Jara Atienza
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No tener citas con hombres. No tener sexo con hombres. No casarse con hombres. No tener hijos con hombres. Estas cuatro premisas sostienen el fenómeno 4B, un movimiento feminista de Corea del Sur que aboga por renunciar radicalmente a los hombres.

Hasta hace pocos días, casi nadie había escuchado hablar sobre él, pero en las horas después de conocerse la victoria de Donald Trump el pasado 5 de noviembre, las búsquedas en internet sobre esta tendencia se dispararon en Estados Unidos, según se puede ver en Google Trends. También las redes sociales comenzaron a llenarse de testimonios de mujeres defendiendo la causa, algunas ofreciendo incluso un corte de pelo radical como muestra de compromiso.

"Construyendo mi cuerpo ideal que ningún hombre tocará en los próximos cuatro años", escribía una usuaria de TikTok en un vídeo, que acumula ya más de 1,2 millones de visualizaciones. "Estoy renunciando a Estados Unidos", dice otra mientras se rapa la cabeza. "Contribuyendo como mujer estadounidense al romper con mi novio republicano y unirme oficialmente al movimiento 4B", confesaba otra tiktoker.

Y es que para muchas mujeres, las elecciones de Estados Unidos fueron también un referéndum sobre los derechos de las mujeres y los resultados, un fracaso. No sólo porque tres de los diez estados que ese día celebraban en paralelo votaciones sobre el aborto decidieron mantener las restricciones a los derechos reproductivos de la mujer, sino porque el ganador de las elecciones, declarado culpable por haber cometido abusos sexuales y acusado de violación, es más que conocido por su lenguaje misógino y sus insultos sexistas.

Además, con la designación de tres jueces, Trump tuvo un papel importante en la decisión del Tribunal Supremo de revocar en verano de 2022 el fallo Roe vs. Wade que consagraba el derecho constitucional al aborto y que permitió a varios estados prohibir esta práctica en distintos grados.

Como respuesta a la victoria del republicano, muchas mujeres progresistas en EEUU han recurrido a este movimiento feminista para recuperar su autonomía. "Los hombres jóvenes esperan tener sexo, pero también quieren que no podamos tener acceso al aborto. No pueden tener ambas cosas", explicaba una seguidora al New York Times. "Es momento de cuidarnos a nosotras mismas", añadía.

"Nos hemos humillado y hemos suplicado por la seguridad de los hombres y hemos hecho todas las cosas que se supone que debíamos hacer, y aún así nos odian. Así que vamos a hacer lo que queramos", aseguraba Ashlin Pollard, una joven de 36 años, a la cadena CNN. Para algunas personas no se trata sólo de rechazar el contacto con los hombres, sino también de apoyar a otras mujeres, comprar en sus negocios o cultivar las relaciones de amistad femeninas. 

Hoy por hoy, se desconoce cuántas personas apoyan realmente el movimiento y los expertos no son muy optimistas en cuanto a su arraigo en Estados Unidos. Según explicaba The New York Times Katharine Moon, profesora en el Colegio Wellesley y experta en movimientos de mujeres en Asia Oriental, lo más probable es que no tenga una gran acogida en Estado Unidos. "Es un medio temporal para llamar la atención sobre la precaria situación de las mujeres, con Trump y su ascenso al poder", explicaba. "En Corea del Sur, en cambio, sí es un estilo de vida", añadía. 

Protesta contra la desigualdad

El nombre de 4B procede de cuatro palabras surcoreanas que empiezan con "bi", que significa "no": bihon (no al matrimonio), bichulsan (no al parto), biyeonae (no a las citas) y bisekseu (no al sexo). Por eso, a este movimiento se le conoce también como el "4 noes". Su origen, sin embargo, es difuso, ya que hay quien lo sitúa en 2010 y quien en 2019, pero lo cierto es que nació en un momento de transformación en el país asiático. 

En esa década, Seúl, pese a ser una de las economías más desarrolladas del mundo, contaba con una de las brechas salariales más grandes de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). En 2016, además, una mujer fue asesinada cerca de una estación de metro en la capital del país por un hombre que decía "sentirse ignorado por las mujeres". El episodio provocó una ola de indignación a nivel nacional y provocó que cada vez más mujeres se sumasen al movimiento 4B como protesta contra la desigualdad y la violencia de género.