El actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el recién presidente electo, Donald Trump, se han reunido este miércoles en el Despacho Oval de la Casa Blanca. Este encuentro es el primer paso para comenzar con la transferencia de poder. En 2020, el republicano negó esta reunión al entonces ganador de las elecciones, pero Biden ha optado por adoptar un tono conciliador. Porque a pesar de considerarle una amenaza a la democracia, Biden prometió una "transición pacífica". Y así ha sido.
El demócrata ha empezado la conversación ante los medios de comunicacion felicitando a su sucesor por su victoria en las elecciones del pasado 5 de noviembre. "Felicidades. Espero que tengamos una transición tranquila. Bienvenido de nuevo", ha dicho mientras le estrechaba efusivamente la mano.
Sentados uno junto al otro en dos sillones y con el crepitante fuego de la chimenea de fondo, ambos líderes han mantenido una breve charla en público. El republicano, que hace cuatro años alentó a sus simpatizantes a asaltar el Capitolio en un intento de no entregar el poder, ha empezado diciendo que la política "es dura", pero ha agradecido al presidente saliente que esté facilitando la transición entre las dos administraciones.
"La política es dura, y en muchos casos no es un mundo muy agradable, pero hoy es un mundo agradable, y agradezco mucho una transición tan suave, que será todo lo suave que sea posible. Muchas gracias", ha señalado. La calma que ha reinado durante la charla contrasta con los últimos meses, en los que Biden, de 81 años, ha retratado a Trump como una amenaza para la democracia, mientras que Trump, de 78, ha tachado a Biden de incompetente.
Antes de su visita a la Casa Blanca, Trump ha mantenido una reunión con los republicanos del Congreso en un hotel cercano al Capitolio. A su llegada a Washington, el presidente electo ha bromeado con que no volverá a presentarse a las elecciones, ya que es ilegal en EEUU que los presidentes tengan más de dos mandatos, recoge la agencia Efe. "Sospecho que no me presentaré de nuevo a menos que digan que es bueno, entonces pensaremos en otra cosa", ha apuntado entre las risas de los asistentes.
Un nuevo líder en el Senado
Este miércoles, además, se ha conocido quién será el nuevo líder de los republicanos en el Senado, John Thune, quien espera poder "cooperar" con los demócratas para ratificar a los nominados propuestos por el presidente electo, Donald Trump, para su futuro gabinete. "Vamos a hacer todo lo posible para procesar su nombramiento rápidamente y que se instalen en sus puestos para que puedan implementar su agenda", ha afirmado en su primera rueda de prensa tras ser elegido.
Asimismo, ha adelantado que el proceso de confirmación "será el habitual". Thune parece descartar, por ahora, la petición que hizo Trump el domingo, cuando exhortó a los republicanos del Senado a que le permitieran nombrar a funcionarios clave del gabinete sin tener que pasar por un voto de confirmación de la Cámara.
Pese a que la Constitución establece que el Senado debe ratificar los cargos, hay una cláusula que permite eludir ese voto cuando la Cámara Alta acumula varios días de receso. Como sea Trump, no debería afrontar muchas dificultades para nombrar a su gabinete mediante el proceso regular, dado que los republicanos ostentan una mayoría en el Senado de 52 escaños. Sin embargo, teme que algún legislador de su partido se oponga a algún nombramiento polémico o que los demócratas usen maniobras para dilatar los procedimientos.
El nuevo líder, que hasta ahora ejercía como 'número dos' de los republicanos en el Senado, se impuso en la elección interna a otros dos contendientes: el senador de Texas John Cornyn y el de Florida Rick Scott. Tanto Thune como Cornyn eran vistos como parte del establishment tradicional de los republicanos, mientras Scott era el favorito del ala más conservadora y del magnate Elon Musk.