Cuatro días después de las elecciones en Brasil, los seguidores de Jair Bolsonaro siguen colapsando carreteras y protestando delante de los cuarteles, pidiendo una intervención federal que impida la toma de posesión de Lula da Silva, el ganador y legítimo presidente.
Las declaraciones de Bolsonaro este martes, que a su manera reconoció los resultados pese a no haber felicitado a Lula en ningún momento ni haber hablado en derrota de forma explícita, no ahondaron en las protestas callejeras. Bolsonaro se limitó a decir que "las manifestaciones pacíficas siempre serán bienvenidas", pero reforzó que sus métodos "no pueden ser los de la izquierda, que siempre perjudicaron a la población, como la invasión de propiedades, la destrucción de patrimonio" y no permitir "el derecho de ir y venir".
Para sus seguidores, el discurso de Bolsonaro sería una especie de orden en clave para que las protestas continúen. "El presidente lo hizo bien. Dijo muy poco y no ordenó a nadie que saliera de la calle. No ordenó a nadie que detuviera la protesta. ¡Vamos a la calle, gente!", dijo un seguidor de Bolsonaro. "Él dijo que 'Es un honor ser el líder de millones de brasileños', el presidente no dijo 'haber sido el líder'". “¡El presidente no reconoció la victoria del ladrón! ¡Vamos, encima de ellos!”, dice otro mensaje.
Y eso han hecho. Un poco por todo el país, los cortes de carreteras, y los pedidos de intervención militar han seguido. Las manifestaciones son, en su mayoría, convocadas por Whatsapp y otros servicios de mensajería y las directrices son las mismas: que sean espontáneas, que no hagan referencia directa al presidente saliente y que no se hable abiertamente de golpe de Estado.
En los vídeos difundidos en las redes sociales se ve tanto a seguidores de Bolsonaro haciendo el saludo fascista como evangélicos llorando desconsolados porque defienden, sin ningún tipo de prueba, que Lula acabará con la libertad religiosa. Todos creen que si mantienen las protestas, al final el Ejército terminará saliendo a la calle impidiendo que Lula sea el nuevo presidente.
Este miércoles, Bolsonaro publicó un vídeo en sus redes sociales pidiendo a los manifestantes dejar de bloquear las carreteras. Pero lo hizo de forma ambigua, señalando que las protestas pacíficas podrían mantenerse, una vez que "son parte del juego democrático".
"Sé que estáis enfadados, que esperabais otra cosa, yo también estoy tan triste como vosotros, pero tenemos que tener la cabeza fría. Las manifestaciones son bienvenidas y son parte del juego democrático pero hay algo que no está bien: cerrar las carreteras a lo largo de Brasil perjudica el derecho de ir y venir de las personas, protegido por nuestra Constitución. Hay que respetar el derecho de otras personas que se están desplazando, además de que estas acciones perjudican nuestra economía", empezó por decir el presidente derrotado.
Al mismo tiempo que pedía el fin del bloqueo en las carreteras, Bolsonaro alentaba otro tipo de protestas y, aunque no cuestionó la legitimidad de los resultados si hizo referencia a acciones que permitan "seguir luchando por la democracia", a la vez que reforzaba la idea de que se tratan de movilizaciones "espontáneas".
"Os estáis manifestando de forma espontánea. Por favor, no penséis mal de mí, quiero vuestro bien. Estos años al frente de la presidencia colaboré para restituir el sentimiento patriótico, la defensa de la familia y la libertad, no vamos a tirar esto a la basura. Vamos a hacer lo que tenemos que hacer, estoy con vosotros y estoy seguro de que vosotros estáis conmigo: mantengamos las carreteras limpias por el bien de nuestra nación y para que podamos seguir luchando por la libertad y la democracia", ha dicho.
¿Táctica trumpista?
Pese a ser más sutil que el mandatario estadounidense que, antes del asalto al Congreso de los Diputados de EEUU hizo un discurso incendiario ante sus fieles y alentó de forma explícita a "caminar hacia el Capitolio" y "luchar como demonios", la táctica de Bolsonaro tiene algunas similitudes.
El mandatario brasileño parece haber aprendido de los errores de Trump y evita los llamamientos explícitos a la violencia. Pide a sus seguidores que sigan en las calles pero sin bloquear las carreteras. Dice que las manifestaciones pacíficas son bienvenidas y en ningún momento hace referencia a los resultados legítimos de las elecciones, ni pide a sus seguidores que acepten la elección de los ciudadanos en las urnas.
Al revés, pide "seguir luchando por la libertad y la democracia", remarca que las "manifestaciones espontáneas" son "parte del juego democrático" y refuerza su connivencia con el movimiento: "estoy con vosotros y vosotros conmigo".
Por lo pronto, pese a la duración del movimiento, no parece que tenga demasiada fuerza para lograr incidentes de mayor calado o acciones que puedan poner en causa el funcionamiento del sistema democrático brasileño.