El secretario de Estado de EEUU, Rex Tillerson, ha advertido a Rusia de que debe tomar una decisión: o ponerse del lado estadounidense o quedarse con el régimen Sirio, Irán y la milicia Hezbolá.
Así lo ha transmitido desde Italia, donde ha participado en una cumbre de ministros de Exteriores del G7, antes de partir hacia Rusia para su primera visita oficial al país.
Tillerson ha llegado ya a Moscú, donde se reunirá con su homólogo Serguéi Lavrov. El lunes el Kremlin señaló que no había programado ningún encuentro con el presidente, Vladímir Putin.
Un supuesto ataque químico en Siria que dejó decenas de muertos llevó la semana pasada a EEUU a disparar 59 misiles contra el régimen sirio después de que Rusia cerrara filas con su aliado.
El ataque, ocurrido poco después de que la el Gobierno de Trump afirmara que la salida de Bachar al Asad ya no era una prioridad, ha provocado un aparente cambio de rumbo en la política exterior de la nueva Administración, que, sin embargo, no logra enviar un mensaje cohesionado sobre su postura hacia Siria.
La representante de EEUU ante la ONU, Nikki Haley, señaló en una entrevista con CNN que no era posible una solución política al conflicto sirio con Asad en el poder.
Tillerson ha augurado este martes que el régimen de Asad "está llegando a su fin" y asegurado que no ve un papel para el gobernante a largo plazo "dado que han renunciado a su legitimidad con este tipo de ataques".
Trump no ha hecho por clarificar por ahora la agenda de su Administración respecto al país.
Por su parte, los ministros de Exteriores del G7 no han logrado ponerse de acuerdo para imponer nuevas sanciones a Rusia por su apoyo a Asad. El representante italiano, Angelino Alfano, ha dicho que no hay consenso.
En un comunicado, el Kremlin ha señalado que espera que las conversaciones con Tillerson en Moscú sean productivas y ha expresado su preocupación ante una hipotética acción militar de EEUU contra Corea del Norte.
EEUU ha enviado una fuerza de combate como demostración de fuerza hacia el Pacífico oeste, lo que ha llevado a Pionyang a asegurar que está preparado para la guerra.