El presidente de Colombia, Gustavo Petro, junto a su homólogo en Brasil, Lula da Silva.

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, junto a su homólogo en Brasil, Lula da Silva. Efe

América

Maduro queda aislado en la región: Lula, Petro y Fernández se distancian y piden elecciones libres

El presidente de Brasil dijo sentir "miedo" de un "baño de sangre" si es que el régimen pierde en los comicios e iniste en más democracia para Venezuela.

25 julio, 2024 02:18

Uno de los motivos por los que en Venezuela son millones los que se ilusionan con una transición pacífica a la democracia, es el aislamiento en el que se encuentra Nicolás Maduro. La 'revolución bolivariana' siempre ha tenido socios importantes en la región. Chávez disfrutó de un apoyo acérrimo de sus más cercanos confidentes. Maduro, en sus inicios, también. Tras años de dictadura y crisis en la población, esos mismos aliados han ido marcando distancia. Sobre todo, después de las recientes declaraciones del jefe del Palacio de Miraflores, donde amenazó al país de un "baño de sangre" o una "guerra civil" si es que es derrotado en los comicios.

Para muchos, la última amenaza fue la gota que rebalsó el vaso. "Maduro tiene que aprender. Cuando ganas, te quedas. Cuando pierdes, te vas", dijo Lula da Silva, presidente de Brasil. Su homólogo en Colombia, Gustavo Petro, lleva meses presionando para que el día 28 de julio el mandatario de Venezuela respete el sentir popular. En repetidas ocasiones ambos se han reunido en la ciudad de Caracas, y Petro le ha hecho saber su deseo de que Venezuela vuelva a gozar de una "democracia liberal". Y que no tendría problema alguno en apoyar a su gobierno ante el bloqueo de Estados Unidos, siempre y cuando el régimen asegure unas elecciones libres y competitivas. 

Un tercero que se sumó, dentro del mismo bloque en la región, fue Alberto Fernández, expresidente de Argentina, antecesor al mandato del ultraliberal Javier Milei. Ya había confirmado su asistencia el domingo como 'observador internacional'. Ahora, imitando la actitud de Lula y Petro, señaló: "Si es derrotado, lo que tiene que hacer es aceptarlo". Sobre su participación en los comicios, añadió: "Estoy yendo para poder hablar con la oposición y escuchar antes sus preocupaciones y ver si puedo ayudar a corregirlas (...) Lo que Venezuela necesita es recuperar su convivencia democrática".

Colombia, de socio a fiscalizador

Si hay un motivo por el que Maduro se ha sostenido con tanta facilidad en el poder es por la complicidad de sus más antiguos aliados. La trama ha cambiado y uno de los primeros hitos en ese sentido fue la inhabilitación de la activista opositora, María Corina Machado, quien había vencido en las primarias con más del 90% de los votos. En ese entonces, los tribunales, controlados por el chavismo, la apartaron de la competencia.

Fue a finales de enero cuando se le acusó a Machado de haber participado de actos de corrupción durante el gobierno interino de Juan Guaidó. La ausencia de pruebas en su contra no fue suficiente. Poco después de la resolución, un comunicado de la Presidencia de Colombia aludió a "los recientes acontecimientos acaecidos con ocasión de la inscripción de algunas candidaturas presidenciales". En el mismo documento se abogó por "un proceso electoral presidencial libre, justo y competitivo en Venezuela".

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, se saluda con su homólogo de Venezuela, Nicolás Maduro.

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, se saluda con su homólogo de Venezuela, Nicolás Maduro. Europa Press

El régimen acusó injerencia de parte de un 'país hermano' y al Gobierno de Colombia de "la necesidad de complacer" al Departamento de Estado de Estados Unidos. Maduro llegó un paso más lejos y denunció la existencia de una "izquierda cobarde". Petro, de inmediato, envió su respuesta a través de su perfil de la red social X. "No hay una izquierda cobarde. Hay una posibilidad de, a través de profundizar la democracia, cambiar el mundo. La magia de Chávez fue proponer democracia y cambio del mundo. La revolución de hoy es: transformar el mundo profundizando la democracia".

Las tensiones sólo han aumentado. Ante la amenaza de un "baño de sangre", Petro ha optado por una salida más diplomática y alguien de su entorno más inmediato señaló estar "a la expectativa de lo que ocurra el domingo". Sin embargo, en los hechos, se ha mantenido la presión y todo indica que desde la Casa de Nariño se enviará al canciller Luis Gilberto Murillo a vigilar de cerca la contienda. No se ha hecho oficial, para así evitar una escalada en el conflicto entre dos naciones con lazos de antaño.

Además del envío de Murillo como observador, Milton Regnifo, embajador de Colombia en Venezuela, lleva meses elaborando un borrador que sirva de referéndum. La idea del documento es asegurar el respeto de los resultados y servir de guía para una eventual transición.

Lula tiene "miedo" de Maduro 

El sentimiento que escogió Lula da Silva, presidente de Brasil, para referirse a la más reciente amenaza de Maduro fue "miedo". Más directo que Petro en esta ocasión, el mandatario del gigante sudamericano comunicó su total desacuerdo. "Ya le dije dos veces y él lo sabe. La única manera de que Venezuela vuelva a la normalidad es tener un proceso electoral que sea respetado por todo el mundo". Ante el "baño de sangre" anunciado por Maduro, Lula respondió que quien pierda se llevará un "baño de votos".

Junto con Argentina, Brasil es el país que más migrantes ha recibido desde territorio venezolano. Más de medio millón ha llegado, una cifra que cobra especial relevancia si se tiene en cuenta que el total de salidas ha sido de 8,8 millones. Lula, al igual que muchos otros, teme que un nuevo fracaso electoral traiga consigo una nueva ola migratoria. Algunos analistas hablan de dos millones más sólo en los primeros meses.

Para las cabecillas del socialismo latinoamericano, lo que ocurra en tres días es decisivo, no sólo para el curso de Venezuela, sino para el destino de toda la región. Los resultados deben respetarse y la transición tiene que ser pacífica y conciliada entre todos. Para el mandatario brasileño, la única manera de volver a progresar es disponer de un proceso electoral que cuente con el respeto de todo el mundo. Sólo así, dice, el crecimiento económico y el retorno de sus ciudadanos pueden volver a ver la luz.