Se dice en México que para definir en pocas palabras el primer año de mandato del presidente mexicano López Obrador podrían bastar "pan y circo", y eso a pesar del mayoritario porcentaje de aceptación, 72,7%, que reflejan las encuestas oficiales.
Pan, por el reparto de dinero a jóvenes sin empleo, que la débil oposición del PRI y PAN tilda abiertamente como compra de votos, pero ahora con dinero público. También por los fondos con los que se esquilman las arcas del estado a costa de reducir presupuestos en educación, sanidad, cultura, seguridad o se despilfarra en proyectos megalómanos como el Tren Maya, una nueva refinería en tiempos de energías sostenibles, o la sustitución de un moderno aeropuerto por otro sin garantías.
El circo abre cada mañana con la representación que el presidente ofrece a la nación desde Palacio Nacional. Una conferencia mañanera al mas puro estilo de aquel “Aló Presidente” del desaparecido Chávez. Invariablemente al término de su alocución se termina deduciendo que el presidente maneja otros datos. Datos que contrastan con una realidad económica y social que no se quiere asumir y son diametralmente opuestos a la información que maneja el gobierno.
Como ejemplo de rigor podemos citar el drama que el sector hotelero padece por la invasión de algas de Sargazo que desde hace un año invade las costas de Quintana Ro (Cancún-Playa del Carmen-Tulum) ocasionando millones en perdidas. Para López Obrador es un “asunto menor que se ha magnificado para afectar al nuevo gobierno”, agregando que no hay motivo para la preocupación ya que ha ordenado al ejército que se encargue de retirarlo de las playas. “En la ciudad de México estamos acostumbrados a recoger diariamente miles de toneladas de basura”.
Sin embargo, Moody’s advirtió que la gran invasión de sargazo en la costa mexicana del Caribe amenaza seriamente la economía del estado de Quintana Roo, altamente dependiente del turismo. Las empresas hoteleras españolas, altamente expuestas, están en alerta ante la significativa reducción de reservas tras la aparición de una isla de 500 kilómetros cuadrados de algas pestilentes que hacen imposible el baño y cuya aparición está directamente relacionada con el cambio climático.
Desde que comenzó el mandato presidencial, la lucha contra la corrupción ha sido la bandera con la que acusar a los gobiernos anteriores de todos los males que sufre la nación. Pese a esa lacra, México fue la novena economía mundial durante los mandatos del PRI y PAN. Hoy, según distintos analistas financieros, difícilmente podría situarse entre los primeros veinte puestos gracias a la velocidad con las que se han tomado decisiones económicas erróneas que han generado la desconfianza en los inversores.
El primer gran susto llegó con la suspensión de un moderno aeropuerto para la Ciudad de México diseñado por Norman Foster y construido al 45%. Una consulta populista e irregular en la que 800 votos decidieron el futuro aeronáutico de la capital de la nación, sin olvidar que el Estado asumió una deuda de nueve mil millones de euros y todo ello con la sospecha de que, detrás de la decisión, se movía el rencor hacia los empresarios que financiaban la obra.
A cambio prometió la construcción en dos años de un nuevo aeropuerto en una base militar a 60 km de la ciudad, la de Santa Lucia, rehabilitando el actual aeropuerto capitalino que hoy está al borde de la saturación y el desastre por la sospecha de que las principales aerolíneas dejarán de utilizarlo como puente con Sudamérica. Y todo ello, como la construcción de la nueva refinería de Dos Bocas, sin los mínimos estudios de impacto ambiental requeridos, pero como el presidente repite, nadie paralizará las obras y él tiene otros datos.
Desde el inicio de la presidencia, los mexicanos han visto como el desabastecimiento de medicinas se convirtió en una realidad. Al igual que son un hecho los recortes para estancias infantiles, los refugios para mujeres y niños que sufren violencia de género, la falta de recursos para los institutos de salud, la disminución de becas, y el despido masivo de funcionarios públicos por la imposición de una ley de salarios en la que, de momento, ningún funcionario cobrará más de los 5.000€ que mensualmente recibe el presidente.
Desde que llegó López Obrador al Palacio Nacional, en donde ahora reside, el precio de la gasolina ha sufrido fuertes incrementos hasta alcanzar los 22 pesos de la Premium (1,01€) gracias, entre otros motivos, a la batalla presidencial emprendida contra el robo de combustibles. Una guerra contra el “Huachicol” (combustible adulterado) que provocó durante los meses de diciembre y enero el desabastecimiento de gasolina en toda la República, y la muerte de 132 personas en Tlahuelipan (Hidalgo) al estallar una toma clandestina de gasolina.
Agencias de riesgo como Fitch degradaron la calificación a los niveles mas bajos de los últimos veinticinco años lo que ha originado una invariable reducción de inversiones internacionales y a corto plazo el mayor coste de la deuda externa calculada en doscientos mil millones de dólares. Pero el presidente tiene otros datos. Se habla de fuga de capitales ante el temor a una recesión que, como fecha de arranque, tiene el próximo otoño. España está siendo el destino de importantes capitales mexicanos. Un ejemplo de ello podemos verlo en el incremento del precio de la vivienda en barrios residenciales de Madrid, la compra del Hotel Villamagna de Madrid por el grupo BK Partners, o la fuerte presencia del magnate Carlos Slim en la españolas FCC, Realia, Caixabank
La seguridad, el otro punto débil
La seguridad es otro de los puntos débiles del nuevo régimen; el numero de asesinatos y secuestros se ha recrudecido gracias a la impunidad con la que operan los carteles del crimen organizado. El primer semestre del año se ha cerrado con once mil homicidios oficiales. Para combatir la inseguridad el presidente creó la Guardia Nacional, un cuerpo de ejército que ha comenzado a desplegarse en las principales ciudades con setenta mil soldados que irá incrementándose paulatinamente hasta los ciento cuarenta mil. Se habla de militarización de la policía y del cambio de discurso cuando López era el eterno candidato.Por aquel entonces decía: “Tenemos que ir sacando al ejército de las calles. No está preparado para esta función”.
El ultimo de los desaciertos presidenciales fue la política migratoria de fronteras abiertas que ha provocado la llegada de miles de hondureños, guatemaltecos, salvadoreños y haitianos.
Se calcula que en los últimos tres meses entraron al país cerca de treinta mil migrantes gracias a la facilidad con las que se les garantizaba el traslado hasta los pasos fronterizos con EEUU, hasta que llegó el presidente Trump. Las serias advertencias de imposición de fuertes aranceles consiguieron que México diera marcha atrás en su política migratoria convirtiéndose desde hace unas semanas en el muro con centroamérica originándose un drama humanitario.
Los costes de la contingencia migratoria –dice el presidente– los espera obtener con la venta del avión presidencial. Un moderno avión Boeing 787 Dreamliner comprado durante el mandato de Peña Nieto, hipotecado 15 años y parado desde hace seis meses en un hangar de California por decisión personal. Nadie se lo pidió, pero es que a López lo que le gusta es viajar en aerolíneas comerciales rodeado de su pueblo porque aun parece vivir en campaña permanente electoral.
Ha pasado un año desde la victoria electoral y el descontento ciudadano es evidente, aunque para su entorno se trate de conservadores de cuello blanco, 'fifís' que no quieren asumir el cambio de régimen. El pasado domingo 30 de Junio se movilizaron miles de ellos en todo el país colapsando calles y avenidas al grito de “Amlo queremos que te vayas”.