Suspense y lágrimas durante la noche electoral para la eterna candidata. Contra todo pronóstico, la del 8 de noviembre ha sido una de las peores noches para Hillary Clinton. La victoria de Trump han enmudecido a la campaña de la candidata demócrata, que esperaba celebrar un triunfo cómodo en una centro de congresos en Nueva York y acabó saliendo por la puerta de atrás sin dejar más que un tuit a sus seguidores. Al menos dio señales de vida y según CNN y NBC, ya ha llamado a Donald Trump para felicitarle.
Fue su jefe de campaña, John Podesta, el que dio la cara poco antes de que se confirmara la victoria del candidato republicano para buscar un hilo de esperanza que se antojaba débil. Su argumento fue el de "esperar un poco" y exprimir cada voto para que "hablen". Sin embargo, no fue buena señal que anunciara poco después que Clinton no iba a comparecer y que lo que tenían que hacer sus partidarios es "irse a casa a dormir". Poca alegría presagiaba ya el tuit de Hillary, el único 'contacto' de la candidata republicana.
Y es que lo que se presumía como una celebración se fue tornando con las horas en un encuentro de nervios e incredulidad y, al final, de desolación. Las opciones de Clinton para llegar a la Casa Blanca tras las tres derrotas se han estrechado hasta la mínima expresión.
El techo de cristal que protege el escenario que aguarda las palabras de Hillary Clinton tendrá que esperar para ser roto. En 2008, tras perder contra Barack Obama las primarias demócratas que menguaron sus aspiraciones presidenciales, Clinton se refirió entonces a ese techo que separa a las mujeres de los puestos de poder clave. Su campaña electoral ha estado plagada de referencias a ese techo de cristal que ha intentado romper para llegar a la Casa Blanca.