Lula da Silva tras ganar las elecciones.

Lula da Silva tras ganar las elecciones. Reuters

América

Cicatrizar a Brasil y reflotar la economía con el Congreso en contra: los retos de Lula da Silva

El nuevo presidente promete también luchar contra el hambre en el país y reactivar las políticas medioambientales.

1 noviembre, 2022 02:09

Menos de dos puntos de distancia: una margen escasa que dio forma a una victoria épica. Lula ganó las elecciones culminando un camino de resurrección que le llevó de la carcél hasta la silla del Palacio de Planalto. Asciende a la presidencia por tercera vez en su carrera política, más que ningún otro presidente, se convierte en el primer político en evitar la reelección de un presidente y, pese al escaso márgen de ventaja sobre Bolsonaro, es el más votado de la historia.

Ahora, su reto es gobernar. En frente, tiene un Congreso desfavorable, escorado a la derecha y que le dificultará mucho la aprobación de las medidas que quiera implementar. La herencia del bolsonarismo durará mucho más que el mandato de su antecesor y traspasa las paredes de la Cámara baja. 

Lula es consciente de que esos 49,1% que ha logrado Bolsonaro representan a más que a los indefectibles de la ultraderecha y a los nostálgicos de la dictadura. Son el espejo de un ala de la sociedad que tendrá que reconquistar y saber entender si quiere lograr su primera promesa tras la victoria: "Seré el presidente de 215 millones de brasileños. No hay dos Brasiles, hay un solo país, un único pueblo, una gran nación. Es hora de bajar las armas. Este país necesita paz y unidad".

Apaciguar a ese país roto por la mitad, polarizado hasta la médula, es su primera misión. "El gran desafío es repacificar la sociedad, que más que polarizada, está brutalizada. Esos 30% de apoio radical al bolsonarismo, que sabemos que existe en nuestra sociedad me deja en shock", analiza el politólogo Bruno Speck. "Tardará un teimpo hasta lograr desarmar a la sociedad, hasta que pueda acabar con ese ambiente de polarización... Estos cuatro años han traído una brutalización del día a día, una mayor predisposición de la gente para la violencia... borrar todo eso lleva su tiempo".

Quizás la mejor expresión de esto sea una de las últimas imágenes antes de las elecciones. La diputada brasileña Carla Zambelli, una aliada muy próxima del presidente Jair Bolsonaro, persiguió a un hombre a punta de pistola en mitad de una calle de Sao Paulo. Como ella, más de 670.000 brasileños poseen armas en el país, 10 veces más que hace cinco años.

Ese hecho, anclado en la polarización y las dudas sembradas por Bolsonaro sobre la idoneidad del sistema electoral, hacían temer protestas violentas si al final el ultraderechista perdía. Algo que no ocurrió, pese a que el ultraderechista aún no ha reconocido el resultado ni ha felicitado al ganador. 

"Este pueblo no quiere pelearse más, es hora de bajar las armas, que jamás se deberían haber empuñado y unir a las familias. Las armas matan y nosotros hemos elegido la vida", ha dicho el nuevo presidente. "Con ayuda del pueblo vamos a encontrar una salida para que este país pueda volver a vivir de forma democrática y armónica y construir el mundo que necesitamos".

Reflotar la economía

En su discurso de victoria, Lula remarcó también la necesidad de erradicar la pobreza y el hambre de la sociedad brasileña. Estos cuatro añosde legislatura han hecho doblar el número de personas que padecen hambre en el país, hasta alcanzar los 33 millones. 

"Nuestro compromiso más urgente es acabar otra vez con el hambre", ha dicho. "No podemos aceptar como algo normal que millones de hombres, mujeres y niños no tengan nada que comer. Por eso vamos a retomar la prioridad para las familias de baja renta y volver a traer los programas de inclusión. Brasil no puede seguir conviviendo con ese muro de desigualdad", destacó.

"Tenemos el deber de garantizar que todos los brasileños puedan desayunar, almorzar y cenar todos los días. Ese será nuevamente el compromiso número uno de mi gobierno. La rueda de la economía volverá a girar con la creación de empleo, aumento de salarios y renegociación de la deuda de las familias que han perdido su poder adquisitivo. La rueda de la economía volverá a girar con los pobres como parte del Presupuesto", dijo.

Para ello, hay que hacer reflotar la economía. Pese a que en septiembre la tasa de inflación bajó hasta el 7,17% desde su pico máximo en abril, del 12,5%, los ciudadanos siguen sufriendo los altos precios. Los expertos coinciden en el que el desafío económico será vital. Además, Brasil tiene más de 11 millones de desempleados y, en lo que va de año ha creado un 14,4% menos de empleos formales que en el mismo periodo de 2021. El 47% de la población trabaja en empleos informales.

Su primer reto será aprobar los presupuestos que le permiten dar inico a las medidas que puedan revertir la situación, pero no será una tarea fácil. Además de tener que formar a un equipo de transición, en el que tendrá que poner de acuerdo a los 10 partidos que integran la coalición que lidera, Lula tendrá que negociar con la bancada más a la derecha y mayoritaria en el Congreso. La tensión ha sido tanta durante la campaña que quedan muchas dudas de que cualquier colaboración vaya a ser posible. 

"La agenda de Lula tendrá que acercarse más al centro que a la izquierda, porque necesita llegar a acuerdos con muchas formaciones para sacar adelante las medidas necesarias. El poder executivo se enfrentará al poder legislativo y la duda es sí Lula conseguirá gobernar con ese lñegislativo. Lo puede hacer, pero teniendo una agenda al centro", explica el politólogo Humberto Dantas. 

Existe una preocupación en el PT sobre cómo se dará acceso a las cifras, proyecciones e información estratégica de la administración pública actual, sin la cual se dificulta la toma de decisiones. La apuesta, sin embargo, es que el proceso termine avanzando gracias al personal técnico de los organismos, que se mantienen independientes del gobierno de entonces y están al servicio del Estado, no de uno u otro grupo.

Para 2023, el PT quiere subir el salario mínimo con base en el crecimiento medio del IB de los últimos 5 años, lo cual daría una expansión del 1,3% pero que algunas fuentes cercanas al PT han subido hasta el 2% según adelantan algunos medios brasileños.

Frente al Auxilio Brasil de Bolsonaro, el programa de ayuda a los más desfavorecidos creada por Bolsonaro, el nuevo presidente propone complementar los 600 reales mensuales que se dan actualmente, unos 113 euros, con una ayuda de 150 reales, 29 euros, por hijo. El objetivo a largo plazo es lograr una renta básica universal para cada ciudadano.

Durante la campaña Lula ha defendido, además, un sistema fiscal más progresivo y menos basado en los impuestos al consumo, que perjudican a los pobres. Su proyecto plantea exentar del impuesto sobre la renta a las personas que ganen menos de cinco salarios mínimos, unos 1.130 euros mensuales. Por otro lado, quiere que los ricos paguen más, sin detallar cuánto, y luchar contra la evasión fiscal.

"Este mundo no es el de 2003, con una solución fácil, donde realmente el mayor problema de Brasil era el propio Lula y la confianza que fuese capaz de inculcar, o no, en los mercados. En ese momento, Lula propició un choque de confianza e hizo un Gobierno tranquilo, porque el mundo era tranquilo", recuerda Dantas. "Veinte años después, el mundo ha cambiado mucho. Es más ácido y difícil sin soluciones fáciles a los problemas económicos". 

Rescatar la Amazonia

La Amazonia fue otra de las víctimas de la política de Bolsonaro y los datos hablan por sí solos: entre enero y agosto de 2022 se han talado casi 8.000 kilómetros cuadrados de foresta, la mayor superficie de los últimos 15 años. El año pasado, los datos globales señalan que más de 13.000 kilómetros cuadrados de foresta fueron talados.

Lula ha prometido retomar las políticas ambientales y las instituciones confían el él, pero el camino no será fácil. "No tengo dudas de que Lula va a volver a reactivar toda la política ambiental, pero es un desafío enorme, porque la situación está muy lejos de ser la que había en 2003", contaba a este periódico antes de la primera vuelta Suely Araújo, urbanista y abogada, doctorada en ciencia política, especialista en políticas públicas del Observatorio del Clima y expresidente del Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (Ibama) entre 2016 y 2018.

"Bolsonaro deja una herencia de tierra arrasada. Ha fomentado la deforestación para la agricultura, la minería en tierras remotas e indígenas y los proyectos de infraestructuras que se adentran en la selva, trayendo consigo muchas actividades ilícitas", recordaba. "Hoy día, los crímenes ambientales están conectados con actividades criminales como el tráfico de drogas, de armas y hasta la trata de personas. El escenario es muy grave, hay muchos conflictos sociales en el territorio, mucha violencia y hace falta actuar de forma inmediata, con medidas muy fuertes, para que la Amazonia deje de ser esta región sin ley, en mano de criminales", advertía.

este domingo, Lula da Silva reiteró su compromiso con el medio ambiente y anunció que retomará la protección de los biomas en el país especialmente de la Amazonia. "Brasil y el planeta necesitan de una Amazonía viva. Vamos a combatir toda y cualquier actividad ilegal y demostraremos que es posible generar riqueza sin destruir el medio ambiente", dijo Lula.

Este junio, Lula lanzó una plataforma en la que se comprometía a combatir los delitos ambientales, trabajar hacia el fin de la deforestación y cumplir con los objetivos de reducción de emisiones del Acuerdo de París. En ella, manifestaba también su apoyo a la idea de una transición energética, pero también se comprometía a expandir los trabajos de la compañía petrolera nacional de Brasil para mantener lo que llamó "seguridad energética".

Durante la campaña Lula ganó además una aliada de peso: Marina Silva, exministra del Medio Ambiente de su Gobierno, que dimitió por diferencias sobre los proyectos de represas hidroeléctricas de Lula, anunció su apoyo a la candidatura del líder del PT. Lo hizo tras pactar una serie de medidas con el candidato a la presidencia que incluyen la introducción de precios al carbono, la emisión de nuevos incentivos financieros para la agricultura sostenible y la creación de la Autoridad Nacional de Cambio Climático para garantizar que las políticas públicas se adaptan a los objetivos del Acuerdo de París.

Los derechos sociales

A diferencia del presidente saliente, que recortó el 99% del presupuesto destinado a las acciones destinadas a los derechos de las mujeres y la igualdad, la agenda social del nuevo presidente pone el énfasis en la protección de minorías raciales y de las mujeres. Señala que legislará en contra de las distintas formas de discriminación como el machismo, el racismo, la LGBTfobia. Promete recrear el Ministerio de Igualdad Racial y garantizar la libertad de religión y culto.

La confianza en las instituciones

Aún queda por ver si el resultado de las elecciones tendrá consequencias más allá del cambio legítimo y democrático del presidente. En la memoria de todos está el discurso irresponsable de Donald Trump que desembocó en el asalto al Capitolio, hecho que dejó heridas profundas en la sociedad estadounidense, cuya confianza en las instituciones se ha socavado de una forma que todavía no ha podido ser reparada. 

A lo largo de la campaña, el discurso de Bolsonaro siguió el mismo patrón de su vecino del norte, sembrando la duda sobre el proceso electoral, hablando de fraude sin pruebas. Pero Bolsonaro no sólo debilitó la confianza social en el sistema democrático, sino que han debilitado muchas otras instituciones necesarias al correcto funcionamiento del país y que le toca ahora, a Lula, reconstruir. 

"Uno de sus grandes desafíos es la reconstrucción de las instituciones estatales desmanteladas: las universidades públicas, las institutos públicos de control, el Insitituto Brasileño del Medio Ambiente (IBAMA) y todas las instituciones de regulación que Bolsonaro demanteló", cuenta Speck. 

La politica exterior

Lula da Silva ha señalado a Bolsonaro por varias veces como el culpable del aislamiento de Brasil a nivel internacional y le acusó de transformar a la potencia sudamericana en "un paria". A lo largo de su legislatura, amenazó con retirar a Brasil de la Organización Mundial de la Salud y de los Acuerdos Climáticos de París. Más concretamente, ha retirado a Brasil del Pacto Mundial para la Migración, respaldado por la ONU, y de UNASUR, la unión de naciones sudamericanas. Terminó aislando al país de todos los actores importantes a nivel internacional y eliminado la influencia del país.

"Nadie quiere hablar con Brasil y ningún país quiere recibir a Bolsonaro", recalcó Lula durante el último debate entre los dos candidatos. Ahora, Lula intentará rescatar el papel de Brasil a nivel internacional.