El teniente Ronald Alirio Dugarte, exfuncionario de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM), el servicio de inteligencia de Maduro en Venezuela, ha expuesto, ante la OEA (Organización de los Estados Americanos) y el Consejo de Seguridad de la ONU, el trato de tortura que reciben los detenidos en una cárcel del servicio en Caracas.
A través de Skype desde un lugar sin precisar, acompañado de vídeos que dijo que había grabado de forma oculta durante su permanencia en el DGCIM, relata "los gritos y lamentos de tanto dolor que los opresores le causaban".
Uno de los prisioneros de esta cárcel con 70 prisioneros del Servicio Bolivariano de Inteligencia le contó "que fue torturado con descargas eléctricas, asfixias con bolsas plásticas, colgamiento con las manos atrás, golpes contundentes, así como inyectado con una sustancia desconocida que lo dejo aturdido por unos minutos".
Dugarte, que permaneció seis meses allí, cuenta cómo "eran apresados con las manos atrás y con una carpeta o capucha, eran apretados con cinta adhesiva en la cabeza por un mes, en un cuarto oscuro sin derecho a nada, solo a tomar agua y comer".
Además denuncia que hay más centros de torturas "dentro de unidades militares ubicadas en el Fuerte Tiuna y lugares clandestinos de los que solo tienen conocimientos la milicia cubana y los colectivos, que son más paramilitares".
"No me había imaginado ver tantas atrocidades inhumanas como las que viven los prisiones", relató el exmilitar, vestido con un uniforme de la Aviación. En sus vídeos, grabados con una cámara en su chaqueta a través de un agujero en el bolsillo, se observan presuntos detenidos, entre ellos uno que identificó como el coronel Jhonny Mejías Laya.
No obstante, admitió que nunca pudo ingresar "en el área donde torturaban a los prisioneros", la cual describió como "restringida" y a la que tenía acceso "personal autorizado". Lo visto allí le llevó a desertar del régimen de Maduro el pasado 27 de febrero.