Elementos pensados para momentos de conflicto bélico que en tiempos de pandemia son un valioso armamento sanitario para confrontar el avance del coronavirus SARS-CoV-2 en el país austral, que desde hace más de tres meses avanza sin atisbo de capitulación.
Un enemigo mundial que en Chile ya ha dejado más de 180.000 contagiados y 3.362 fallecidos y que tiene al sistema sanitario al borde del colapso, principalmente en las céntricas ciudades de Santiago, Valparaíso y Viña del Mar, donde más de 8 millones de personas permanecen bajo cuarentena domiciliaria.
Además, el país se encuentra desde marzo bajo estado de excepción por catástrofe y toque de queda nocturno, y con las fronteras cerradas, al igual que las escuelas y los establecimientos que no sean de primera necesidad.
En ese escenario las FF.AA. ayudan a descongestionar los abarrotados recintos de salud de las zonas críticas para dar espacio a los nuevos pacientes que día a día ingresan afectados por la Covid-19.
UCI con alas
En la base de la Fuerza Aérea de Chile (FACh) en el aeropuerto de Santiago un avión C-130 Hércules espera en la pista de despegue con la bodega abierta la llegada de cuatro ambulancias medicalizadas.
El arribo de los vehículos sanitarios pone en marcha un operativo de traslado de pacientes críticos desde la capital hacia diversas regiones del país donde la pandemia es menos severa y así liberar camas UCI en los casi al límite hospitales de Santiago.
"El material de vuelo C-130 es polivalente y con capacidad para hacer múltiples misiones y específicamente ahora estamos realizando traslado de pacientes críticos altamente infecciosos, con la particularidad de trasladarlos en cápsulas de aislamiento individual con presión negativa", señaló el comandante Gino la Rosa, jefe del departamento de Aislamiento Operativo de FACh.
Al menos 77 pacientes críticos han sido trasladados en estas aeronaves, que ahora no cargan suministros para llevar a las bases de la Antártida ni ayuda humanitaria para misiones internacionales como la de Haití, sino que son una suerte de hospitales con alas con capacidad para mover hasta seis pacientes, sus respectivos equipos médicos y el personal sanitario que les atiende.
Además de los C-130 Hércules, la FACh también dispone sobre la pista de despegue de varios helicópteros Black Hawk, utilizados por Fuerzas Armadas de medio mundo para tareas de despliegue y evacuación en combate, que ahora son UCI unitarias para traslados de menor distancia pero con las mismas capacidades médicas que los aviones.
Consultorios en buques de guerra
En el puerto de Valparaíso (centro) y anteriormente en el de Talcahuano (sur) el buque anfibio de la Armada Sargento Aldea hace las veces de un centro médico para atender a los enfermos con dolencias no relacionadas con el coronavirus y liberar a los hospitales regionales para que puedan centrarse en la pandemia.
El navío, pensado para transportar a los infantes de marina hasta la cabeza de playa y ser el primer centro de auxilio para heridos en combate, tiene 2 quirófanos, una UCI y 20 camas de hospitalización que ahora atienden a civiles que necesitan cuidados sanitarios de carácter leve o intermedio.
"Se llegó a la conclusión de que, independientemente a la pandemia había otras cosas que se seguían produciendo, como nacimientos, enfermos de cáncer, accidentes y eran cosas que no se podían dejar de lado. Se determinó que se utilizara el buque en la realización de operaciones de mediana y baja complejidad como el que quiebre de una mano y que necesita cirugía", indicó el comandante de la Agrupación de Buques Anfibios de la Armada Leandro Chávez.
Reinventar un hospital militar
La necesidad de camas críticas en Chile, sobre todo en Santiago, donde se concentran el 80 % de los contagios del país austral, hizo que el Hospital Militar del Ejército en la capital se pusiera a disposición del sistema de salud nacional para derivar pacientes desde centros médicos civiles saturados por los envites de Covid-19.
El establecimiento sanitario del Ejército apenas contaba con 9 camas de UCI antes de la pandemia, pero tras adaptar la Unidad de Tratamiento Intermedio y la Unidad Coronaria han conseguido disponer de 34 camas críticas, todas ocupadas en la actualidad.