Ni una semana ha tardado el nuevo comandante en jefe de los Estados Unidos, Donald Trump, en desatar la primera crisis internacional, nada menos con su vecino del sur, con el que comparte una frontera de más de 3.000 kilómetros, que es precisamente la causa del enfrentamiento, a cuenta de quién debe pagar el muro que ha prometido levantar el republicano.

La cancelación de la visita del presidente de México, Enrique Peña Nieto, prevista para el martes 31, abre un conflicto diplomático, retransmitido en abierto a todo el mundo a través de Twitter, que puede tener consecuencias económicas para ambos países y que confirma el cambio de rumbo en las relaciones internacionales que habían augurado los detractores del magnate, y que podría extenderse a otras naciones como China, con la que las relaciones ya están tensas por varias declaraciones del republicano y su equipo, que ya han provocado el enfado en Pekín. Sí se podrá apuntar un tanto en el campo diplomático con la reunión que mantendrá este viernes con la primera ministra británica, Theresa May y el acercamiento alcanzado con el Ejecutivo canadiense para negociar una nueva relación comercial después de que Trump confirmara su intención de cambiar el acuerdo que une a los tres países norteamericanos (NAFTA).

En la zona sur, las cosas están peor. El ambiente entre México y Washington llevaba tiempo enrarecido, aunque fue la firma este miércoles de la orden ejecutiva que da luz verde a la futura muralla lo que ha desencadenado la ruptura. Tras aquel acto, el líder mexicano hizo una declaración rechazando tajantemente que su gobierno fuera a financiar este proyecto, tal y como pretende Trump, y haciendo un llamamiento al diálogo. La respuesta llegó durante la mañana del jueves a través de dos tuits con los que el magnate le sugería que si iba a mantener esa posición, sería mejor cancelar su visita. Dicho y hecho. Peña Nieto lo anunció también a través de la red social.

En no más de 180 caracteres, el nuevo presidente estadounidense ha puesto las relaciones bilaterales entre ambas naciones al borde de la ruptura, en una situación inédita en las últimas décadas. Sus argumentos, ya conocidos, los repitió durante un discurso en una convención del Partido Republicano este jueves en Filadelfia. Allí llegó a decir que no se reunirá con su homólogo mexicano hasta que "México no trate con respeto a Estados Unidos".

A juicio de Trump, México debe pagar el muro, si no directamente, a través de la renegociación de los acuerdos comerciales, especialmente porque este país, según afirma, tiene un déficit comercial con EEUU de 60.000 millones de dólares, además de que los acuerdos comerciales entre ambos países habrían supuesto la destrucción de millones de empleos y miles de fábricas estadounidenses.

Kenneth F. Greene es profesor asociado de la Universidad de Texas y experto en política mexicana y latinoamericana. En su opinión, “muchos elementos de esta relación bilateral seguirán sin cambios y posiblemente acabará surgiendo una nueva normalidad" entre ambas naciones. No obstante, reconoce en declaraciones a EL ESPAÑOL que “el Gobierno estadounidense está entrando en un nuevo período de tensas relaciones con México, pese a que hay demasiados asuntos de interés mutuo como para que las relaciones se enfríen”.

Impuesto del 20% a México

Tomás Serrano

Uno de estos aspectos es el económico. Según datos recogidos en FiveThirtyEight, cada mes los mexicanos residentes en EEUU envían 2.000 millones de dólares a través de la frontera a sus familias en México, beneficiando a más de seis millones de compatriotas, con unas remesas que representan casi el 3% de la economía del país. Estos envíos alcanzaron un pico histórico en 2016, subiendo sólo en noviembre un 24,7% en comparación con el año anterior, ante el temor de que la Administración Trump cumpla su amenaza de intervenirlas si México no paga el muro.

Algo que sin embargo parece que finalmente no ocurrirá. El sistema anunciado este jueves por el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, para hacer pagar a México por la construcción será un impuesto del 20% sobre todas las importaciones provenientes de su vecino del sur. Sin más detalles, lo único que indicó Spicer es que Trump quiere que la medida forme parte de un paquete de reformas a los impuestos. 

México ha dependido durante décadas del comercio con los EEUU, especialmente desde que se firmara el Tratado de Libre Comercio de América del norte (NAFTA, por sus siglas en inglés) en 1994. Las exportaciones mexicanas, que se cuadruplicaron desde la entrada en vigor de este acuerdo, representaron el 37,5% del producto interior bruto de 2015 de México, que es además el segundo receptor de inversiones extranjeras en Latinoamérica, después de Brasil. Sólo en 2015, recibió 17.000 millones procedentes de su vecino del norte.

No obstante, unas malas relaciones no sólo perjudicarán a los mexicanos, según expone el profesor Greene. “Los aranceles agresivos en el lado de los EEUU harán daño a ambas economías”, ya que “una parte grande de mercancías fluye a través de la frontera varias veces antes de que se conviertan en productos terminados”.

“México tiene interés en renegociar ciertos aspectos, incluyendo el acceso prometido a los camiones mexicanos en las carreteras estadounidenses y la reducción de los subsidios del Gobierno de EEUU a los agricultores estadounidenses”, añade el experto.

Michael Lauderdale, profesor de la Universidad de Texas en Austin y experto en las relaciones entre EEUU y México, coincide en este punto de vista. Según explica a EL ESPAÑOL, las relaciones entre ambas naciones “tienen una historia muy larga que se remonta a más de 200 años, en los que ha habido largos períodos de relaciones positivas y luego negativas”. No obstante, recalca que por encima de eso están los lazos económicos y culturales.

"México es el mayor cliente de productos agrícolas de Texas y, a su vez, exporta mariscos y cítricos vitales a las mesas y supermercados de este estado. Varias compañías, entre ellas AT&T, HEB, Walmart, ofrecen servicios minoristas en México y gran parte de la banca está entrelazada. El mayor número de empleos en México son está en el sector servicios y el turismo es la fuente crítica de estos empleos. México no puede cerrar la frontera a ese comercio".

ENCUESTAS CONTRA PEÑA NIETO

Greene pone sobre la mesa además otro componente, netamente mexicano, en esta crisis. “México celebrará elecciones presidenciales en julio de 2018. Algunos asuntos dependerán de quién gana y estoy seguro de que las relaciones con los EEUU serán parte de la campaña”, augura el profesor.

De hecho, Peña Nieto llevaba recibiendo presiones para cancelar el encuentro con Trump casi desde que lo anunciara, por la afrenta del muro. El presidente mexicano llega a este punto con la opinión pública muy en contra, especialmente desde que recibiera al republicano durante la pasada campaña electoral, pese a las críticas que había lanzado contra los inmigrantes mexicanos. De momento, él parece ser el mayor perjudicado. Las últimas encuestas del Centro de Estudios Sociales de la Cámara de Diputados desveló que su nivel de aprobación cayó al 6,3%, mientras que el 87,9% lo desaprueba, según Univisión, la principal televisión hispana de Estados Unidos. Con esta situación, parece claro que haber viajado a Washington no le habría ayudado de puertas para adentro.

MURO EN TERRENO PANTANOSO

Al otro lado de la frontera, el muro se ha convertido en una cuestión de credibilidad para Donald Trump, que lo utilizó como bandera ante su electorado durante la campaña, a pesar de que numerosos expertos ponen en duda que técnicamente se pueda levantar semejante infraestructura.

“El muro tendría un tremendo coste (se estima entre 12.000 y 15.000 millones) y requiere tomar propiedades privadas, saltarse las regulaciones de las tierras protegidas y superar las dificultades de construcción en terreno montañoso. Además, la idea del muro se considera una afrenta en México”, apunta Greene.

No está claro si la intención de la Administración Trump es construir una muralla a lo largo de toda la frontera de más de 3.000 kilómetros o sólo en ciertas áreas, indicó este jueves The Washington Post. Esta franja física presenta una variedad de climas, vegetación y terreno que complican la construcción. Actualmente existe una valla fronteriza al oeste de El Paso, Texas, donde el borde deja de ser una línea recta para confundirse con la sinuosa ruta del Río Grande. También hay un muro que acaba en la costa, entre Tijuana y San Diego.

En su camino hacia el Golfo de México, el río atraviesa las montañas del Parque Nacional Big Bend, cruza embalses, propiedades privadas, y zonas inundables. De hecho, el río cambia con los años de curso de forma natural, originando algunas disputas y dejando incluso a ciudadanos americanos viviendo en el lado de México. Estas circunstancias complican la construcción de un muro inamovible, que podría obligar a expropiar viviendas, según el rotativo, que añade que la muralla necesitará de vigilancia, lo que subiría el coste. Como último dato, apunta que la inmigración mexicana viene decreciendo desde 2013.

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