Jeff Sessions será la máxima autoridad de la Justicia estadounidense tras ser nombrado este viernes como el fiscal general de EEUU, sustituyendo a Loretta Lynch. Este senador conservador de Alabama estaba en todas las quinielas para ocupar un puesto clave en la inminente Administración Trump.
Su nombre sonaba con fuerza para la el Departamento de Defensa y había asesorado durante toda la campaña a Donald Trump, especialmente en materias de seguridad nacional e inmigración. Fue uno de sus primeros apoyos en la larga carrera a la Casa Blanca y hasta se llegó a considerar como un posible candidato a la vicepresidencia.
El presidente electo ha destacado en un comunicado la experiencia en el Senado y en el campo de la Justicia de Sessions: "Es muy admirado por expertos legales y por prácticamente cualquiera que le conoce".
"Mis anteriores 15 años trabajando en el Departamento de Justicia fueron extraordinariamente satisfactorios. Adoro el Departamento, su gente y su tarea. No puedo pensar en un honor mayor que liderarlos", ha señalado el senador en un comunicado. Sessions, que ha mostrado aseguró que ha adoptado con entusiasmo la visión de Trump sobre el país y "su compromiso para una Justicia imparcial".
Sin embargo la amplia experiencia judicial de Sessions, que entró en el Senado en 1996, tiene algunas sombras. Durante su etapa como fiscal del estado de Alabama, el presidente Reagan lo nominó para ocupar un cargo judicial en Alabama pero su nombramiento fue rechazado por un comité del Senado al considerar que Sessions realizó comentarios racistas. Este veto a un nombramiento judicial sólo se había producido en dos ocasiones.
Según informa The New York Times, Sessions tachó a varias asociaciones de defensa de derechos civiles de "antiamericanas" y las acusó de estar inspiradas por el comunismo. El nuevo fiscal general también había bromeado con el Ku Klux Klan. Según el relato de un fiscal afroamericano consultado por el rotativo neoyorquino, Sessions dijo que no tuvo ningún problema con la organización racista hasta que "descubrí que fumaban marihuana". Sessions siempre ha negado las acusaciones de racismo y calificó de chiste su comentario sobre el KKK.
Estos comentarios podrían complicar su nombramiento como fiscal general, que tendrá que ser confirmado por el Senado.