En el día en que Sergio Moro comparece en el Senado para explicar las filtraciones sobre el proceso Lava Jato que ponen en tela de juicio su imparcialidad durante el caso que terminó con la encarcelación de Lula da Silva, salen a la luz muchas filtraciones.
El exjuez Sergio Moro, actual ministro de Justicia de Brasil, se mostró en desacuerdo con que en la Lava Jato, la mayor operación anticorrupción en la historia del país, se investigara al expresidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), según nuevos mensajes filtrados este martes por el medio The Intercept.
En diálogos con el fiscal que lideraba la Lava Jato en Curitiba (sur) Deltan Dallagnol, en abril de 2017, el actual ministro de Justicia pregunta si "hay algo realmente serio" que involucre a Cardoso y dice que le parece "cuestionable" investigar al expresidente por perjudicar a alguien "cuyo apoyo es importante".
Dallagnol, por su parte, contesta a Moro que las acusaciones son "flojas" y que el caso "de 1996" estaría ya prescrito, pero que había sido enviado al Ministerio Público de Sao Paulo, independientemente de las fechas, para "enviar un mensaje de imparcialidad" por parte de la operación, muy criticada públicamente por dejar por fuera a políticos del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), integrado por Cardoso.
Según The Intercept, el Ministerio Público ya estaba enterado desde finales del 2016 de la acusación mencionada en los mensajes entre Moro y Dallagnol gracias al acuerdo de delación premiada firmado por el empresario Emílio Odebrecht con la Justicia brasileña.
Odebrecht habría confesado, sin revelar cifras, que dio una "ayuda a la campaña" de Cardoso para las elecciones presidenciales de 1994 y de 1998, de las que salió victorioso.
Como los hechos ya estaban prescritos el caso fue archivado por la Justicia tres meses después del dialogo entre Moro y Dallagnol.
Sin embargo, el medio dirigido por el periodista estadounidense Glenn Greenwald - a quien el ex analista de la CIA Edward Snowden reveló los programas de espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) en 2013-, hizo hincapié en que el nombre de Cardoso apareció en las investigaciones de la Lava Jato al menos nueve veces y que ni todos los casos estarían prescritos.
Por otro lado, mensajes anteriores intercambiados entre fiscales de la Lava Jato, en noviembre de 2015, demostraban una preocupación de los integrantes de la operación en pasar al público una imagen de imparcialidad.
En un grupo de Telegram llamado "FT MPF Curitiba", el fiscal Roberson Pozzobon sugirió investigar, en un único procedimiento, pagos de Odebrecht hechos a los institutos de Cardoso y del expresidente progresista Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), del Partido de los Trabajadores (PT).
"Así nadie podría criticar de forma indebida nuestra actuación, como si tuviera un sesgo partidario", se justificó el fiscal en el mensaje filtrado.
Tras el comentario, Pozzobon publica capturas de pantalla en el grupo.
Una de ellas muestra el intercambios de correos electrónicos, en 2014, entre una secretaria de Cardoso, un representante de la Asociación Petroquímica y Química Latinoamericana (Apla) identificado como Manuel Díaz y un empresario del sector cultural llamado Pedro Longhi en los que la mujer pide que ellos verifiquen con Braskem -petroquímica controlada por Odebrecht- cual es la mejor manera para que la empresa done dinero al Instituto FHC.
La otra, un laudo de la Policía Federal, del mismo año, mostraba que Odebrecht había efectuado pagos mensuales que sumaban 975 mil reales (unos 252.500 dólares) al Instituto FHC entre diciembre de 2011 y el mismo mes de 2012.
Sin embargo, algunos fiscales afirmaron que faltarían pruebas para clasificar a las remesas de dinero como sobornos y Dallagnol dice que sería peor iniciar un procedimiento de investigación criminal para ambos y luego, por falta de pruebas, denunciar apenas al PT.
Asimismo, en mensajes intercambiados en mayo de 2018, Dallagnol indica que los únicos expresidentes presos en consecuencia de casos investigados por la Lava Jato eran Lula, condenado en primera instancia por Moro a nueve años y seis meses por recibir un apartamento en una playa de Sao Paulo a cambio de favores políticos a la constructora OAS, y Ollanta Humala de Perú (2011-2016).
"En Brasil voy a considerar como investigados a Michel Temer (2016-2018), Fernando Collor (1990-1992), José Sarney (1985-1990) y Lula. (Excluyo a Dilma Rousseff (2011-2016) y a FHC - no recuerdo investigaciones sobre ellos excepto lo que está bajo sigilo sobre Dilma, sin conclusión)", señaló a los demás fiscales.
Los mensajes filtrados este martes por The Intercept se suman a los otros intercambiados entre Moro y fiscales, cuando este todavía era juez en Curitiba, que el medio lleva publicando desde el pasado 9 de junio, cuando estalló el escándalo que quedó conocido en el país como "Vaza Jato", y por el que tanto Greenwald como su familia están recibiendo amenazas de muerte.
Por su parte, el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública divulgó este martes una nota en que afirma que Moro no reconoce la autenticidad de los mensajes obtenidos de forma ilegal, por lo que pueden haber sido "editados o manipulados".
"Nunca hubo interferencia en el presunto caso que involucra al expresidente Fernando Henrique Cardoso", sostuvo el comunicado.
La cartera subrayó, además, que las acciones de Moro como juez siempre estuvieron basadas en la aplicación correcta de la ley a casos de corrupción y lavado de activos, y calificó al reportaje de The Intercept de sensacionalista.
Ante el escándalo, el actual ministro de Justicia fue intimado por el Parlamento y prestará aclaraciones sobre el caso a los senadores en Brasilia este miércoles. Dallagnol, a su vez, también fue invitado por el Senado a dar explicaciones en una fecha todavía por definir.