Cientos de manifestantes se congregaron este miércoles en El Paso para protestar contra la visita y del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, después de las matanzas del fin de semana pasado.
"No eres bienvenido aquí", "Queremos una disculpa", "Trump es un racista, supremacista blanco", apuntaban los carteles en El Paso, entre los que ondeaban banderas de México y Estados Unidos.
Los manifestantes condenaron el supremacismo blanco y la retórica antiinmigrante del presidente, que consideran inspiró al perpetrador del tiroteo del 3 de agosto en El Paso, Patrick Crusius, quien presuntamente subió a un foro online un manifiesto en que alertaba de una "invasión" de inmigrantes hispanos.
Al igual que ocurrió previamente este miércoles durante la visita de Trump a Dayton, donde el 4 de agosto ocurrió otro tiroteo que dejó diez muertos -incluido el atacante-, los manifestantes en El Paso también exigieron un mayor control a la venta de armas.
Sin embargo, Trump, indiferente a las críticas, aseguraba en Twitter que había sido recibido con "amor, respeto y entusiasmo" y que llas informaciones sobre las protestas en contra de su presencia eran "fake news".
Según testigos, por lo menos tres de las víctimas mexicanas fueron asesinadas a sangre fría mientras oraban y suplicaban por sus vidas.
Otros fingieron estar muertos mientras escuchaban las ráfagas de disparos en el centro comercial Walmart donde ocurrió la matanza, y algunos contraatacaron, arrojándole al atacante latas de comestibles.
"Toda la gente corrimos por la puerta de emergencia. Iban muchos niños y mucha gente corriendo, llorando, gritando y empujándose. Mucha gente se quedó tirada en el piso, cuando no pudieron salir corriendo", dijo a Efe Virginia Vargas, una testigo.
Desde el mismo sábado de la masacre, el presidente Trump ha sido bombardeado por críticas por su discurso contra los inmigrantes. A raíz de los sucesos en Dayton y El Paso, el mandatario declaró que "el odio no tiene cabida en nuestro país".
No obstante, atribuyó las matanzas a un "problema mental" de los atacantes y llamó a restringir la venta de armas a las personas con enfermedades psiquiátricas.
Al respecto, el vicealcalde de El Paso, Ricardo López, dijo que el actual repudio a la violencia relacionada con las armas de fuego brinda la oportunidad de reformar las leyes.
"Que se enfoquen en las armas para hacer algo más. No es suficiente lo que está diciendo el presidente; necesitamos más liderazgo por parte de él, y no solo de él sino del Senado", manifestó.
El presidente Trump visitó este miércoles Dayton (Ohio) y El Paso (Texas), dos ciudades que se sumaron a la lista de tiroteos indiscriminados que desde hace años sacuden al país.
Trump se reunió, acompañado por su esposa, Melania, con heridos y familiares de las víctimas de las masacres de Dayton, donde el domingo pasado nueve personas perdieron la vida antes de que las autoridades abatieran al atacante, y El Paso, que el sábado se convirtió en escenario de un tiroteo que causó la muerte de 22 personas.
Antes de partir de Washington el presidente defendió ante los periodistas que su retórica no ha contribuido a la violencia de los tiroteos y, por el contrario, "une a la gente".