En su primer discurso como aspirante presidencial, Donald Trump pronosticó que sería “el mejor presidente que Dios haya creado jamás”. Hoy, el republicano aún puede llegar al Despacho Oval para intentar cumplir su promesa, pero su camino a la Casa Blanca se presenta como un desfiladero. Así lo concluyen los expertos en política estadounidense consultados por EL ESPAÑOL.
“Trump tiene una posibilidad de ganar”, afirma Robert Y. Shapiro, profesor de Ciencia Política en la neoyorquina Columbia University. “En general, Clinton va por delante en las encuestas (…) pero las elecciones todavía están a dos meses”.
El New York Times otorgaba este martes un 84% de probabilidades de triunfar a la candidata demócrata, Hillary Clinton, y apenas un 16% al paladín republicano. Una nueva encuesta divulgada el mismo día por CNN, sin embargo, muestra a Trump ligeramente por delante de su rival, después estar diez puntos por detrás el mes pasado. Otro sondeo publicado el viernes por Reuters también dibujaba una remontada del magnate al darle un punto de ventaja sobre su oponente.
Pero aunque los sondeos nacionales sugieran una lucha ajustada, Clinton vence en los estatales, algo crucial en el sistema electoral de Estados Unidos, dice John Hudak, experto del think tank Brookings Institution, afincado en Washington DC. “Elegimos a los presidentes en base a una serie de competiciones estatales y el señor Trump está empatado o pierde en todos los swing states [estados de voto inestable que pueden decantar las elecciones], lo que sugiere que esta carrera no está reñida”, asegura el analista, quien considera que Trump dispone de muy poco tiempo para cambiar las tornas.
"Estamos entrando en un periodo en el que va a resultar muy difícil para Trump hacer todas las cosas correctas suficientes para transformar la competición de forma dramática; requeriría una recaudación tremenda, una estrategia política mejor, contratar a más personal y, luego, ejecutar esa estrategia en un espacio temporal muy corto", afirma.
MÁS PROPUESTAS, MENOS POLÉMICA
A mediados de agosto, el multimillonario dio un vuelco a su equipo. Su director de campaña se hizo a un lado después de que Trump nombrara a dos nuevos 'delanteros' para encabezar su ofensiva por la Casa Blanca. Stephen Bannon, de la combativa web conservadora Breibart, se sumó como director ejecutivo “para potenciar la estrategia de tipo empresarial de la campaña”. Mientras, la experta en sondeos Kellyanne Conway ascendió al cargo de jefa de campaña y prometió que el candidato se centraría más en sus propuestas legislativas a partir de entonces.
En opinión de Shapiro y Hudak, hablar de medidas es exactamente lo que debe hacer Trump para hacer frente a Clinton. “Cuanto más pueda hacer en ese sentido, mejor, sobre todo en los debates presidenciales donde se enfrentará uno contra uno a Hillary Clinton, porque lo que se espera es que cuando se hable de medidas Clinton lo triture”, dice Shapiro, de Columbia University. “Creo que su jefa de campaña le está dando un buen consejo”.
Karlyn Bowman, experta en opinión pública del conservador American Enterprise Institute, coincide también en que Trump tiene que empezar a hablar más de lo que va a hacer para tratar asuntos como la sanidad o la economía. “Los votantes comienzan a concentrarse en las posturas del candidato presidencial en la recta final de las elecciones y ya estamos ahí”, afirma. “Por lo que tiene que centrarse más en sus políticas”.
Otra dificultad que Trump debe afrontar es conseguir expandir su base electoral más allá de votantes blancos. “Los blancos votaron abrumadoramente por [Mitt] Romey -59 a 39%-, pero eso no fue suficiente para ganar las elecciones en 2012”, señala Bowman, que apunta que el Partido Republicano necesita mejorar sus números entre el electorado hispano.
Aunque aún puede obtener votos de las minorías, la campaña de Trump ha estado marcada por repetidos ataques al colectivo latino o al musulmán, entre otros. Ha reclamado erigir un gran muro en la frontera sur para impedir el paso de inmigrantes y al anunciar sus intenciones presidenciales calificó a los mexicanos de “violadores”. La semana pasada, el aspirante republicano viajó a México para reunirse con su presidente, Enrique Peña Nieto, para al regresar a suelo estadounidense afirmar que “México va a pagar el muro, aunque no lo sepa”, lo que causó gran revuelo a ambos lados de la frontera.
“Creo que lo más importante llegados a este punto cambiar el comportamiento del candidato”, opina Grant Reeher, profesor de Ciencia Política de Syracuse University, sita en el estado de Nueva York. “Pero puede que sea demasiado tarde (…) me sorprendería mucho ver un vuelco”. Reeher destaca que, a diferencia de con otros candidatos, Trump no tiene el respaldo del Partido Republicano al completo y que carece de la estructura de campaña necesaria para movilizar a más votantes en su favor.
Los expertos coinciden en que los escándalos que salpican a Clinton, como su uso de un servidor de correo electrónico privado cuando era Secretaria de Estado, pueden favorecer al candidato republicano. Los sondeos a menudo señalan que los votantes ven a Trump como un candidato más honesto que la demócrata. Para Reheer, con todo, las cosas no le irían tan bien a Clinton de enfrentarse a otro candidato. “Ten en cuenta que Clinton es una candidata muy problemática y con muchos fallos. Tiene mucha suerte de estar compitiendo contra Donald Trump. Otro republicano más convencional probablemente iría por delante de ella en este momento”.