El designado por el presidente Donald Trump para dirigir el Departamento de Asuntos de Veteranos de EEUU, el almirante y médico Ronny Jackson, fue acusado este miércoles de beber en el trabajo y extralimitarse al recetar medicamentos, entre ellos opioides, mientras la Casa Blanca defendía su "impecable" historial.
Jackson, que ha ejercido como médico de la Casa Blanca para los tres últimos presidentes estadounidenses, está bajo una creciente vigilancia del Senado, que esta semana canceló su audiencia de confirmación para ser el próximo secretario de Asuntos de Veteranos.
La oposición demócrata en el Comité de Asuntos de Veteranos del Senado publicó este miércoles un informe que resume sus entrevistas con 23 personas que trabajan o trabajaron junto a Jackson, y que acusa al médico de negligencia al recetar medicamentos, de beber en el trabajo y de generar un entorno laboral hostil.
Según el documento, los compañeros de Jackson describieron "múltiples incidentes de borrachera en el trabajo", varios de ellos durante viajes al extranjero.
"En al menos una ocasión, no se pudo localizar al doctor Jackson cuando se le necesitaba porque estaba desmayado en su habitación de hotel. En una fiesta de despedida del Servicio Secreto, Jackson se emborrachó y destrozó un vehículo del Gobierno", indica el informe.
La cadena televisiva CNN y el diario The New York Times han informado, además, de que durante un viaje al extranjero en 2015, Jackson se emborrachó y aporreó la puerta de la habitación de hotel de una empleada estadounidense, haciendo tanto ruido que el Servicio Secreto le advirtió que parara para no despertar al presidente.
"El hombre de los caramelos"
El informe demócrata del Senado también señala que a Jackson le llamaban en la Casa Blanca el "hombre de los caramelos" porque "proporcionaba los medicamentos que quisieran" a los empleados sin rellenar las recetas oportunas.
"Médicos, asistentes médicos y enfermeras han descrito un patrón de recetar Ambien (para dormir) y Provigil (para mantenerse despierto) sin fijarse en el historial de los pacientes" durante los viajes presidenciales en el avión Air Force One, apunta el informe.
El doctor tenía "reservas privadas de sustancias controladas", "se recetaba medicamentos a sí mismo" y en una ocasión proporcionó un "gran suministro" del analgésico opioide Percocet a un empleado de la Oficina Militar de la Casa Blanca, lo que "generó un gran pánico" entre sus ayudantes médicos, según el documento.
"Jackson recetaba medicamentos cuando otros médicos no lo hacían", y otros doctores del equipo de la Casa Blanca se negaban a formar parte de esa práctica, que daba acceso fácil a drogas a "exfuncionarios de la Casa Blanca y en ocasiones a sus familiares".
"Explosivo, tóxico y volátil"
Además, los subordinados de Jackson expresaron al comité del Senado "un constante miedo de represalias", y le definieron como "explosivo", "tóxico", "volátil", "vengativo", propenso a "perder la cabeza por cosas pequeñas" y gritar a sus empleados, además de obsesionado con "avanzar en su carrera a base de pisar a otros".
Ante la creciente polémica, Trump dijo este martes que si él fuera Jackson, se retiraría del proceso de consideración para el cargo de Veteranos porque el camino es "demasiado desagradable".
Pero la Casa Blanca ha intentado defender a Jackson este miércoles, al asegurar que ha superado "al menos cuatro investigaciones independientes sobre su actividad y antecedentes desde que llegó a la Casa Blanca, incluida una pesquisa del FBI que forma parte del proceso estándar para los nominados" a un puesto en el gabinete de Trump.
"En cada una de esas investigaciones, el doctor Jackson recibió alabanzas unánimes de docenas de testigos, y no se descubrieron temas preocupantes", señaló a los periodistas la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, que definió como "impecable" la reputación de Jackson.