Este domingo, Chile congrega en los colegios a su electorado para votar a los consejeros que elaborarán la próxima Constitución nacional. Son las segundas elecciones constituyentes en dos años, y de los 25 hombres y 25 mujeres que compongan el nuevo Consejo Constitucional saldrá la próxima propuesta de carta magna, que será votada en plebiscito en diciembre.
Los más de 15 millones de chilenos llamados a las urnas sienten desinterés por este nuevo estadio del proceso constituyente chileno, que dista ya del fervor del estallido social que condujo al deterioro del Gobierno de Sebastián Piñera a favor del actual presidente Gabriel Boric, que promovió en 2021 una de las constituciones más progresistas del mundo.
Después del último proyecto constitucional el pasado septiembre, rechazado por una derecha que se sintió excluida de su redacción, esta es la segunda ocasión para elaborar el documento que sustituirá a la carta magna de tiempos de la dictadura de Augusto Pinochet, aún vigente. Los conservadores ven esta como "la oportunidad de escribir una Constitución que refleje que somos todos iguales", ha dicho a Efe Carmen Frei, de la oposición democristiana.
El jueves terminó la campaña electoral, a la que se presentaron alianzas inéditas desde el fin de la dictadura en 1990. Por primera vez desde que se reinstaurara la democracia, el Partido Socialista chileno abandona su coalición natural de centro-izquierda para integrarse en el bloque formado por los comunistas y el izquierdista Frente Amplio, mientras que en la derecha se libra una pugna particular entre el conservadurismo tradicional (Chile Vamos), la ultraderecha (Partido Republicano) y los populistas (Partido de la Gente).
Aunque el resultado de la cita del domingo es determinante para el futuro de Chile, la apatía que siente el pueblo chileno puede ser un factor determinante en el resultado de las elecciones del domingo: esta será la séptima vez que el país vaya a las urnas en tres años, y se ha el entusiasmo por transformar la democracia chilena se ha erosionado desde las manifestaciones de 2019. Según la encuesta Criteria de comienzos de abril, tan solo un 31% de los chilenos está interesado en la redacción de una Constitución que sustituya a la actual, heredada de la dictadura (1973-1990) y reformada en democracia.
Afectará negativamente en la participación también que la elección "todavía arrastra mucho desconocimiento. El día de ayer seguimos haciendo puerta a puerta y todavía hay mucha desinformación de cómo se vota, qué se vota. La decisión va a ser muy encima y probablemente en la papeleta", dijo a Efe la candidata Camila Miranda, del partido oficialista Comunes.
El Consejo Constitucional operará desde junio a partir de un anteproyecto elaborado por una comisión de 24 expertos que el Congreso nombró el pasado marzo. Además, a diferencia del proceso constituyente de 2022, dominado por fuerzas izquierdistas e independientes, ahora es notable la implicación de las fuerzas políticas tradicionales. Los legisladores han acordado 12 principios institucionales desde los que empezar a trabajar, que incluyen la declaración de Chile como un "Estado social y democrático de derecho", la indivisibilidad de la "nación chilena" o el sistema bicameral.
Se espera así que el resultado sea un documento más moderado que la anterior propuesta. Nicholas Watson, de la consultora Teneo, afirma a Reuters que, de los tres bloques que compiten, parece que ninguno obtendrá "suficientes escaños para dirigir el proceso de forma independiente y sin compromisos". Aunque la desgana entre el electorado y la obligatoriedad del voto hacen difícil cualquier pronóstico de cómo resultarán los comicios del próximo domingo, la derecha y la ultraderecha son favoritas.
La delincuencia dañará a Boric
La apatía con la que los chilenos afrontan estas elecciones puede explicarse también por los efectos de la pandemia del coronavirus, la economía en desaceleración, una inflación obstinadamente alta, la inmigración ilegal y el aumento de la delincuencia. Los chilenos acusan al gobierno de Boric de la sucesión de agresiones a Carabineros por parte de civiles, que ya constituye un problema de seguridad. En el último año, una ola de delincuencia y crimen organizado ha incrementado las tasas de violencia y homicidios en el país en un 30%.
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"La gente tiene que saber que la Constitución no va a resolver directamente los problemas de delincuencia", dijo el viernes a Efe la presidenta de la Comisión de Expertos que redacta el anteproyecto de nueva ley fundamental en Chile, Verónica Undurraga, a dos días de los comicios para conformar el Consejo a cargo de su elaboración final.
A juicio de esta doctora en derecho de la Universidad de Chile y académica de la Universidad Adolfo Ibáñez, nombrada a principios de marzo para conducir el espacio integrado por 24 personas —17 de ellos juristas—, "no le hace bien al país mezclar las discusiones de contingencia con las discusiones a más largo plazo".
No obstante, las campañas desplegadas por las fuerzas políticas del país sudamericano para llegar a los escaños del Consejo Constitucional, órgano que será conformado por 50 representantes de la ciudadanía, ha explotado muchos elementos de la contingencia diaria, sin destacar el aspecto general y de marco legal de la Carta Magna.
"La Constitución es lo más lejano que hay a una agenda corta", sostuvo Undurraga, aunque le resulta "comprensible" la presencia de temas más "inmediatos" durante las campañas para dar a conocer a sus candidatos.
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"Es importante también hacer un poco de pedagogía constitucional y no subestimar la inteligencia de las personas, mostrar que una Constitución es el marco que tiene que establecer muy claramente cuál es la cancha en que las autoridades y organismos del Estado pueden moverse", apuntó Undurraga.