La ciudad de Nueva York y sus alrededores han sufrido este jueves la tormenta de nieve más intensa de la temporada, con vastas áreas del estado en alerta y los aeropuertos JFK y LaGuardia sin poder realizar actividad alguna.
"Esta es una tormenta muy muy severa, con fuertes vientos y bajas temperaturas", afirmó el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, al proporcionar en una rueda de prensa un primer balance del impacto del temporal.
La tormenta comenzó a castigar esta madrugada a zonas de Long Island, situada a lo largo de la costa del Atlántico, y afectó con menor intensidad hacia el interior del estado.
La nieve empezó a caer con intensidad en Manhattan a partir de las 7.30 hora local (las 13.30 hora peninsular española), cuando muchos neoyorquinos comenzaban el desplazamiento hacia sus lugares de trabajo, y terminó unas ocho horas después.
El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, declaró el estado de emergencia en varias zonas del estado, incluida la ciudad de Nueva York, poco después de que el temporal comenzara a castigar a la región.
Esa medida permite a las autoridades del estado adoptar decisiones que se antepongan a las de las administraciones locales, así como disponer de poderes especiales para luchar contra el temporal sin necesidad de aprobación legislativa.
"No es una tormenta de nieve normal, es una tormenta de nieve en la que hay vientos de gran velocidad, que crean una situación grave", afirmó Cuomo en una rueda de prensa.
"Es casi imposible limpiar las carreteras"
Según datos oficiales, en puntos como Central Park de Manhattan cayeron unos 20 centímetros de nieve hasta primera hora de la tarde, mientras que en el condado de Suffolk, en Long Island, la zona más expuesta, llegaron a caer hasta 35 centímetros de nieve.
El temporal de nieve coincide con fuertes vientos y rachas de hasta 100 kilómetros por hora, lo que representa un problema grave para los equipos que están trabajando en las calles y en las rutas para quitar la nieve.
"Es casi imposible limpiar las carreteras cuando tienes esas rachas de viento, que vuelven a traer nieve sobre las rutas", afirmó Cuomo.
Aunque la nevada haya parado a media tarde, el viernes y el sábado se espera una brusca caída de las temperaturas, lo que han destacado tanto Cuomo como De Blasio para resaltar los riesgos adicionales.
Las previsiones indican que la sensación térmica puede llegar hasta los -29 grados Celsius, por las bajas temperaturas y los vientos helados, especialmente el viernes por la noche y en la madrugada del sábado.
El aeropuerto JFK, uno de los principales puntos de entrada a EEUU, decidió suspender sus operaciones y había cancelado casi 500 vuelos con origen y destino a esa ciudad. También quedó cerrada la terminal de vuelos nacionales de LaGuardia, con más de 600 vuelos cancelados.
El aeropuerto de Newark, en el estado de Nueva Jersey, que también sirve a Nueva York, se mantenía abierto porque está más lejos de la zona del impacto, pero este jueves había cancelado más de 1.000 vuelos programados.
El metro suburbano de la ciudad de Nueva York, que utilizan a diario seis millones de personas, se mantuvo abierto, aunque con notables retrasos, al igual que las líneas de tren de la red de cercanías.
De Blasio también decidió declarar una emergencia invernal en la ciudad, que le permite, por ejemplo, retirar con grúas cualquier vehículo que esté bloqueando la calle.
No se ha facilitado cifras de víctimas por el temporal, pero según las autoridades de Nueva York sólo en la ciudad hubo este jueves más de 80 accidentes de tráfico, en su gran mayoría al chocar vehículos a baja velocidad.
"Estamos ante una severa y peligrosa tormenta de nieve. Todas las medidas de seguridad son necesarias", insistió De Blasio.