"No hay plata". Así resumió este domingo Javier Milei la situación de Argentina a la que tiene que hacer frente desde ese instante, tras haber jurado el cargo de presidente del país. Al más puro estilo estadounidense, Milei decidió sacar su discurso inaugural a la calle en lugar de pronunciarlo ante los legisladores, en un gesto de cercanía al pueblo y de lejanía a la "casta política" que repudia.
A lo largo de 33 minutos y más de 3.300 palabras, el nuevo líder argentino ha hablado casi a partes iguales de pasado, presente y futuro, si bien el ataque a la herencia recibida del kirchnerismo ha servido de eje vertebrador. Paradójicamente pocos minutos antes, bromeaba en el hemiciclo del Congreso con la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien tuvo su propio protagonismo en la jornada en forma de polémica.
Sobre el estrado, acompañado de varios presidentes internacionales como Volodímir Zelenski y del Rey de España, Milei se dirigió a sus seguidores en la calle y a la nación a través de los medios. Resumimos aquí su discurso en diez claves:
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1. "100 años de fracaso no se deshacen en un día. Pero un día empieza. Y hoy es ese día". Esta frase, pronunciada hacia el final del discurso, resume su alocución al completo. Un análisis crítico y señalador con el pasado reciente del kirchnerismo pero también del remoto, seguido de la noción de esperanza. Milei cree que sus soluciones traerán el avance al país, pero será un camino largo y tortuoso.
2. "Desde un país de bárbaros enfrascados en una guerra sin cuartel pasamos a ser la primera potencia mundial. Para principios del siglo XX éramos el faro de luz de Occidente". El nuevo presidente argentino hacía uso del principio básico del populismo y abanderaba, como ya hizo en campaña, el discurso ensoñador del pasado glorioso. A pesar de que no existen indicadores fiables de la economía del siglo XIX, los expertos señalan que ni siquiera en PIB per cápita Argentina llegó a ser el número 1 del planeta.
3. "La solución implica, por un lado, un ajuste fiscal en el sector público nacional de 5 puntos del PIB, que a diferencia del pasado, caerá casi totalmente sobre el Estado y no sobre el sector privado". Esta fue la primera de las recetas económicas que Milei desglosó en su discurso. El nuevo inquilino de la Casa Rosada pretende recuperar la confianza del inversor internacional, como trataría en otros puntos del texto, y para ello pone el foco en que no serán las empresas quienes carguen con el peso de aminorar el déficit del país.
4. "Aun cuando hoy dejemos de emitir dinero, seguiremos pagando los costos del desmadre monetario del gobierno saliente". Otra parte de la solución a la economía pasa, según Milei, oir "limpiar los pasivos remunerados del Banco Central", pero advierte de que la política monetaria tiene un efecto retardado en la economía real, "un rezago que oscila entre 18 a 24 meses", dándose así un margen de hasta dos años para determinar si sus medidas funcionan.
5. "La conclusión es que no hay alternativa al ajuste y no hay alternativa al shock. Naturalmente, eso impactará de modo negativo sobre el nivel de actividad, el empleo, los salarios reales, la cantidad de pobres e indigentes". El líder argentino anticipa a la población que vendrán tiempos difíciles en todos los frentes, pidiéndo implícitamente paciencia a una población que ha visto cómo su economía ha ido empeorando año tras año. Justifica en su alocución, además, que el shock es inevitable, puesto que en el pasado "todos los prgramas gradualistas terminaron mal".
6. "En materia de seguridad, Argentina se ha convertido en un baño de sangre. Los delincuentes caminan libres mientras los argentinos de bien se encierran tras las rejas". No todo ha sido economía en la disertación de Milei. Ha dedicado unos minutos a cuestiones sociales, empezando por la inseguridad, poniendo el foco en el escaso castigo que sufren los delincuentes, que han permitido al narcotráfico "apoderarse lentamente" de las calles, así como en unas fuerzas de seguridad "abandonadas" por la clase política "durante década".
7. "El 84% de nuestros chicos no termina la escuela en tiempo y forma". Ahondando en los problemas sociales, la educación también ha estado presente en su reflexión, incidiendo en que el 70% de los jóvenes que sí terminan el periodo escolar "no pueden resolver un problema de matemática básica o comprender un texto". En este aspecto, ha aludido a los datos del informe PISA conocidos en los últimos días, donde Argentina aparece en el puesto 66 de los 81 evaluados.
8. "Durante la pandemia, si los argentinos hubiéramos hecho las cosas como la media de los países del mundo, hubiéramos tenido 30.000 muertos. Pero gracias al estado de descuido e ineficiencia, 130.000 argentinos perdieron la vida". Este es, posiblemente, uno de los extractos más polémicos de su discurso. Señala que el sistema sanitario nacional "se encuentra completamente colapsado", con hospitales "destruidos" y médicos cobrando "misera". Para justificarlo, Milei especula con cifras de lo que habría podido pasar con un sistema mejor gestionado en la crisis del coronavirus.
9. "Este nuevo contrato social nos propone un país distinto, un país en el que el Estado no dirija nuestras vidas, sino que vele por nuestros derechos, un país en el que el que las hace las paga". Ante todos los problemas enumerados, el inquilino de la Casa Rosada llama a un nuevo contrato social basado en las ideas liberales, cuyo éxito, a su entender, ya se demostró en ese pasado glorioso del siglo XIX. Un país de ley y orden, en la más pura tradición nixoniana y trumpista.
10. "Ustedes saben que prefiero decirles una verdad incómoda antes que una mentira confortable". Concluía Milei su discurso con otro clásico de los argumentos populistas, el de la verdad frente a la mentira de la casta política, el del jarabe amargo que cura los males. No cabe duda de que casi la totalidad del discurso fueron verdades incómodas para el ciudadano argentino que, por otra parte, padece las consecuencias. Pero tampoco que Milei apenas ha dado soluciones concretas a los problemas enumerados. Sus mandamientos se reducen en uno: "¡Viva la libertad, carajo!"