Donald Trump cede a la presión y rebaja su postura de "tolerancia cero" ante la inmigración. El presidente estadounidense ha aprobado este miércoles un decreto para afrontar el problema de la separación de los niños inmigrantes de sus padres en la frontera sur del país. Esta medida ha levantado la indignación dentro y fuera de EEUU y chirría incluso entre las propias filas de Trump.
"Queremos mantener juntas a las familias. Tenemos compasión", avanzó el presidente en un encuentro con miembros del Congreso en la Casa Blanca.
Con la nueva orden ejecutiva -equivalente a un real decreto- padres e hijos que consigan cruzar la frontera estarán juntos en el mismo centro de detención durante un tiempo "dilatado", según ha explicado la Casa Blanca.
Este texto legal, aprobado a toda velocidad, da algo de tiempo a Trump para frenar la oleada de críticas que le han acorralado desde que activara esta separación forzosa el pasado mes de mayo.
Pero la nueva medida podría contravenir un acuerdo, conocido como "Flores", al que llegó el Gobierno de Estados Unidos con dos organizaciones humanitarias en 1997 y que establece que los menores detenidos en la frontera solo pueden ser privados de libertad durante 20 días.
En paralelo, el presidente de la Cámara de Representantes de EEUU, Paul Ryan, asegura que el Congreso trabaja a marchas forzadas para debatir y aprobar una nueva legislación sobre inmigración que "contenga" la separación de familias que está aplicando la Administración Trump. "Hemos visto los audios y los vídeos de lo que pasa en la frontera. No creemos que las familias tengan que ser separadas. Y punto", ha zanjado el destacado miembro del Partido Republicano.
Al menos 2.342 niños inmigrantes han sido separados de sus padres entre el 5 de mayo y el 9 de junio, según datos oficiales.