La Policía de Ecuador controla la cárcel de Guayaquil.

La Policía de Ecuador controla la cárcel de Guayaquil. Europa Press

América

Los cárteles de la droga quieren convertir Ecuador en el nuevo México a través de las cárceles

Los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación entran en Ecuador y crean una guerra abierta por el control de corredores de cocaína hacia Europa, EEUU y Centroamérica. 

5 noviembre, 2022 02:40

Ecuador está al borde de convertirse en un narcoestado. Motines en cárceles, cada vez más presencia de cárteles mexicanos y colombianos y atentados con explosivos y asesinatos están provocando una crisis de seguridad sin precedentes en el país. La ola de violencia ha obligado al Gobierno de Guillermo Lasso a activar el estado de excepción en varias ocasiones, con el foco puesto en la región de Guayaquil, desde donde sale la mayor parte de la droga en contenedores. 

La explosión de violencia de los cárteles mexicanos se ha instalado en Ecuador y su epicentro son las prisiones, donde las Fuerzas Armadas y la Policía incautan casi a diario armas, municiones, explosivos y sistemas ilegales de comunicación. 

La crisis carcelaria en Ecuador es atribuida a bandas de delincuentes y narcotraficantes que se disputan el control de las prisiones, aunque también lo alimenta el hacinamiento y la falta de recursos. Las bandas criminales dominan varias penitenciarías, convertidas en un centro "seguro" de sus operaciones ante la incapacidad del Estado de asumir el control.

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Sinaloa y Jalisco Nueva Generación 

La lucha entre las bandas aliadas del Cártel de Sinaloa y del Cártel Jalisco Nueva Generación han convertido la situación en el país en una guerra abierta entre el Estado y los narcotraficantes para hacerse con el control de los corredores de droga de Colombia con destino a Estados Unidos, Europa y Centroamérica.

La violencia en las cárceles ha saltado a las calles. La guerra es total en las ciudades de Guayaquil y Esmeraldas, donde los atentados con bomba y los asesinatos se mutiplican cada día. Noviembre ha empezado con la tasa de homicidios más alta de la historia de Ecuador y octubre ha cerrado con casi una treintena de muertos, entre policías, presos y civiles.

La situación de preocupación y pánico entre la ciudadanía, especialmente en Guayaquil, ha llevado a su alcaldesa, Cynthia Viteri, a pedir al Gobierno que suspenda las clases y reduzca la jornada laboral para que los trabajadores puedan volver pronto a sus casas.  

Los Choneros y Los Lobos

Aunque la violencia se siente en las calles con atentados, asesinatos a punta de pistola y cuerpos colgados de puentes, el origen está en las prisiones del país, dirigidas en la sombra por bandas juveniles aliadas de los cárteles mexicanos por el control de la cocaína. De hecho, esas bandas aspiran a convertise en cárteles en Ecuador, donde destacan dos bandas: Los Choneros y Los Lobos.

Su número de integrantes, su capacidad armamentística y económica no paran de crecer y ambos ya tienen el control total de las líneas completas del narcotráfico en Ecuador. Compran y transportan cocaína, tienen sus propios laboratorios de procesamiento y centros de almacenamiento y transporte, según informa el diario ecuatoriano Primicias. 

Los Choneros ya cuentan con 20.000 integrantes y ya son considerados el brazo operativo del tráfico de cocaína del Cártel de Sinaloa. Los Lobos, con 8.000 integrantes, prestan servicio al Cártel Jalisco Nueva Generación con la ayuda de los Tiguerones y los Chone Killers.

Violencia en las cárceles 

Con estos datos, la batalla por el control total del narcotráfico en Ecuador está servida y las cárceles se están convirtiendo en un polvorín con muertos cada semana. Desde ellas se coordinan todas las actividades de los cárteles mexicanos en colaboración con las bandas locales, con muchos de sus miembros encarcelados. 

La prisión más grande del país, la de Guayaquil, ha sido escenario en las últimas semanas de una violencia sin precedentes y motines protagonizados por reclusos que se han intercambiado disparos y atentados con bombas que han obligado a la intervención policial y del propio presidente de Ecuador. 

De hecho, esta prisión ha sido escenario de la última redada policial con el traslado de los cabecillas de estas bandas de narcotraficante a otras prisiones de máxima seguridad del país, como la de El Rodeo, no sólo para asegurar el fin de la violencia, también para cortar toda comunicación entre los aliados con los cárteles mexicanos. 

El traslado de cientos de presos de Guayaquil culminó este jueves con un operativo en el que han participado 700 policías y 470 militares y han resultado heridos nueve policías y tres soldados. Horas antes, se habían registrado dos muertes y seis reos heridos en el marco de un nuevo enfrentamiento en otra cárcel del país, la Penitenciaría del Litoral. En esta prisión ya han muerto más de una decena de personas, entre reos, policías y funcionarios de prisiones.

Misma situación se ha vivido en otras cárceles del país, como la de Guayas 1, donde se han traslado más de 1.000 personas. La respuesta de los cárteles de la droga fueron atentados con explosivos en estaciones de policía, gasolineras y centros de salud de Guayaquil que han dejado al menos seis muertos.

Muchos de estos cabecillas están siendo trasladados a El Rodeo, una cárcel de máxima seguridad situada en Portoviejo, en la provincia de Manabí. Sin embargo, la estrategia de Guillermo Lasso podría salirle cara ya que un grupo de reclusos de El Rodeo ha advertido de un nuevo motín por el traslado de prisioneros de alta peligrosidad desde la Penitenciaría de Guayaquil, a quienes no quieren y culpan de la violencia en el sistema de prisiones.

Por medio de un portavoz encapuchado que aparece en un vídeo en redes sociales, los presos de El Rodeo advirtieron además de la posibilidad de una "guerra" si las autoridades penitenciarias y del Gobierno continúan con su política de traslado de presos considerados peligrosos.