalojar a Nicolás Maduro, el poder real de Guaidó y su órdago al chavismo está en duda. El alcance de su golpe de efecto pierde fuelle a medida que pasan los días. ¿Cómo de bien va Venezuela?
Nicolás Maduro ha logrado hasta ahora mantener prietas las filas del Ejército venezolano, la clave de bóveda que sostiene al maltrecho régimen chavista que encabeza. Impermeable a la unánime presión de la comunidad internacional -que mayoritariamente ha reconocido a Guaidó como el presidente interino que debe conducir el país a unas elecciones libres- Maduro se aferra al poder y empieza a dar por amortizado a Guaidó.
"Es una circunstancia que va a pasar", ha despachado en una entrevista con Euronews. "Esta persona que cree que la política es un juego está violando la Constitución, tarde o temprano tendrá que responder de sus actos ante los tribunales", ha advertido en otra intervención para la televisión libanesa.
"Guaidó ha cosechado un relativo éxito en su primer objetivo: unificar a la oposición venezolana, que hasta ahora estaba completamente dividida", valora Ernesto Pascual. El investigador experto en Latinoamérica y profesor de Análisis Político en la UOC (Universidad Oberta de Catalunya) cree que el tiempo y "el cambio de foco de atención mediática" puede jugar en contra del presidente encargado que "no tiene un poder burocrático y real".
Todas las salidas del laberinto venezolano tienen una encrucijada común: las fuerzas armadas. "¿Cuándo se volteara el Ejército?" es la pregunta que sigue sobrevolando. Analizamos los escenarios para desbloquear la crisis política e institucional de Venezuela.
¿Giro en el Ejército chavista?
Las súplicas de Guaidó para que las fuerzas armadas "se pongan de lado del pueblo venezolano" no han surtido efecto. Tampoco han prendido las declaraciones aisladas de militares de rango medio que han mostrado su apoyo al presidente encargado. Maduro ha multiplicado sus apariciones en los cuarteles y hasta ha conseguido que le apoyen en su cruzada para dificultar por tierra, mar y aire la llegada de ayuda humanitaria. El "Leales siempre, traidores nunca" que pregona el líder chavista está ganando, de momento, la partida interna.
"Pasado un mes se apaga mucho la posibilidad de que los militares se unan a Guaidó y cambien la situación", pronostica Pascual. "La cúpula militar tiene intereses económicos vinculados estrechamente al chavismo, el incentivo que tienen para forzar un cambio es mínimo", analiza.
¿Intervención militar extranjera?
Donald Trump, principal apoyo de Guaidó en el exterior, ha coqueteado con la idea de una intervención militar en numerosas ocasiones. "Todas las opciones" están sobre mesa del presidente de EEUU. Siendo el actual ocupante del Despacho Oval un maestro de la provocación y la improvisación, nada se puede descartar aunque Maduro ya ha amenazado con un "nuevo Vietnam" si EEUU se acerca a su territorio.
Al margen de lo que Trump decida, la Constitución estadounidense establece que cualquier intervención militar en el extranjero tiene que contar con el visto bueno del Congreso. "Me preocupan las exhibiciones militares del presidente pero quiero dejar claro que una intervención militar no es, de ninguna manera, una opción", ha adelantado este mismo miércoles el congresista demócrata Eliot Engel.
"Trump no tiene apoyos ni de sus socios en Latinoamérica para embarcarse en eso. Son conscientes de lo que pasó en los 60. La era de ese tipo de intervenciones terminó", sentencia Ernesto Pascual, que apunta además que Maduro ha maniobrado "con inteligencia": "Se ha cuidado de medir la represión para no provocar una escalada mayor de la comunidad internacional".
¿Adelanto electoral?
Es el clamor de la comunidad internacional. Sólo unas elecciones anticipadas libres y verificadas por observadores pueden sacar a Venezuela de su laberinto. Es también el mandato de Juan Guaidó. Pero ambos bandos en Venezuela discrepan sobre qué elecciones adelantar. La oposición quiere presidenciales ya pero Maduro sólo ha mencionado como posibilidad adelantar las legislativas para renovar el Parlamento, controlado por la oposición desde 2015.
"Adelantar las legislativas no será una cesión de Maduro, pero sí un movimiento táctico interesante", reflexiona Pascual. Convocar unos comicios para renovar la Asamblea Nacional ayudaría a tener "un dibujo exacto de los apoyos de unos y otros" si las elecciones son verificadas por organismos internacionales.
¿Mediación internacional?
El diálogo ha fracasado en repetidas ocasiones y se ha topado con el muro del chavismo en anteriores ocasiones. Podría ser distinto si la respuesta internacional la lideran países que resulten menos beligerantes para Maduro. Véase México o Uruguay. "La solución de mediación debe pasar por el entorno de Latinoamérica", indica el analista de la UOC.