El Gobierno peronista del presidente argentino Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Kirchner padeció este domingo una fuerte derrota en su primera prueba electoral, las primarias para designar candidatos a diputados y senadores en los comicios del 14 de noviembre próximo.
En medio de un clima de desencanto y de voto castigo, Juntos por el Cambio, la coalición opositora de centroderecha del expresidente Mauricio Macri (2015-2019) se alzó con 40% de sufragios a nivel nacional y general contra 30% del oficialista Frente de Todos, de centroizquierda.
En la capital argentina, Buenos Aires, los electores asestaron una superpaliza a Fernández-Kirchner sumando 75% de votos opositores, versus 24,60% del oficialismo. En la provincia de Buenos Aires, principal distrito electoral, la oposición aventajaba por cinco puntos al peronismo kirchnerista. Y también triunfó en 17 de las 23 provincias restantes.
El presidente debió admitir anoche el revés: "El pueblo se expresó. Algo no habremos hecho bien para que la gente no nos acompañe como esperábamos. Escuchamos con respeto y atención el veredicto de la gente", afirmó en un discurso. Macri replicó: "Este es un claro mensaje de Argentina que dijo basta a la mentira. Empezamos a ver el fin del populismo".
En las parlamentarias de noviembre próximo se renovarán la mitad del Congreso y un tercio del Senado. Los resultados parecerían vaticinar, si se repiten esos números, que el Frente de Todos perdería la mayoría de escaños de diputados y el quórum entre los senadores.
PASO
La de este domingo fue una elección "Primaria, Abierta, Simultánea y Obligatoria" (PASO). Se trata de un tipo de comicios creado en 2009 por la entonces Presidenta Kirchner, con la pretensión de que los partidos políticos democratizaran la designación de sus candidatos.
Sin embargo, como Argentina es un país de "hecha la ley, hecha la trampa", la ahora vicepresidenta Kirchner, jefa fáctica de la coalición gobernante, se cargó su propia criatura, la PASO, y escogió a 'dedazo' a los candidatos oficialistas.
Así, hubo boleta única del Frente de Todos, tanto en Buenos Aires capital como en la provincia. No existió la competencia interna entre precandidatos oficialistas. De ese modo, lo que debía ser una primaria devino en una simulación. La oposición, en cambio, sí dirimió la puja de precandidatos.
La PASO se convirtió más que nada en un plebiscito o referéndum de la gestión de Fernández que lleva 20 meses en la Casa Rosada y viene perdiendo popularidad. Su imagen positiva se derrumbó de 61% a 37% en agosto. Y la negativa ha trepado hasta a un 60%, según encuestas.
Considerado un presidente vicario de la vicepresidenta Kirchner, algunos se burlan llamándolo "títere de Cristina" en las redes sociales y programas de televisión. En 2019 ella sabía que no podía ganar si era presidenciable. Entonces lo aupó a él de candidato, un político con fama de moderado y leal.
Economía, Covid-19...
El truquillo electoral funcionó y el kirchnerismo peronista derrotó por ocho puntos al presidente y magnate de centroderecha, Mauricio Macri, volviendo al poder luego de las tres presidencias anteriores: de Néstor Kirchner (2003-2007) y Cristina Kirchner (2007-2011/2011-2015).
Pero la gestión ha sido cuesta arriba para Fernández que no atina a acertar en sus medidas. La economía se reinicia lentamente luego de tres años de depresión. La inflación de 50% anual carcome los salarios. Y cunde el pesimismo, miles de jóvenes sueñan con emigrar a Europa o Norteamérica.
La pandemia de la Covid-19 también colaboró a incrementar el mal humor social, sobre todo por la cuarentena estricta de casi ocho meses decretada por Fernández en 2020. No obstante esa medida extrema, el virus ha provocado 113.000 muertes sobre 5,5 millones de casos. En la vacunación el 63,81% de los 45 millones de habitantes de Argentina ha recibido una dosis y 40,52% dosis completa.
Tal vez por miedo al contagio y la propagación del Covid, el ausentismo marcó a las primarias. Aunque el voto es obligatorio para ciudadanos de 18 a 70 años, solamente acudió a votar el 67% de los 34,3 millones de electores habilitados. Ha sido la participación ciudadana más baja desde la restauración de la democracia en 1983.
Los comicios ratificaron que el sistema político está partido en dos grandes coaliciones antagónicas. Una, el Frente de Todos, con la jefatura de Cristina Kirchner mandando a las fuerzas de centroizquierda. Salvando todas las distancias, algo semejante a la alianza PSOE más Unidas Podemos. De hecho, Iñigo Errejón saludó por Twitter a la coalición gobernante.
"La grieta"
La otra, Juntos por el Cambio, de centro y centroderecha, y la jefatura del expresidente Macri. Si se quiere una alianza semejante a la sumatoria del Partido Popular y Ciudadanos.
Los argentinos viven divididos y polarizados en torno a esa bifurcación política que se denomina "la grieta". Tan es así, que muchos amigos y familiares dejaron de hablarse por estar enfrentados. Y hasta en las aplicaciones de ligue los usuarios explicitan si son 'K' (kirchnerista) o 'anti K', para no toparse con sorpresas disfuncionales en la primera cita.
La campaña mostró perlitas surrealistas. Por caso, la pre candidata kirchnerista Victoria Tolosa Paz (33% de votos) proclamó orgullosa: "En el peronismo siempre se garchó (NdlR: folló)". De inmediato las redes sociales se incendiaron y pasaron a llamarla Victoria "Golosa" Paz.
Pero el súmmum fue la pre candidata Cinthia Fernández (1% de votos). Rodó un video casi en cueros bailando tango frente al parlamento. "¿Por qué tanto nervio? Este culito es una simple y barata estrategia de campaña”, se sinceró.