El Partido Republicano de Estados Unidos vive su particular día de la marmota. Tras el histórico fracaso del martes al no lograr los votos suficientes para que su líder, Kevin McCarthy, fuera elegido presidente de la Cámara de Representantes en tres ocasiones, el miércoles, el resultado se ha repetido en la cuarta, quinta y sexta votación.
En todas y cada una de las rondas una veintena de congresistas conservadores, representantes del ala más extremista, se han rebelado contra el representante californiano y han bloqueado el poder Legislativo, obligando a repetir la consulta las veces que haga falta. Así, con su decisión, este hermético grupo de republicanos ha matado al padre: el expresidente estadounidense, Donald Trump.
Según un análisis del New York Times, al menos el 85% de los legisladores que negaron su respaldo a McCarthy fueron respaldados por Trump antes de las elecciones de mitad de mandato (midterms) celebradas el pasado noviembre. Y eso no es todo: la mayoría defiende la narrativa de Trump sobre el fraude electoral de 2020, son miembros del Freedom Caucus o ambas cosas a la vez.
Esta semana, sin embargo, han decidido no seguir los consejos del antiguo mandatario, que rompió una lanza en favor del candidato a presidir la cámara baja porque cree que "hará un buen trabajo". "Es el momento de que todos nuestros grandes miembros republicanos voten por Kevin, cierren el trato y tomen la victoria", dijo en a través de su red social Truth Social.
Y puede que sus palabras hayan evitado más deserciones dentro de una formación ya se vislumbraba dividida, pero que ahora parece zozobrar. Ahora bien, estas no han conseguido convencer a los 20 republicanos que han impedido que McCarthy consiga los 218 apoyos que necesita para ser speaker de la Cámara.
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Sus votos a favor han oscilado entre 203 (en las primeras dos rondas) y 201 (en las tres últimas). Los votos han acabado por mantenerse en 20, aunque la alternativa propuesta ha variado. El martes el grupo ultra optó por cantar el nombre del representante de Ohio, Jim Jordan, que es además miembro fundador del Freedom Caucus y confeso seguidor de McCarthy. No obstante, este pidió a sus compañeros que acabasen con la crisis interna.
Lejos de hacerlo, el miércoles, todos votaron a Byron Donalds, político de Florida, y se unió a su rebelión Victoria Spartz, que después de apoyar a McCarthy las tres primeras veces, optó por votar en blanco (present, en inglés) en las últimas.
Entre otras cosas, esto demuestra que los que se oponen a McCarthy no lo hacen porque creen que existe una alternativa mejor, sino simplemente porque no les gusta la que hay o quieren conseguir algo a cambio de desbloquear la situación.
Las claves del chantaje
En las últimas semanas y, sobre todo en las últimas horas, los disidentes republicanos, encabezados por Andy Biggs (de Arizona) y Matt Gaetz (de Florida), que pasó gran parte del anterior mandato siendo investigado por un juez federal, han tenido conversaciones con McCarthy para pedirle concesiones.
Los disidentes llevan tiempo presionando para conseguir sus objetivos políticos, entre los que se encuentra una reforma de los mecanismos de la Cámara de Representantes que permita a los legisladores independientes una mayor influencia y representación. También piden reglas especiales que permitan al Legislativo limitar el poder del estado federal sobre las distintas circunscripciones, como eliminar oficinas federales, despedir funcionarios o fortificar la frontera de Estados Unidos con México.
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Lo cierto es que, según recoge el NYT, McCarthy ya había prometido una serie de cambios diseñados para dar a los legisladores una mayor participación en el proceso. Pero al parecer no es suficiente. Los republicanos de extrema derecha quieren compromisos para adoptar su agenda política y conseguir puestos de poder en los diferentes comités del Congreso. En este aspecto, McCarthy aún no ha cedido.
Como explicaba Guillermo Ortiz en este periódico, estos 20 congresistas son un grupo "antisistemas" que cree que "Washington está podrido", según las palabras de Biggs. Se presentan así como políticos realmente incontrolables que sólo responden ante sí mismos y no entienden de negociaciones.
No obstante, hay algunos, como Dan Bishop, que simplemente creen que "Kevin McCarthy no es el candidato adecuado para ser el presidente de la Cámara porque ha perpetuado el statu quo de Washington que hace de este organismo una de las instituciones más fracasadas e impopulares del país", según un tuit que escribió.
En cualquier caso y a pesar de la oposición de una parte de la bancada republicana, la votación tiene que repetirse una y otra vez hasta que McCarthy o cualquier otro candidato salga elegido. El reglamento no contempla ninguna otra opción.
El problema es que, por el momento, ni el candidato actual quiere retirarse ni los republicanos tienen una alternativa ni los ultras parecen querer ceder en su chantaje. Así, el proceso puede alargarse en el tiempo e incluso llegar al récord de 1855, cuando se llegó a las 133 rondas y la actividad legislativa quedó paralizada durante semanas.
Y es que una Cámara de Representantes estadounidense sin presidente es una entidad inútil: no hay legisladores para dar una respuesta oficial a una emergencia o crisis y no se pueden aprobar proyectos de ley. Con todo, se pronostica "un invierno largo" en el seno del Partido Republicano.