¿Preso dentro de la telaraña chavista? Así parece estar Nicolás Maduro, dos días después del pronunciamiento del presidente encargado, Juan Guaidó, junto al indultado y ahora perseguido Leopoldo López, y con él al menos dos decenas de efectivos militares. Preso porque parece negado a las apariciones públicas, tras dejar esperando a los chavistas que le expresaron su respaldo en el Palacio de Miraflores el 30 de abril, y porque celebró un acto de lealtad prácticamente atrincherado en el Fuerte Tiuna.
El acto, retransmitido por televisión, se realizó a las 7:00 am frente a los uniformados en el patio de la Academia Militar, en un ambiente controlado, sin público civil por temer su reacción y evitando así la aparición de inesperados drones, como el que, supuestamente, trató de atentar contra su persona el pasado agosto.
Maduro encabezó este evento en el Fuerte Tiuna, la principal plaza militar en Caracas, con cerca de 4.500 efectivos y la plana mayor al lado, entre ellos, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, y el Comandante Estratégico Operacional, Remigio Ceballos.
"Estamos en un combate"
En este fuerte, en donde se rumorea que pernocta dentro de un búnker, Maduro declaró: “Nuestra FANB (Fuerza Armada Nacional Bolivariana) tiene que dar una lección histórica en este momento. Así los llamo. Ha llegado la hora de combatir. Estamos en un combate. Máxima moral para desarmar a cualquier traidor y golpista. Quieren poner a un presidente con ametralladoras y fusiles y violar la Constitución”.
Padrino señaló, en el mismo acto, con relación a las negociaciones, que Guaidó afirma que “vienen a comprar (NDR: a los militares) con una oferta engañosa, estúpida. Son ridículas todas esas ofertas que hacen de la boca para afuera”.
Incluso sobre la posibilidad de una fractura en la Fuerza Armada, debido a la adhesión de efectivos al mandato de Juan Guaidó, Padrino expresó: “No podemos caer en la tentación de caernos a plomo entre nosotros mismos. Están buscando la manera de enfrentarnos a plomo limpio”.
Más radical fue el general Ceballos, quien intervino para llamar a aplastar cualquier deserción. “No nos vamos a enfrentar contra nosotros mismos, pero sí vamos contra todo aquel desleal que vaya en contra de nuestros principios. Así que, Comandante en Jefe, cuente usted con la Fuerza Armada”.
Indulto presidencial
El inicio de la Operación Libertad, el pasado 30 de abril a las 5:00 am, con el pronunciamiento de Guaidó y López en la autopista Francisco Fajardo frente a la base aérea La Carlota, continuó con dos días de manifestaciones ciudadanas duramente reprimidas por fuerzas del régimen en varias ciudades de Venezuela. Han fallecido al menos cuatro personas en todo el país, hay 150 heridos y cerca de un centenar de detenidos.
Uno de los daños visibles al régimen durante la jornada del 30 de abril fue la liberación de Leopoldo López, su más importante preso político, condenado a 14 años de prisión, entre otros cargos, por incitación a la violencia pública. López fue liberado con un “indulto presidencial” de Guaidó.
Primero ingresado en la embajada de Chile, horas después, esa misma noche del 30 de abril, entró en la residencia del embajador de España en Venezuela, en calidad de “huésped”, de acuerdo con el Gobierno español. Ayer en la noche su residencia en el este de Caracas, en la que permanecía bajo un régimen de casa por cárcel desde el año pasado, fue allanada por el Sebin (Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional).
Hoy, un tribunal destacado en la ciudad de Caracas dictó orden de aprehensión contra López por violar su detención domiciliaria y ordenó al Sebin recluirlo de nuevo en la cárcel militar de Ramo Verde.
Cunde el temor
Pero el temor de Maduro a la reacción de una multitud viene de algunas voces disonantes que han surgido en varios puntos del país, hasta el extremo de que en alguna ocasión le han arrojado artículos que sus guardianes supieron esquivar.
Además de protegerse del público, limitando sus apariciones, también podría resguardarse de los propios legionarios chavistas. Tras la revelación de John Bolton, asesor de seguridad de la Casa Blanca, de los detalles de unas negociaciones en las que altos dirigentes chavistas se habrían acercado al presidente Juan Guaidó para acordar la salida de Nicolás Maduro y la entrega de Diosdado Cabello: la incertidumbre es ahora la constante del líder del régimen.
Los “negociadores” habrían sido el ministro de Defensa, Vladimir Padrino; el presidente del Tribunal Supremo de Justicia, Maikel Moreno; y jefe de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim), Rafael Iván Hernández Dala. El vicepresidente de EEUU, Mike Pompeo, agregó que todo estaba listo para que Maduro abordara un avión ruso (aparentemente con destino a Cuba o Dominicana), pero que una llamada desde el Kremlin lo alertó de abortar esta operación.
El senador republicano Marco Rubio, muy activo con relación al tema de Venezuela, azuzó el avispero en Twitter al desvelar que Maduro y cuatro de los dirigentes chavistas que aparecían televisión junto al presidente chavista estaban negociando su salida del país.
La incertidumbre en la que vive Maduro es tal que el general retirado Antonio Rivero, antiguo aliado de Chávez y que huyó a Estados Unidos en 2015, aseguró que Maduro ahora sólo se traslada por Caracas a través de los túneles del sistema de transporte subterráneo.
En las últimas semanas se especula con que Maduro cambia su sitio de pernocta cada día debido a la poca confianza que tiene en sus allegados. Uno de los inesperados alojamientos sería el Banco Central de Venezuela, en el centro de Caracas, y que permaneció cerrado durante dos semanas en abril (el personal fue despachado sin mayores explicaciones), y el principal “escondite” sería el búnker conocido como La Roca, en el Fuerte Tiuna, y en el que estaría custodiado sólo por cubanos.
En estos días Maduro se resguarda de las multitudes, incluso de las chavistas, y hasta de sus propios ministros y camaradas.