"No somos pitonisos: no sabemos cuándo va a caer Maduro. La inercia de poder del régimen hace imposible poner una fecha". El diputado venezolano Juan Miguel Matheus no hace pronósticos sobre la salud de la hoja de ruta que Juan Guaidó se marcó cuando se proclamó presidente encargado de Venezuela: cese de la usurpación, gobierno provisional y convocatoria de elecciones.
Nada de esto ha sucedido en Venezuela, tres meses después de la jugada maestra apoyada de forma contundente por la comunidad internacional, con Trump a la cabeza. La oposición sacudió al aparato chavista pero Nicolás Maduro sigue teniendo, de facto, el mando de un país cada vez más dividido y aislado.
La movilización ciudadana y los esfuerzos diplomáticos de la comunidad internacional bajan de intensidad y ya hay voces que en público y en privado reconocen la gran complejidad de la tarea: una transición democrática entre dos legitimidades que se desconocen y desprecian mutuamente.
El think tank Diálogo Interamericano ha difundido esta semana un informe que advierte del riesgo de fractura en la coalición internacional que apoya a Juan Guaidó. "No hay que presumir que esta coalición va estar siempre ahí", avanza Michael Camilleri, autor de este análisis que disecciona esta transición imposible y subraya sus flancos más débiles.
Las amenazas de la transición
El experto alaba que la figura de Guaidó ha logrado "cambiar significativamente" las posibilidades de "restablecer" la democracia en Venezuela pero destaca que la tarea no ha resultado "tan rápida ni tan fácil como muchos esperaban".
Para Camilleri, una de las amenazas más claras es "si uno o más países se inclinan por una intervención militar en Venezuela", pero también hay otras como, por ejemplo, las discusiones relacionadas con las sanciones económicas impuestas por ahora sólo por Estados Unidos.
El estudio concluye que "no es conveniente" una intervención militar "unilateral" en Venezuela y defiende que esta "inédita" coalición internacional es el mayor "elemento de fuerza" para obrar una transición.
El diputado de Primero Justicia Juan Miguel Matheus es uno de los muñidores del aparato legal con el que la oposición se está dotando para lograr una transición en la que "todo parta y nazca del acuerdo del Parlamento soberano", como explica en un encuentro con periodistas en Madrid.
Matheus admite que "una transición no se decreta" pero es más optimista respecto al futuro inmediato: "Maduro está derrotado pero falta extirpar el régimen". La falta de apoyo oficial del Ejército es una de las razones pero el parlamentario opositor apunta hacia otros obstáculos. En concreto, "tres estructuras como de crimen organizado que sostienen" a Maduro en el poder fáctico de Venezuela: "Los colectivos -pistoleros vestidos de civiles, la inteligencia cubana y la solidaridad autocrática de los países cercanos al chavismo".
Sin consenso internacional
Frank Mora, director del Instituto de Latinoamérica y el Caribe de la Universidad Internacional de Florida (FIU), advirtió por su parte que el "desgaste" puede causar divisiones entre la oposición venezolana.
"Con el tiempo y cuando toman medidas que no tienen éxito, empiezan a crearse dudas, divisiones, luchas internas y eso no sería nuevo en el caso de la oposición venezolana", manifestó a la agencia Efe Mora.
Uno de los asuntos que más discrepancias genera en la estrategia de Guaidó es la efectividad de las sanciones económicas que tratan de asfixiar al régimen cortando el grifo del dinero. Matheus confiesa que estas medidas "pesan a la hora de la reconstrucción del país" y duda que "la asfixia financiera" acabe en "colapso económico" para un país con una economía ya hundida.
Tampoco hay consenso en las posturas sobre la mediación internacional. Mientras el Grupo de Lima rechaza el diálogo, el Mecanismo de Montevideo lo apoya y el Grupo Internacional de Contacto sobre Venezuela (GIC) exige elecciones inmediatas.
Michael Camilleri, autor del informe '¿Transición interrumpida?, reclama que estos mecanismos de diálogo tienen que reforzarse entre sí ante el riesgo de adoptar estrategias no compatibles que podrían "debilitar la unidad de la comunidad internacional".
Además de los riesgos y oportunidades para restablecer la democracia en Venezuela, el estudio identifica potenciales escenarios y actores claves. Camilleri destaca que la principal fortaleza de Maduro son "las fuerzas armadas, que parecen seguir fieles a él", mientras que sus sus mayores debilidades radican en que "no tiene claramente el apoyo del pueblo y ha gobernado de manera catastrófica al país".