El presidente Guillermo Lasso decreta el estado de excepción

El presidente Guillermo Lasso decreta el estado de excepción Europa Press

América

Ecuador celebra elecciones anticipadas en plena ola de violencia política e inseguridad en el país

Millones de ecuatorianos irán mañana a las urnas para elegir presidente bajo la sombra de un contexto que ha llevado al país al estado de excepción.  

20 agosto, 2023 03:03

La atención de la comunidad internacional se encuentra este fin de semana en América Latina, donde Ecuador celebra la primera vuelta de sus elecciones presidenciales. El país se halla actualmente en estado de excepción después de que el candidato presidencial Fernando Villavicencio fuese asesinado el pasado 9 de agosto al término de un mitin político en Quito.

Expertos afirman que tanto la campaña electoral como las elecciones se enmarcan en un contexto de violencia política e inseguridad hasta ahora inaudito en el país.

Una supuesta malversación de fondos públicos por parte de Guillermo Lasso, hasta ahora presidente de la República, han hecho que Ecuador celebre por primera vez en su historia unas elecciones anticipadas.

[Mítines con casco y chaleco antibalas: Ecuador no se doblega tras el asesinato de Villavicencio]

Tras el estallido del “Caso Encuentro” el pasado mes de mayo, Lasso —todavía líder del Movimiento CREO— fue sometido a juicio político. Solo un día después expidió el Decreto 741, que ordena la disolución de la Asamblea Nacional y convoca elecciones presidenciales y legislativas extraordinarias.

El resultado: más de trece millones de personas están llamadas a acudir a las urnas este domingo, donde elegirán a un nuevo presidente, vicepresidente y a 137 miembros de la Asamblea. Los designados completarán el periodo actual, que acabará en 2025.

Ocho candidaturas y una posible segunda vuelta

El sistema electoral ecuatoriano prevé dos vueltas para estas presidenciales. Si ningún candidato supera el 40% de los votos y los 10 puntos de diferencia con el siguiente, deberá celebrarse una segunda vuelta entre los dos candidatos más votados, establecida ya para el próximo 15 de octubre.

No se espera que varíe la participación respecto a las anteriores elecciones, ya que en Ecuador el voto es obligatorio por mandato constitucional. Quienes no acudan a las urnas reciben una sanción económica y no obtienen el certificado de votación que es necesario para decenas de trámites en el país.

No obstante, sí se cree que pueda existir un posible repunte del voto en blanco: según Latinobarómetro, la insatisfacción con la democracia en Ecuador pasó del 48% al 90 % entre 2017 y 2020.

[La crisis de inseguridad en Ecuador se cobra el primer magnicidio en años]

Son ocho las candidaturas presidenciales que se postulan con la intención de relevar a Guillermo Lasso en el poder. Según los sondeos de varias firmas independientes como Tracking, Telcodata y Click Report, las favoritas para los ecuatorianos serían las de Luisa González (Revolución Ciudadana), Otto Sonnenholzner (Avanza) y Jan Topic (Partido Social Cristiano). Respectivamente, una coalición de partidos de izquierda, un partido socialdemócrata y otro conservador cristiano.

La violencia como nuevo actor político

Tan solo cinco días más tarde del asesinato de Villavicencio, líder del partido Movimiento Concertación, Ecuador anocheció con la noticia en portada de otro crimen político. El asesinato de Pedro Briones, dirigente local del partido progresista Revolución Ciudadana, relevó la atención a la ciudad portuaria de Esmeraldas.

Ubicada al norte del país, Esmeraldas es conocida por la alta presencia del narcotráfico y por ser una de las localidades más violentas de toda América Latina. Con 81 muertes por cada 100.000 habitantes en el año 2022, su tasa de criminalidad solo es superada por Caracas, capital de Venezuela, y Colima, en el oeste de México.

[Ola de crimen en Ecuador: cómo la entrada del narco y la inacción del Gobierno arruinaron un país seguro]

En relación con el contexto social en el que se enmarcan estas elecciones, el extremeño Pablo Pardo, docente de Ciencias Políticas en el Centro de Estudios Sociopolíticos de la Universidad Ecotec de Guayaquil, cree que estas se dan principalmente bajo el yugo de la violencia.

“Existe una polarización que se ve más bien entre los propios actores políticos, es decir, los candidatos. Pero esta polarización no se da realmente en la sociedad, prueba de ello son los resultados de los últimos procesos electorales, que lo que muestran es que la lógica o la dicotomía correísmo y anticorreísmo no es acatada realmente por los ciudadanos”, sentencia.

Entre el correísmo y el anticorreísmo

El correísmo es una corriente política integrada por los simpatizantes del que fuese presidente de la República de Ecuador, Rafael Correa. Según comenta a EL ESPAÑOL José Luis Fuentes, catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de las Américas, el correísmo agrupó a diversos grupos insatisfechos con el desempeño y las propuestas lanzadas desde el sistema democrático de principios de siglo.

Ambientalistas, feministas, movimientos de izquierda antiimperialista cercanos a lo que se denominó como “socialismo del siglo XXI” y algunos miembros de los partidos de izquierda tradicional que se articularon alrededor de la naciente figura política de Rafael Correa.

Desde 2010, cuando el expresidente se consolidó en el poder, el movimiento se volvió cada vez más dependiente de su presencia y postura derivando en lo ideológico alrededor de sus postulados económicos y políticos. En especial aquellos relacionados con una intervención activa por parte del Estado en el sistema económico y social.

[Quién era Fernando Villavicencio, el candidato asesinado de Ecuador]

“Los candidatos Otto Sonnenholzner, Christian Zurita (sustituto de Fernando Villavicencio), Jan Topic y Yaku Perez tienen la intención de competir entre ellos por forzar una segunda vuelta donde esperan liderar la oposición al correísmo", explica el experto en relación con la posible influencia que puede tener el correísmo en estas elecciones.

"En este sentido, la primera vuelta electoral se ha constituido por una parte en una especie de primarias para la oposición a Rafael Correa y por otra parte en el intento de definir la elección en una sola vuelta para evitar ingresar en una segunda vuelta contra toda la oposición unificada”, ha añadido. 

Alto grado de insatisfacción político

Antes del asesinato de Fernando Villavicencio, los principales temas de discusión entre el electorado eran las respuestas a la crisis económica que vive el país a causa de la Covid y la guerra contra el narcotráfico.

Según el Instituto Nacional de Migración de México, en lo que llevamos de año han llegado al país azteca 23.258 ecuatorianos, ocho veces más que en todo el 2022. Las principales causas, según las autoridades ecuatorianas, son la narcoviolencia, que atribuyen precisamente al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), algo similar a lo que sucede en la actualidad en otros países como Costa Rica.

Pablo Pardo considera que esta ola de violencia puede favorecer a Jan Topic (Partido Social Cristiano), al que denomina como “una especie de Bukele ecuatoriano”, por sus propuestas de “mano dura” contra el crimen organizado: “No era de los más opcionales para pasar a una segunda vuelta, pero ha tenido un pequeño repunte en las encuestas y es muy posible que aún suba más".

[Por Mítines con casco y chaleco antibalas: Ecuador no se doblega tras el asesinato de Villavicencio]

su parte, José Luis Fuentes augura en una línea muy parecida: “Con el asesinato de Villavicencio, el principal tema de discusión es la inseguridad. Sin duda alguna ha modificado entre el electorado incluso la intención del voto”. 

Si algo parece claro es que Ecuador va a las urnas con un alto grado de insatisfacción, en un contexto altamente crítico: el de un adelanto electoral por un posible caso de malversación de fondos públicos del presidente Guillermo Lasso, cuya desaprobación de su gestión era —según la consultora local Cedatos— del 64,4%, y la dificultad del sistema democrático vigente de proteger a la sociedad ante la amenaza de las redes del crimen organizado.