El fiscal de la trama rusa, Robert Mueller, interrogó la semana pasada al fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, quien se ha convertido en el primer miembro del Gobierno de Donald Trump en activo en declarar ante los investigadores.

Un portavoz del Departamento de Justicia confirmó que Sessions prestó declaración ante el fiscal especial Mueller, quien examina los posibles vínculos entre miembros de la campaña del presidente y el Gobierno ruso, al que las agencias de inteligencia de EEUU acusan de interferir en las elecciones de 2016.

Esta es la primera vez que se confirma públicamente una entrevista entre Mueller y un miembro en activo del Ejecutivo de Trump.

Al ser preguntado por la prensa en la Casa Blanca, Trump reaccionó al interrogatorio de su fiscal general diciendo: "No estoy para nada preocupado".

Además, el diario The New York Times, que cita dos fuentes informadas sobre el asunto, ha revelado que Mueller interrogó el año pasado al exdirector del FBI James Comey, quien lideraba la investigación sobre la supuesta injerencia rusa cuando fue despedido por Trump.

Según el diario neoyorquino, el interrogatorio a Comey se centró en los memorandos que él mismo escribió mientras dirigía el FBI para documentar los supuestos esfuerzos de Trump por obstruir la investigación sobre los vínculos entre su campaña y el Kremlin para influir en las elecciones de 2016.

Las revelaciones sobre los interrogatorios han vuelto a poner sobre la mesa la posibilidad de que Mueller interrogue a Trump.

Medios locales, como The Washington Post, ya informaron a principios de enero de que Mueller tenía intención de interrogar a Trump "muy pronto, posiblemente en las próximas semanas".

Por el momento, Trump ha evitado aclarar si permitirá que Mueller le interrogue, pero uno de sus abogados, Ty Cobb, afirmó la semana pasada en una entrevista con la cadena CBS que el presidente está "muy ansioso" de sentarse a testificar ya que "quiere poner punto y final al asunto".



Al respecto, The Washington Post ha informado de que Mueller quiere interrogar a Trump sobre su interacción con dos personas: Michael Flynn, que fue su asesor de Seguridad Nacional, y James Comey, cuyo despido provocó una auténtica tormenta política en Washington.

Flynn participó activamente en la campaña de Trump y le asesoró en Seguridad Nacional entre el 20 de enero y el 13 de febrero, pues tuvo que dimitir por haber mentido al vicepresidente, Mike Pence, y a otros altos oficiales sobre el contenido de sus conversaciones con el entonces embajador ruso, Serguéi Kisyliak.

En diciembre, el fiscal especial Mueller presentó cargos contra Flynn y él firmó una declaración de culpabilidad en la que admitía haber mentido al FBI sobre sus contactos con el Kremlin.

Asesores implicados

Según The Washington Post, el interés de Mueller por los despidos de Flynn y Comey indica que la investigación sobre la trama rusa se está centrando en los posibles esfuerzos de Trump y de otros en su Gobierno por obstruir a la Justicia, un delito que a nivel federal está penado con hasta cinco años de cárcel.

Los abogados de Trump están intentando que una parte de la entrevista se centre en preguntas con parámetros muy claros, en vez de en un cuestionario abierto, según el Post.

En su rueda de prensa diaria, la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, aseguró que el Gobierno está "cooperando completamente" con Mueller, pero rechazó comentar sobre "quién puede o no ser entrevistado" en algún momento por el fiscal especial.

Mueller ocupa desde mayo de 2017 el cargo de fiscal especial, un puesto independiente del Gobierno, por lo que se asegura la neutralidad de la investigación de la llamada trama rusa.

La investigación rusa ya ha desembocado en la presentación de cargos contra cuatro personas relacionadas con Trump: Flynn, su exjefe de campaña Paul Manafort, su "número dos" en la campaña, Rick Gates, y el también exasesor George Papadopoulos, que trabajó para el magnate durante las elecciones.

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