"¡Qué rico suena mi arma, qué rico suena!". Las palabras con las que un policía mató a un joven negro el pasado 28 de junio en Colombia hablan de la impunidad con la que se trata la brutalidad policial en el país. La noticia no se dio a conocer hasta el 14 de julio, cuando el activista antirracista Alí Bantú difundió la historia del adolescente de 16 años Milton Andrés Perlaza y de su trágica muerte en el municipio de Pradera (región de Valle del Cauca).
Según el testimonio de Bantú, el agente disparó al joven y lo arrastró a un río, donde sumergió hasta el ahogamiento. "¡Lo logró!", escribe en Twitter el abogado, que es director de la organización contra la violencia policial Colectivo Justicia Racial.
La Policía Nacional colombiana no se pronunció sobre la muerte de Perlaza hasta este 16 de julio, 20 días después de la agresión fatal y en respuesta a las peticiones de Bantú. Así, en un comunicado de este domingo los cuerpos policiales dijeron que "a orillas del río Bolo, en procedimiento policial resultó lesionado un menor de 16 años de edad, a quien le fue hallada un arma de fuego tipo pistola".
"En la reacción policial resultó lesionado el menor de edad, quien fue auxiliado y atendido en el hospital San Roque, posteriormente fue remitido al hospital Raúl Orejuela donde finalmente fallece", reconoce la Policía al final del documento. "La investigación de los hechos fue asumida por la Fiscalía General de la Nación".
Las autoridades colombianas alegan que los uniformados "observaron a tres personas en actitud sospechosa", y que al acercarse a efectuar un registro, estos "desenfundaron armas de fuego" en su contra.
Según Bantú, sin embargo, el fallecido y sus amigos se encontraban "a una cuadra de su casa" cuando "llegó la policía disparando" y los jóvenes salieron corriendo. "Uno de [los agentes] se sacó un arma del pecho y se la puso al menor, y frotaba su dedito en el gatillo, todo esto frente a la comunidad y familiares de Milton", cuenta. "En los barrios de gente negra todo el mundo corre cuando llega la policía, ¡hay miedo!".
La versión del director del Colectivo Justicia Racial en relación a cuándo murió el adolescente también contradice a la de la Policía: "Milton recibió un disparo en el pecho, no llegó al hospital con vida", alega Bantú en un tuit.
Las declaraciones del activista se basan en el propio testimonio de los amigos de Perlaza. A uno de ellos le dispararon en 17 ocasiones sin impacto. "Me contaba que mientras danzaba y corría esquivaba las balas. Una sonrisa de terror brotaba de su rostro", relata Bantú.
El abogado cita además que las autoridades aún no acuden al barrio a recoger los testimonios. "De hecho, el día del homicidio, un funcionario del CTI [Cuerpo Técnico de Investigación] solicitó a un familiar de la víctima que fuera a tomar fotos de la escena, en razón de que él no podía porque se mojaba las botas. ¡No valemos ni una mojada de botas!", denuncia.
"Denunciaremos a todos los funcionarios de policía y el CTI que se presten para encubrir este homicidio. El menor no portaba arma, hay cientos de testigos que vieron al policía asesinarle y luego implantarle una arma. ¡No obstaculicen la justicia!", aclara Bantú.
La reacción de Petro
La brutalidad policial hacia jóvenes negros ha dado otros titulares las últimas semanas en Colombia. El pasado 5 de julio, un policía se cobró la vida de otro joven en Bucaramanga, y el 15 de junio Zamir murió clamando: "No puedo caminar, me duele. Tengo un tiro en la pierna… ¡Mamá!". Este 15 de julio, falleció Erick Alberto en la ciudad de Santa Marta y el mismo día otro adolescente afro murió a manos de las autoridades en Barú, una península en el Caribe cercana a Cartagena, por presuntamente consumir marihuana.
La respuesta del presidente Gustavo Petro a la muerte del joven de Barú fue responsabilizar al comercio ilegal de la marihuana: "¿Saben a quién pertenece esta violencia? A unos congresistas qie prefieren la muerte a legalizar algo que ya es legal en todo el mundo", según tuiteó el mandatario la noche del domingo.
"Yo también consumo droga, tengo que reconocerlo, lo hago en fiestas, en reuniones y especialmente en cumpleaños; no por ello merezco la pena de muerte con la bala de un policía. Para aclarar, mi droga son las bebidas alcohólicas, exigimos legalización de todas las drogas", respondió al tuit Bantú.
"Es urgente reconocer que el Gobierno del Cambio heredó una Policía que da un tratamiento de enemigo a los pobres, clases populares y negros", incidió. E instó a Petro: "¡Es urgente reformar la Policía! Señor presidente y ciudadanía, la mejor reforma es una reforma integral a la política de drogas y a la justicia penal".