“Tengo 36 años y nunca he conocido un país donde mujeres y hombres puedan ser vendidos y comprados como esclavos, donde haya fuentes de agua para las personas de color. Las generaciones anteriores se han sacrificado para que nuestros hijos crezcan en un país mejor, para que los hijos de nuestros hijos puedan decir con orgullo que nunca han vivido en un país con estatuas que idolatran a los supremacistas blancos”.
Este intencionado y emotivo discurso tras los incidentes racistas de Charlottesvile ha puesto sobre el mapa de hipotéticos aspirantes a liderar el partido Demócrata a Joe Kennedy III. Nieto de Bobby Kennedy -hermano del presidente JFK y aspirante a las primarias de 1968 hasta que fue asesinado-, el congresista por Massachussets desde 2013 inspira e ilusiona a unas bases del partido que aún tratan de recuperarse de la derrota de Clinton.
Para 2020, este joven pelirrojo de habla algo atropellada tendrá 40 años, edad con la que su tío abuelo se convirtió en presidente. Sin embargo, guarda un estudiado silencio sobre sus intenciones y ambiciones políticas.
“Creo que Joe está jugando a largo plazo y bien por él. Aunque en política todo se mueve muy deprisa, tiene la posibilidad de medir sus movimientos de una manera que otros no pueden hacer”, asegura Mary Ann Marsh en Politico. La consultora del partido Demócrata sitúa su salto a la política nacional en el discurso en el que la joven promesa de la dinastía Kennedy defendió con contundencia la reforma sanitaria de Obama.
Competir con un Keneddy es tener que lidiar con ese aura de fascinación y de leyenda que tanto gusta a la prensa y al público
El vídeo en el que Joe Kennedy ataca el empeño de Trump en dejar sin cobertura de salud a millones de norteamericanos apelando a la falta de “misericordia” del presidente suma ya más de 10 millones de reproducciones sólo en Facebook.
Desde entonces, el pasado mes de marzo, su capital político crece al mismo ritmo que su presencia en medios de comunicación como nueva estrella emergente del partido, que en dos años tendrá que enfrentarse al largo y enrevesado proceso de primarias para elegir su nuevo cartel electoral para reconquistar la Casa Blanca.
Competir contra la leyenda Kennedy
Pero Kennedy no tiene prisa en contestar a la pregunta del millón. En el horizonte cercano, tampoco deja claro si dará el salto al Senado: “Si hay un puesto disponible, es algo que puedo considerar. Pero sólo si nos conviene a mí y a mi familia”, ha despachado en una entrevista en el programa The Daily Show.
Con el presidente acorralado desde varios frentes y acusado de ser tibio contra el racismo, demasiado duro contra la inmigración e insensible con los temas sociales como la sanidad y los derechos de los homosexuales, el nuevo Kennedy parece reunir todo lo necesario para alzar la voz contra Trump.
En la biografía oficial que figura en su propia página web, el demócrata no esconde que a nivel nacional "se ha convertido en una voz poderosa que lucha por la justicia social en temas de igualdad”.
Pero la viralidad de sus intervenciones contra Trump y el peso de su apellido, quizá el más poderoso en la política de EEUU, pueden no ser suficientes para construir una presunta carrera a la Casa Blanca. Sin embargo, los que lo conocen, no dudan de su valía. “Joe es capaz de competir por el cargo más importante si quiere hacerlo, pero cuando hablas con él te dice: 'soy joven y quiero disfrutar de lo que estoy haciendo justo ahora'”.
Sus adversarios políticos del pasado tampoco dudan de las posibilidades del congresista. Si quiere dar el paso. Al republicano Sean Bielat se le torció el gesto cuando supo en 2012 contra quién se vería las caras en la carrera por el distrito 4 de Massachussets: “Competir con un Keneddy es tener que lidiar con ese aura de fascinación y de leyenda que tanto gusta a la prensa y al público”, dijo quejándose de su mala suerte.