El Congreso de Estados Unidos ha dado su visto bueno a la bajada masiva de impuestos promovida por el presidente, Donald Trump, aunque su aprobación definitiva tendrá que esperar unas horas ya que el voto de la Cámara de Representantes quedó invalidado por tecnicismos.
El Senado aprobó el proyecto de madrugada con 51 votos a favor (todos republicanos) y 48 en contra, todos los demócratas.
El plan de los republicanos era aprobar este martes el proyecto de reforma fiscal en el Congreso para que Trump pudiese este martes ratificarlo con su firma en un acto en la Casa Blanca.
A primera hora de la tarde, la Cámara de Representantes aprobó con 227 votos a favor (todos republicanos) y 203 en contra (los demócratas y 12 votos conservadores) el texto que habían acordado en proceso de conciliación los republicanos de ambas cámaras.
Se trata de la mayor bajada impositiva desde la que promovió en 1986 el expresidente Ronald Reagan.
"Hoy es un gran día, no solo para la Casa Blanca, no solo para el Congreso, sino también para Estados Unidos", aseguró en rueda de prensa la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, anticipando que el proyecto llegaría al escritorio de Trump esa misma noche.
Por su parte, el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, calificó el día de "histórico", y afirmó que los republicanos están cumpliendo con su compromiso de "devolver a los estadounidenses su dinero", ya que a su juicio, el actual código fiscal "castiga el trabajo duro".
En un tuit posterior, el propio Trump felicitó a los líderes republicanos: "¡Felicidades a Paul Ryan, Kevin McCarthy, Kevin Brady, Steve Scalise, Cathy McMorris Rodgers y a todos los maravillosos republicanos de la Cámara que votaron a favor de recortar vuestros impuestos!".
En este clima eufórico y cuando el debate ya había empezado en el Senado, los demócratas hallaron fallos técnicos en el texto aprobado por la Cámara Baja que torcieron los planes de los republicanos y que fuerzan un nuevo voto por la mañana.
Si la votación sigue, ahora sí, de acuerdo con lo previsto, el presidente podría ratificar hoy mismo el proyecto y lograr así su primer éxito legislativo desde que llegó a la Casa Blanca hace casi un año.
El texto fundamentalmente está dirigido a recortar impuestos a las grandes rentas y las empresas, reduciendo de forma significativa los aportes al fisco para las compañías de un 35 % a un 21 %, mientras que genera siete horquillas de pago fiscal para los individuos.
Además, según el cálculo de la Oficina independiente de Presupuesto del Congreso (CBO), la reforma que impulsan los republicanos sumará 1,45 billones al déficit nacional de Estados Unidos.
El proyecto de ley, que se votará en las próximas horas, no deroga el impuesto al patrimonio o el impuesto mínimo alternativo para individuos, ambos objetivos a largo plazo para los republicanos, pero sí aumenta las cantidades de la exención.
Entre los aspectos más controvertidos, más allá de la reducción impositiva a las rentas más altas, la legislación deroga también la obligación de tener un seguro médico de la reforma sanitaria del expresidente Barack Obama a partir de 2019, y permite por primera vez las prospecciones de gas y petróleo Ártico.
Los demócratas han criticado duramente la medida y uno de sus líderes en el Congreso, Joseph Crowley, afirmó que, con la primera votación en la Cámara Baja, "los republicanos han abandonado toda pretensión de luchar por la clase media".
"El plan de impuestos del Partido Republicano es una farsa que agregará billones a nuestro déficit y dejará atrás a la gente que el Partido Republicano dice que ayuda: los estadounidenses promedio", dijo Crowley.
"Los intereses corporativos especiales -agregó- y los estadounidenses ricos, incluida la familia Trump, serán quienes vean disminuir sus impuestos".
La presumible aprobación de la reforma fiscal de aquí a unas horas supondrá el primer éxito legislativo de Trump, que lleva meses presionando a los congresistas republicanos tras varios sonados fracasos, como la derogación fallida de Obamacare.