La voz que congregó a más de dos mil personas el pasado domingo en el puente internacional Paso del Norte-Santa Fe, que conecta la localidad mexicana de Ciudad Juárez con el estado de Texas (EEUU), utilizó las redes sociales para comunicar a personas a la espera de cruzar la frontera estadounidense que aquel día dejarían pasar sin cita.
El rumor de que uno de los cinco accesos a El Paso abriría temporalmente se propagó el sábado por la tarde, cuando un comunicado anónimo apareció en un grupo de Facebook donde migrantes estacionados cerca de los puestos fronterizos comparten sus vivencias.
En la página, titulada 'CBP ONE (frontera de México)' en honor a la aplicación que canaliza todas las solicitudes de asilo desde principios de año, conviven ánimos de los que han logrado llegar a Estados Unidos, oraciones para los que se aventuraron al río Grande y siguen sin dar señales, y palabras de frustración por la inoperancia del CBP One.
En medio de la marabunta virtual, apareció lo que parecía una entrada desveladora. El post rezaba: "Hace dos días pasé por el puerto de Paso del Norte, y el agente del CBP (Customs and Border Protection) me dijo que, porque hay mucha gente solicitando, desde mañana domingo dejarán entrar sin cita".
A la mañana siguiente, el mensaje de Facebook y el boca a boca demostraron haber hecho su trabajo. Una turba de dos mil personas se presentó ante el puente internacional Paso del Norte-Santa Fe al grito de "¡Queremos pasar!", atestiguó el Texas Tribune.
La extensa mayoría de ellos eran inmigrantes venezolanos. Una mujer declaró que se había unido a la caravana después de escuchar que Estados Unidos había decidido dar carta blanca a quienquiera que deseara ingresar en el país en conmemoración del Día del Migrante, una efeméride que en realidad se celebra el 18 de diciembre a nivel mundial.
Hacia el mediodía, la congregación había superado las garitas de peaje de la Guardia Nacional de México y bloqueado el puente. A su llegada a los checkpoints texanos, presionaron y exigieron a las autoridades su entrada al país.
La aduana estadounidense reaccionó con el cese de todo tránsito fronterizo, que no se reanudó hasta las 18:00. Además, se robusteció el control del puesto: asistió el Departamento de Seguridad Pública de Texas, y se levantaron barricadas, bloques de hormigón y alambres de púas en ese y otro puente de la ciudad. Según testimonios recogidos por CBS News, las autoridades también lanzaron gas lacrimógeno.
El rumor gobierna en la frontera
El chivatazo, que fue inmediatamente desmentido, es un viejo conocido en el día a día de la frontera. Camilo Cruz, de la Organización Internacional de las Migraciones en Ciudad Juárez, cuenta al Los Angeles Times que un mes atrás se esperaban "autobuses al lado americano para llevarse a gente para Canadá, y cuando acudieron al punto de recogida encontraron que era mentira".
Las fuentes locales coinciden en que estas maniobras son ideadas por los cárteles, y responden a tácticas a las que recurre el crimen organizado para alterar el orden en el control de las fronteras y los procedimientos autorizados. Además, estos episodios someten a la víctima a una frustración que posibilita al traficante aumentar las tarifas del viaje a una persona desesperada.
La situación límite de la mayoría de migrantes viene, aparte de las penurias que les forzaron a abandonar sus países de origen, de las dificultades de vivir en Ciudad Juárez, donde el refugio no admite más huéspedes, y muchos tienen dificultades para pagarse una habitación en un país donde no pueden trabajar.
En noviembre de 2022, cerca de 800 personas cruzaron el río Grande después de que se extendieran rumores por el campamento venezolano de la orilla sur de que se había levantado el Título 42 que, desde la aparición de la Covid-19, limita nuevos ingresos a Estados Unidos bajo el pretexto de "detener la introducción de enfermedades contagiosas".