No fue un acto de crimen organizado. Tampoco un homicidio. Fue un pacto de amistad. El pasado lunes, en un barrio en pleno centro de Santiago de Chile, cámaras de seguridad captaron a una mujer, en apariencia monja, dejando en la calle una maleta de forma sospechosa. Horas después un funcionario de limpieza intentó llevársela, pero el olor le hizo alejarse en forma inmediata. Se trataba de un conjunto de huesos; de un cadáver que llevaba desde abril del año pasado en manos de quien fue su compañera de parroquia.

Este miércoles las autoridades chilenas compartieron información actualizada sobre el caso. "Aquí hubo un pacto. La persona fallece hace un año y la otra la mantiene desde hace un tiempo en una maleta por el cariño que le tenía", señaló a la prensa el subprefecto Juan Fonseca. Lorena Patricia Ramirez, que es quien esconde el cuerpo, y la difunta Erica Fernández, habían acordado que no se abandonarían después de la muerte. Las dos estaban convencidas de no querer ser expuestas al espacio exterior y de la confianza a ciegas que se tenían una con la otra.

No eran formalmente monjas, sino 'consagradas laicas'. La diferencia reside en que estas últimas deciden 'consagrar' su vida a Dios de un modo personal o a través de algún movimiento. Pero siempre manteniendo sus libertades. De hecho, la protagonista de la trama tenía una hija y fue la llegada de ella a su casa lo que la hizo trasladar el cuerpo de su amiga. Tenía miedo de ser descubierta. Y su intención con dejarla en la intemperie, según manifestó a la Fiscalía, es que "alguien pudiera darle sepultura".

Las religiosas tenían, sin embargo, la intención de convertirse en monjas e irse a vivir en un claustro. Cuanto menos contacto con la sociedad mejor, consideraron. Fue la muerte prematura de una de las dos lo que habría cambiado los planes. Erica Fernández falleció presuntamente a causa de una enfermedad. Su deceso fue en otro domicilio y Lorena Ramírez no tardó en llegar a dicha dirección para recoger su cuerpo y evitar que el incidente se informara a la policía. 

La investigación continúa abierta y la Fiscalía Metropolitana Oriente, que actúa en la capital chilena, ha dado algunas luces. Por el momento la principal tesis es que se trata de un caso de "inhumanización ilegal", al considerar que ambas consagradas habían resuelto enterrarse juntas. Sin embargo, no ha sido tan sencillo de resolver. "El caso de inhumanización ilegal también se discurre en el sentido de que efectivamente hay que enterrar a alguien y aquí no tenemos un entierro, tenemos un ocultamiento de este cuerpo. No se configuraría", comenta el fiscal Francisco Lanas.

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La anciana de 80 años no ha sido detenida por el momento, pero arriesga a ser sancionada por el Código Sanitario. Mientras tanto, las autoridades continúan averiguando este caso inédito que conmocionó al país sudamericano. Son imágenes que seguirán cubriendo gran parte del noticiero nacional. ¿Fue verdaderamente un pacto de amistad o hay algo más que no sabemos? Sobre lo que sí tenemos certeza es que ambas mujeres se conocieron en una parroquia cuando prestaban servicios, y que muchos años más tarde las dos recorrían Ñuñoa, comuna emblemática en el centro de la capital. Una viva y caminando. La otra muerta dentro de una maleta.