Al yerno del presidente de EEUU no le consta la existencia de ninguna conspiración con Rusia para facilitar el camino del magnate Donald Trump hasta la Casa Blanca. Es la principal conclusión de la declaración de Jared Kushner este lunes ante el comité de inteligencia del Senado que investiga la presunta injerencia de Rusia en las elecciones presidenciales.
El asesor presidencial y marido de Ivanka Trump sólo ha reconocido cuatro reuniones con oficiales rusos durante la campaña y el periodo de transición entre las administraciones de Obama y Trump. Kushner ha restado en todo momento importancia a esos encuentros, que ha detallado a través de un documento que ha difundido horas antes de comparecer a puerta cerrada en Washington.
“No conspiré con ningún gobierno extranjero y tampoco me consta que nadie en la campaña lo hiciera”, ha subrayado para defender que nunca ha tenido “contactos inapropiados”.
“No conspiré con ningún gobierno extranjero y tampoco me consta que nadie en la campaña lo hiciera”
En su alegato llega a decir que su presencia en las reuniones que ahora están bajo sospecha y que suponen un gran quebradero de cabeza para Trump fueron accidentales. En junio de 2016, a invitación de su cuñado Donald Trump Jr, participó en una reunión con una abogada rusa en la que presuntamente iban a tener acceso a información dañina para la carrera de Hillary Clinton, según han denunciado los medios de EEUU.
'Escapada' de una reunión rusa
La memoria de Kushner sólo recuerda que llegó tarde a la cita, que creyó que “estaba perdiendo el tiempo” y cuando llevaba 10 minutos quiso escaparse del encuentro escribiendo a una secretaria para que le llamara: “Necesito una excusa para salir”, pidió. “En ninguna parte de la reunión se habló nada sobre la campaña”, zanja en sus explicaciones.
En su testimonio, menciona también la reunión con el embajador ruso en Washington, Sergei Kislyak. El primer encuentro se produjo en abril de 2016 -meses antes de que Trump lograra la nominación del Partido Republicano- en el hotel Mayflower de Washington.
“Expresaron su interés en crear una relación positiva si ganábamos las elecciones. Cada encuentro duró menos de un minuto -hubo encuentros con otros diplomáticos-, me dieron sus tarjetas y me invitaron a almorzar. Nunca acepté esas invitaciones. Hasta ahí llegaron las interacciones”, ha explicado Kushner.
Kislyak, que ha sido relevado de la legación diplomática rusa en Washington este mismo domingo, es uno de los personajes regulares en el culebrón de conexiones que ha salpicado al entorno de Trump con el Kremlin.
Sus conversaciones telefónicas desencadenaron la dimisión de Michael Flynn, primera víctima de la trama rusa en la Casa Blanca. La sombra del embajador cesado también ha alcanzado al fiscal general, Jeff Sessions, que se recusó de investigar la trama rusa tras destaparse que ocultó dos encuentros con el diplomático.
Las explicaciones del ala oeste
Kushner, uno de los hombres fuertes del ala oeste de Trump, también ha negado que existiera un “canal alternativo” para evitar la vigilancia en los contactos con el embajador. “Kislyak preguntó si había una línea segura en la oficina de transición y el general Flynn o yo mismo le dijimos que no”, ha detallado.
Según su propio relato, Kushner sugirió establecer contactos a través de la embajada rusa pero tampoco fue posible y quedaron en volver a hablar sobre Siria después de la investidura de Trump en enero de este año. “No ocurrió nada más. Nunca sugerí una forma de comunicación secreta ni durante el periodo de transición ni después del traspaso de poderes”, ha zanjado sobre el asunto.
El yerno de Trump también ha reconocido un encuentro con Sergey Gorkov, el máximo responsable del banco público ruso Vneschecombank.
Nunca sugerí una forma de comunicación secreta ni durante el periodo de transición ni después del traspaso de poderes
Tras poco más de una hora de declaración, que no ha sido bajo juramento, Kushner ha vuelto a su trabajo en la Casa Blanca. En una breve declaración a los medios ha defendido que siempre se ha guiado por la “transparencia” y la honradez: “Todas mis acciones han sido apropiadas”, ha sentenciado sin admitir preguntas.
Su testimonio no será el único que escuche esta semana el Senado en su investigación para determinar cuán estrechos eran los lazos entre Rusia y el entorno de Trump.
El miércoles, según lo previsto, será el turno para el hijo mayor del presidente, Donald Trump Jr., y su exjefe de campaña, Paul Manafort. Junto a Kushner, ambos estuvieron presentes en la reunión con Natalia Veselnitskaya, la abogada rusa que según el New York Times prometió información comprometedora sobre Hillary Clinton.
Es precisamente ese encuentro el principal motivo que ha puesto al círculo de poder más íntimo y cercano a Trump en la primera línea de fuego esta semana. El presidente de EEUU sólo ha dedicado un par de tuits a la comparecencia de su yerno y sin mencionar directamente su nombre: “¿Por qué los comités y los investigadores no están indagando en los delitos de la retorcida Hillary (Clinton)”.