El presidente nicaragüense Daniel Ortega ha ordenado el cierre de la embajada del Vaticano de la capital del país, así como la clausura de su propia embajada en el Vaticano, como respuesta a las declaraciones del papa Francisco en las que calificaba al régimen de Ortega como dictadura.
Según fuentes vaticanas conocedoras del asunto, esto no supone una ruptura total de relaciones entre Nicaragua y la Santa Sede, si bien supone una clara señal de hasta qué punto ha molestado en el Ejecutivo latinoamericano las declaraciones de Jorge Bergoglio.
El papa Francisco fue preguntado por Infobae esta semana sobre la creciente persecución que sufren las instituciones de la Iglesia Católica en Nicaragua, que Ortega ha calificado de "mafia" recientemente, a lo que el santo Padre respondió aludiendo al "desequilibrio de la persona que dirige", el presidente Ortega.
"Es como si fuera a traer dictaduras del 17, comunistas o hitlerianas del 35, traer aquí las mismas. Son un tipo de dictaduras groseras", subrayó el Sumo Pontífice.
Bergoglio respondía a la condena impuesta por Nicaragua sobre un obispo en el país, Rolando Álvarez, que fue condenado a 26 años de prisión por delitos de "traición a la patria".
Además, al obispo se le ofreció el exilio a Estados Unidos para evitar la prisión, algo que rechazó el también administrador apostólico de la diócesis de Estelí. El Gobierno pretendía trasladarle en un avión junto con más de 200 excarcelados y opositores al régimen de Ortega.