Las cosas se le están complicando por días a Donald Trump. La sombra del 'impeachment' sobrevolando sobre la Casa Blanca y la presión de los medios de comunicación analizando casi en exclusiva si el presidente cometió obstrucción a la justicia por haber tratado de frenar una investigación del FBI sobre uno de sus asesores ha llevado al Departamento de Justicia estadounidense a ceder a una de las más insistentes reclamaciones demócratas, nombrar un fiscal especial e independiente para investigar si Rusia interfirió en las pasadas elecciones.
En concreto, se ha designado al exdirector del FBI Robert Mueller para esta tarea, un procedimiento excepcional que pone en evidencia el delicado momento que se vive en Washington desde que la pasada semana el presidente Trump descabezara a la agencia federal de investigación, despidiendo a James Comey, justo cuando indagaba sobre si Moscú había interferido en los comicios de noviembre. La medida ha sido tomada sin contar con la aprobación previa de la Casa Blanca, que rechazaba esta posibilidad hasta ahora, según informa la CNN.
“Un fiscal especial se nombra cuando el Departamento de Justicia puede tener un conflicto de intereses a la hora de llevar a cabo una investigación”, explicaba en su cuenta de Twitter el veterano corresponsal para la Casa Blanca de la CBS, Mark Knoller.
Robert Mueller, ex fiscal que sirvió como director del FBI de 2001 a 2013 a propuesta de George W. Bush, ha aceptado el trabajo. La medida marca una concesión por parte de la administración Trump a las demandas demócratas para que la investigación se lleve a cabo independientemente, especialmente desde el polémico cese de Comey, en el que muchos vieron un intento por ralentizar estas pesquisas.
El vicefiscal general de EEUU, Rod Rosenstein, informaba de la decisión en un comunicado, donde señala que para él “es de interés público ejercer mi autoridad y nombrar un fiscal especial para asumir la responsabilidad de este asunto". No obstante, remarca que esta decisión no supone confirmar “que se han cometido delitos o que se justifica el enjuiciamiento”, sino que “el interés público me obliga a colocar esta investigación bajo la autoridad de una persona que ejerza cierto grado de independencia de la cadena de mando normal". Es decir, ajena a la influencia de la administración Trump.
Rosenstein está al frente de la investigación rusa porque el fiscal general, Jeff Sessions, se recusó a sí mismo, tras haber sido acusado de mantener contactos con el embajador ruso en EEUU durante la campaña electoral. No obstante, el vicefiscal general tampoco está libre de sospechas, ya que el presidente Trump usó un informe redactado por él para justificar el despido de Comey, en base a supuestas malas prácticas durante la investigación del FBI en el caso de los correos de Hillary Clinton.
Con este paso, la administración intenta despejar dudas y garantizar que se investigará "cualquier vínculo y/o coordinación entre el gobierno ruso y los asesores de la campaña del presidente Donald Trump", así como "cualquier asunto que surja o pueda surgir directamente de la investigación”, según el comunicado, lo que podría incluir el último escándalo del magnate, la supuesta petición que hizo en privado a Comey para que frenara una investigación del FBI sobre su exasesor de seguridad nacional Michael Flynn.
Robert Mueller, que renunció a la dirección del FBI en 2013 y fue sustituido por Comey, podrá incluso procesar los delitos federales que surgen de la investigación de estos.
SATISFACCIÓN DEMÓCRATA
Los demócratas han acogido con satisfacción la noticia. La congresista líder de la minoría demócrata de la Cámara, Nancy Pelosi, elogió en un comunicado la elección de Mueller como fiscal especial, aunque matizó que una “comisión independiente” hubiera sido más ajena a la administración Trump, a la que exigió que facilite recursos al fiscal especial y no se entrometa en su trabajo.
El líder de la minoría del Senado, Charles E. Schumer, destacó que Mueller “es exactamente el individuo adecuado para este trabajo”.
Kevin McCarthy afirmó en una conversación privada con sus compañeros del partido republicano que creía que el presidente ruso Vladimir Putin pagaba al magnate
En el lado republicano, reacio mayoritariamente a nombrar un investigador independiente para el tema ruso, empiezan a cambiar el tono, a sumarse al carro y a mostrar reacciones de apoyo a la medida y de elogios al fiscal elegido, como han hecho los congresistas Jason Chaffetz, Ryan Costello o Carlos Curbelo.
Precisamente los republicanos se enfrentan a otra polémica que viene a echar más gasolina al fuego ruso. Según publica hoy el Washington Post, un mes antes de que Donald Trump obtuviera la nominación republicana a la presidencia, uno de sus aliados más cercanos en el Congreso, el líder de la mayoría en la Cámara, Kevin McCarthy, afirmó en una conversación privada con sus compañeros de partido que creía que el presidente ruso Vladimir Putin pagaba al magnate.
"Hay dos personas a las que Putin paga: Rohrabacher -congresista republicano afín al Kremlin- y Trump", dijo McCarthy, según una grabación a la que ha tenido acceso el rotativo norteamericano.
UCRANIA ADVIRTIÓ A LOS REPUBLICANOS
En ese momento el líder republicano en la Cámara de Representantes, Paul Ryan, interrumpió la conversación y pidió a los presentes que no la revelaran. "Nada de filtraciones”, dijo. Antes de esto, McCarthy y Ryan habían estado cada uno por separado en el Capitolio con el primer ministro ucraniano, Volodymyr Groysman, quien había descrito una táctica del Kremlin para financiar a políticos populistas para socavar las instituciones democráticas de Europa oriental. Justo el día antes de aquellos encuentros, acababa de saltar la noticia de que los hackers del gobierno ruso habían penetrado en la red informática del Comité Nacional Demócrata.
Según desvela el Post, algunos de los congresistas presentes se rieron del comentario de McCarthy, que entonces añadió que lo juraba “por Dios".
Esta grabación revela que los republicanos sospechaban de los intentos de Rusia por entrometerse en las elecciones desde antes de que Trump lograra la nominación, aunque se mantuvo en silencio. Una nueva filtración que a buen seguro entrará en la investigación que Mueller deberá iniciar en breve.
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